07 Feb El Reina Sofía abre sus puertas al Holocausto Gitano de Ceija Stojka
La presencia de la artista austríaco-romaní, Ceija Stojka (Kraubath, Austria, 1933 – Viena, Austria, 2013) en el Reina Sofía, constituye un testimonio excepcional. No solo debido a su singularidad sino también a su calidad artística, sobre el “porrajmos”: la persecución y el genocidio de la comunidad gitana a manos de la Alemania nazi.
Deportada a los diez años junto con su familia, Stojka sobrevivió durante la Segunda Guerra Mundial a tres campos de concentración, dando cuenta de su triste experiencia cuarenta años más tarde, entre 1988 y 2012…
Esos fueron los años en los que la artista emprendió un intenso ejercicio de memoria mediante la escritura, el dibujo y la pintura
Y ahora la exposición madrileña ofrece un recorrido por el conjunto del corpus artístico de esta prolífica y autodidacta autora, a través de una serie de apartados temáticos con el objetivo de reconstruir las diversas situaciones que tuvo que afrontar.
Nuestra protagonista nació en el seno de una familia gitana lovara, extenso linaje de mercaderes de caballos oriundos de Hungría y afincados en Austria desde siglos atrás.
En las obras que revelan su vida precedente a la guerra, ‘Una vida sencilla de gitanos’ o ’Idilio con granja’, entre otras, vemos escenas coloristas. Pinturas con elementos recurrentes durante la infancia de Stojka como el carromato, las gallinas y los caballos, o la siempre presente naturaleza y sus ciclos.
La velocidad y fuerza de sus pinceladas corresponden a un estilo tan expresivo como narrativo, llegando a espesar el pigmento con arena para dar más consistencia a la materialidad de la pintura y de su gesto…
En 1941, debido al recrudecimiento de las políticas nazis -que por entonces ya incluían la discriminación laboral, formativa y de circulación de la población gitana- el padre de Stojka fue arrestado y deportado al campo de concentración de Dachau.
Mientras, el resto de la familia vivía de forma clandestina en el área forestal de Kongresspark, como nos recuerda por ejemplo ‘Nuestra cuna era el carromato’ y ‘Sin título’, donde apenas se distinguen las miradas aterrorizadas de unas sombras encogidas tras una maraña de hojas y ramas.
Lo curioso es que el reverso de estas pinturas está cubierto por dibujos a tiza y frases de ortografía insegura, en muchas ocasiones de transcripciones fonéticas de quien tuvo prohibida la escolarización.
Por otro lado, sus dibujos caricaturescos, ‘Ahora estais perdidos. Heil – Allá vamos’, documentan el humor feroz de la artista en sintonía con el estilo de artistas como Emil Nolde y otros miembros de la corriente expresionista alemana.
Ceija era la quinta de seis hijos de una familia gitana de religión católica. La familia vivía en un carromato de zíngaros que transcurría los inviernos en Viena y los veranos e los campos. “He crecido libre trabajando duramente”.
Tras la anexión de Austria a Alemania, en 1940-44, los gitanos estaban obligados a registrarse como miembros de otra “raza”
“Tenía 8 años cuando los alemanes se llevaron a mi padre; pocos meses después mi madre recibió una caja con sus cenizas. Más tarde, los alemanes se llevaron también a mi hermana, Kathi. Finalmente, nos deportaron a todos a un campo nazi destinado a los gitanos, en Birkenau. Vivíamos a la sombra del crematorio, que humeaba siempre. Bautizamos el sendero frente a nuestras barracas “la autopista para el infierno” porque conducía a las cámaras de gas”.
En 1945, Ceija fue liberada del campo de Bergen-Belsen y después de la guerra documentó y publicó algunas canciones sobre el Holocausto compuestas por los Gitanos Lovara.
¿Qué más añadir a la vida y a la obra esta artista que vivió junto a “la autopista para el infierno”?
Imaginando cuál habrá sido su esfuerzo para sobrevivir a la persecución nazi y encontrar posteriormente la energía física y mental para expresar su talento artístico, Ceoja Stojka demuestra que es una mujer supervaliente, que se ha rescatado a través del arte.
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