30 Ene Qué es la felicidad y cómo se construye
¿Qué es la felicidad?
“Sí, se puede ser feliz la mayor parte del tiempo. Sí, se puede ser feliz la mayor parte del tiempo, aunque tengas problemas y sí, se puede ser feliz la mayor parte del tiempo, aunque tengas problemas y tus problemas sean lo suficientemente grandes”
Pero… ¿Qué es la felicidad?
Que te toque la lotería, tener un Mercedes o flotar en las aguas cristalinas de Varadero…Ir de compras sin mirar el precio de las cosas, comparte un adosado o tener una casa en la playa.
Cierra los ojos, respira hondo, te pregunto de nuevo ¿Qué te hace ser feliz?
La felicidad no es exclusiva y tampoco tiene requisitos. La felicidad no tienes prospecto, manual de instrucciones y no funciona con prescripción médica. La felicidad es subjetiva, abstracta y difiere dependiendo de quien se trate.
Personalidad, capacidad de afrontamiento, nuestros miedos o las proyecciones que tengamos sobre un acontecimiento. Estas y otras muchas cosas determinan si somos o no felices y en qué grado lo estamos siendo. La felicidad es el enigma por excelencia que ha acompañado a la sociedad a lo largo de la historia del ser humano.
Es un error sentir la felicidad como una obligación. Pero es complicado no hacerlo en una sociedad que nos vende de forma casi inefable la necesidad de serlo.
Aunque suene bohemio, la felicidad se esconde en las pequeñas cosas, se envuelve en lo cotidiano. Volver a entrar en la casa de tus abuelos, entrar rozando los azulejos con las puntas de los dedos y sentir que están fríos, aunque sea verano. El olor a patatas fritas con huevo antes de llegar a tu casa, entrar en una tienda de segunda mano y sentir sencillez y decadencia, al mismo tiempo.
Envolver un paquete del amigo invisible para alguien especial, escribirle la carta a los Reyes Magos, aunque tengas 35 años. Comer Panojitos mientras ves una peli de miedo un domingo por la tarde. Perderte por los pueblos de Portugal, comprar billetes de avión a última hora, ir al médico y que te diga que van bien las cosas.
Sentir que nada está lo suficientemente lejos, sentir que tienes siempre suficientes ganas. El recuerdo de Cuba en tu alma, el anhelo de Inglaterra en tu piel, todo el rato. La insatisfacción que se esconde bajo el agradecimiento. Encender velas que huelan a hogar y abrazar a alguien que te recuerde que estás en casa.
Tomar café un lunes de rastro, defender tus valores, pelear por los tuyos, abandonar la complacencia, poner por delante el valor y el coraje. Un abrazo, el olor a café por la mañana, reírte a carcajadas, que suene “la flaca “en la radio del coche. No poner el despertador, levantarte tarde o acostarte temprano.
El olor a suavizante, una tarde de costura. Quizás la felicidad se asemeje mucho a todas estas cosas, cosas que se encuentran en el día a día, en lo cotidiano.
La mayor parte de nosotros vivimos proyectados en un momento temporal, diferente al que vivimos. Es fácil caer en las trampas del pasado, que la nostalgia y el echar de menos imperen en nuestras emociones cotidianas. Es común en fechas señaladas en el calendario estar más pendiente “de la silla vacía” que de las ocupadas. Y es que es compatible echar de menos con ser capaces de poner en valor, porque entonces viviremos en pérdida constante.
Lo mismo sucede, cuando proyectamos nuestras ganas en el mañana, abandonándonos en un futuro incierto. Y es que no nos damos cuenta de que la vida es eso que pasa mientras estamos esperando.
No nos damos cuenta de que el viaje no es el viaje, sino los días de antes. El viaje es comprar calcetines nuevos, doblar bien el pijama para que quepa la maleta o comprar cartuchos para la cámara de fotos. Es hacer copias de los documentos, atravesar la puerta de embarque, seguir la ruta en la pantalla que hay detrás del asiento del de delante. El viaje en sí mismo no es eso que está por llegar, es eso que tenemos justo delante de nuestras narices y que nos pasa completamente inadvertido.
Pero ¿Cómo paramos la mente? ¿Cómo podemos trabajar eso de la conciencia plena? Siente la taza del café calentita entre tus manos cada mañana, aunque cada mañana sea el mismo café, aunque siempre uses la misma taza.
SIENTE. La segunda clave es AGRADECER. Agradecer del verbo poner en valor
Igual de importante es vivir de forma consiente. Al principio del artículo decía “aunque tengas problemas y tus problemas sean lo suficientemente grandes, sé feliz”. La felicidad es cercana al sufrimiento humano. Sé feliz con esa otra cara no tan agradable de las cosas.
Sé feliz en las treguas, sé feliz cuando la vida te avoque a aminorar el paso, sé feliz cuando sin escoger debas bajar el ritmo ¿Y esto cómo se hace?
Viviendo como seres conscientes y responsables
Observando el sufrimiento humano en los demás y sintiéndote cercano, comprometiéndonos con nosotros mismos y entendiendo el estado de las cosas y con el estado de las cosas me refiero a pensando en que los estados son transitorios (no permanentes) y no generalizando y con esto me refiero a que si una cosa nos va mal o no ha salido como pensamos no significa que toda nuestra vida sea caos y confusión.
Si queremos ser felices necesitamos ser parte de la realidad que nos envuelve. Necesitamos preguntarnos ¿Qué quiero y qué necesito? Necesitamos pararnos dentro de esta sociedad mecanizada, artificial, hierática e irresponsable. Necesitamos tomar decisiones, posicionarlos, decir que no cuando no estamos de acuerdo.
Vivimos en una sociedad que nos arrastra hasta el punto de la deshumanización. Pasar tiempo con la gente que nos importa, es una forma de sentir lo que somos y qué queremos. Haz eso que te llena el alma, con esa persona que te llena la vida.
La felicidad se ha convertido en la búsqueda del tesoro del ser humano
¿Acaso la felicidad no es más que vivir en plenitud con quién eres y con lo que haces? ¿No consiste en tener la libertad de escoger y hacerlo en conciencia y consecuencia? ¿Acaso la felicidad no es eso que sientes cuando le pones el alma a lo cotidiano?.
Cuando tu estado emocional no está determinado por los demás, cuando no haces con base en lo que se espera, cuando dejas de necesitarlo todo, ¿para necesitar solo un poco o casi nada?… ¿Acaso eso no es ser feliz?
Mucha actitud, predisposición sin límites y ganas de serlo, para ser feliz
Y a ti ¿Qué te hace ser feliz?
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