05 Dic La moda… El leivmotif de la diseñadora, Esther García
Comencé en el mundo de la moda por casualidad; y aunque fue mi sueño desde pequeña, nunca me dediqué a ello, de manera profesional hasta el año 2010.
Estudié comunicación audiovisual porque sentía una gran admiración hacia mi hermana mayor, ya que ella cursó sus estudios de periodismo y hoy en día es directora en televisión, y un auténtico ejemplo a seguir.
Me dediqué al mundo de la tele durante años pero en octubre del año 2010, fui a la boda de mi tío y mi hermana me pidió que le hiciera un tocado con los materiales de la antigua mercería de mi madre, y gustó muchísimo.
Tengo que reconocer que nunca había hecho ninguno pero me empezó a “picar el gusanillo” de nuevo y la moda empezó a despertarse dentro de mí. Así que decidí dejar mi trabajo en programas de televisión y dedicarme a lo que de verdad me gustaba: LA MODA.
Así que volví a mi ciudad natal (El Puerto de Santa María) y dejé atrás Madrid, mi casa, mi vida y mi televisión. Iniciaba así una nueva vida, que comenzaba desde cero pero en la que estaba dispuesta a cumplir un sueño: dedicarme a la moda y así hice.
De realizadora de televisión pasé a trabajar como camarera de discoteca para poder pagar mis estudios de moda
Creé mi propia marca y rápidamente empezó a triunfar. A partir de este momento comencé a hacer desfiles, a realizar colaboraciones colaboraciones, y los medios ya empezaban a interesarse por mis propuestas y se interesaban por hacerme entrevistas etc…
Pero el gran lanzamiento llegó con el programa de Tele 5, Sálvame. Me invitaron para presentar mis tocados y le puse uno a Jorge Javier Vázquez y salió en todos los zapping. Desde esa imagen en televisión que se hizo viral, hubo un antes y un después… Sara Baras, la Niña Pastori y Lidia Lozano entre otras, lucieron tocados y pamelas diseñadas por mí.
Vestidos y looks aparecían en la revista HOLA, así como y en diferentes programas de televisión… Todo iba viento en popa pero con muchísimo trabajo detrás. Muchas horas y empeño por conseguir dedicarme y vivir de lo que más me apasionaba.
Tengo que reconocer que nunca me rindo y que soy de las que me «tiro a la piscina» aunque esté vacía, pero lo intento y lucho por lo que quiero.
En 2015 decido abrir una tienda en el Centro Comercial Vistahermosa en El Puerto de Santa María
Un local de dos plantas donde podías encontrar desde tocados y pamelas en alquiler y a medida, como looks completos de ropa para invitadas y madrinas como complementos. Pero también contaba con taller propio y en él diseñaba, junto a mi equipo de patronistas y costureras, vestidos de novia, comunión, invitada y madrina.
La tienda iba genial. Venían clientas desde todos los lugares de España y yo, prácticamente “vivía” allí, pero en 2016 nace mi pequeño, la personita más bonita y maravillosa de este mundo, Nacho, mi hijo.
No fue fácil lidiar con ser madre separada, sola y con un trabajo que absorbía todo mi tiempo. Me sacaba leche en la tienda y le dejaba los “bibis” a mi madre. No tuve baja de maternidad ni pude disfrutar como me hubiese gustado de él, pero no podía cerrar porque tenía que mantener una tienda, una casa y a mi «pequeñín».
Hoy en día lo pienso y me da mucha pena no haber disfrutado más de él pero las circunstancias mandaban y me tuve que adaptar. Cuando llegaba a casa y veía su carita, todo el cansancio de un día duro de trabajo, se me olvidaba al verlo.
Seguían las bodas, los desfiles, las entrevistas y mis ganas de seguir creciendo. Abro una web y comienzo a trabajar en un nuevo estilo de marca más moderno… Y cuando estaba en pleno auge llega el dichoso Covid y nos encierran. Se acaban los eventos, las bodas y celebraciones y mi empresa «se va a pique».
Es durante el tiempo de confinamiento, cuando se me ocurre crear una colección de ropa de deporte. Al fin y al cabo, todo el tiempo que pasamos encerrados en casa y que sólo podíamos salir para para hacer ejercicio, no me quedaba otra que adaptarme de nuevo a lo que ocurría para poder sobrevivir.
Mi cabeza seguía “creando” y una nueva idea ocupa todo mi tiempo y esfuerzo: Diseñar una colección baño que lanzaría ese mismo verano.
La verdad es que salió genial pero sobre todo, gracias al apoyo incondicional de amigas, familiares y clientas que apoyaron mi nuevo proyecto. No tengo palabras para agradecerles a todas su confianza.
Poco a poco sobrevivimos a esta dura crisis y voy remontando. Vuelven las bodas pero con restricciones y “mascarillas”, así que me vuelvo a amoldar a las circunstancias, y hago a juego los vestidos con este nuevo complemento, que formaría parte de nuestras vidas una temporada.
En octubre del 2020 recibo un gran consejo que daría a mi vida un giro de 360 grados. Mi padre, que sufría una terrible enfermedad (cáncer) me dijo unas sabias palabras:
“Chica (como cariñosamente me llamaba), no cometas el mismo error que yo y vivas para trabajar. Te llevas todo el día en la tienda y estás perdiendo los mejores años de tu vida y la de tu hijo. Ciérrala y pon un taller privado en casa… La que quiera un vestido ESTHER GARCÍA te buscará donde sea”.
Dicho y hecho. Este gran consejo lo recibí un 3 de octubre de 2020 y el 30 de ese mismo mes cerré, sin pensarlo.
Me mudé de casa y de repente me vi con mi vida “en cajas”. Un salón desconocido para mí, en una casa nueva llena del trabajo de años de una tienda recién cerrada y a rebosar con todas mis pertenencias personales.
No sabía por dónde empezar, sola y con un niño de 4 añitos… Lloré y lloré hasta que me quedé sin lágrimas. Y cuando ya llevaba un rato llorando, pensé: “¿Pero por qué lloras? Si ha sido tu decisión. Pero si soy una afortunada…”.
Así que me sequé las lágrimas y me puse a limpiar, a restaurar muebles, a colgar cuadros etc… y creé mi hogar y mi showroom privado. Por fin me sentí tremendamente orgullosa de haberlo conseguido con “dos ovarios”.
Comencé a citar a mis clientas en mi “nueva tienda privada” y tuvo una gran aceptación
Pero como siempre, mi cabeza no para de “maquinar” y en primavera de 2021, vuelvo a diseñar una nueva colección bañadores y bikinis pero esta vez de una manera muy original.
Tras la pandemia las mujeres no se sentían a gusto con ellas mismas. Algunas no se veían bonitas y para eso estaba yo: Para hacerlas sentir las mujeres más increíbles del Universo. Así que creé una campaña para ellas que se llamaría TODAS SOMOS MARAVILLOSAS.
Ellas serían mis modelos en la nueva colección baño y se sentirían modelos por un día. Sesión de fotos, maquillaje, peluquería, tratamientos de belleza… El casting fue todo un éxito. Unas pruebas a las que se presentaron más de 216 mujeres de toda España y en las que, finalmente elegí a 12 mujeres muy diferentes: altas, menos altas, con pecho, sin pecho, con curvas etc…
Entre ellas estaba la preciosa Débora. Una mujer mujer valiente, luchadora y bella que luce su mejor sonrisa acompañada de su silla de ruedas. Porque todas somos MUJERES MARAVILLOSAS. Hartas de los estándares de belleza, decidí hacer esta campaña. Tuvo mucha repercusión. Tanto que salimos en Canal Sur en Andalucía Directo con todas ellas y resultó ser una experiencia única.
Pasa un verano repleto de bodas y estoy muy contenta pero, tengo que decir que no todo es color de rosa. La vida tiene sus luces y sus sombras, y si en el ámbito profesional todo «iba viento en popa», en el personal tenía una gran pena porque mi padre empeoraba, «a pasos agigantados» por el terrible cáncer de páncreas que padecía desde hacía dos años.
Mi padre era un hombre luchador que se levantaba todos los días con una fuerza y una positividad dignas de admiración. Él siempre me escuchaba y me aconsejaba y en octubre de ese mismo año le hice una gran promesa. Me voy al camino de Santiago y le pido al Apóstol que por favor me dejara a mi padre un poquito más, al menos hasta Navidad.
Esas serían sus últimas fiestas y, milagrosamente se cumplió… Pude disfrutar de él pero nos dejó una mañana del 23 de enero de este año 2022.
Soy muy muy creyente y sé que mi padre me cuida desde ahí arriba; así que tengo la suerte de tener al mejor Ángel de la Guarda…
Poco después, tan solo un par de meses más tarde, mi vida volvería a recibir una sorpresa pero esta vez, una MUY BONITA.
Yo, cerrada al amor por completo después de una terrible ruptura con el padre de mi hijo y alguna relación fallida, una tarde de primavera en Sevilla conocería, por «cosas del destino» a mi maravilloso compañero de vida, a alguien que me devuelve la ilusión y creer en el amor, Pablo Ojeda.
Puedo decir que hoy por hoy soy inmensamente feliz. Tengo un hijo y 2 niñas preciosas de mi pareja que adoro, y juntos conformamos una familia maravillosa. Cuento con amigos, salud, amor y un trabajo que cada día me llena de satisfacciones y felicidad.
Ha sido un camino largo y duro pero he tenido mi recompensa
«La vida da muchas vueltas pero el destino está escrito, con 8 años ya dibujaba bocetos y diseños con mis lápices de colores y ahora son de verdad». Esther García.
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