17 Jul Tecnología espacial. Invertir en el mundo del conocimiento
A finales de 2019 se celebró en Madrid el Congreso del Espacio, un evento en el que el ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, Pedro Duque lanzó el mensaje contundente de que “la inversión en tecnología espacial es rentable”.
Tecnología espacial… Invertir en un bien tangible
El ministro quiso así subrayar la valía de la industria espacial española, su nivel de competitividad y su proyección futura de éxito. Efectivamente, tal y como señalaba Pedro Duque, la inversión en el espacio, a menudo descrita como “la última frontera para los inversores”, está en auge.
Y es que estamos viviendo una nueva carrera comercial que se desarrolla a un ritmo rápido en el que empresas jóvenes e innovadoras están contribuyendo a crear una nueva generación de “mini” satélites que lideran esta carrera.
En 2018, un informe del Bank of América, Merrill Lynch estimó que el mercado espacial que abarca desde la fabricación y el uso de infraestructura, hasta las aplicaciones habilitadas para el espacio, así como teléfonos por satélite y servicios meteorológicos, se cifraba en 339 mil millones de dólares.
En este mismo informe, el banco predijo que este número crecerá ocho veces para 2045, con un área significativa de crecimiento a corto plazo en el uso de satélites para ofrecer banda ancha a aviones comerciales, así como internet terrestre de alta velocidad a los 4 mil millones de personas a nivel mundial que aún no tienen acceso a internet.
En un sector que vale tanto, no es sorprendente que estemos viendo un nuevo tipo de carrera espacial
Si bien se han librado batallas y batallas espaciales históricas entre las superpotencias mundiales, esta nueva ola de inversión se centra en el desarrollo de tecnologías comerciales en lugar de militares.
Esto no es nada nuevo, hemos visto que, durante años, los consumidores de todo el mundo se han beneficiado de Internet, televisión y navegación por satélite, todo alimentado por satélites, pero hay mucho más por venir.
Swarm, una compañía cofundada en 2016 por la doctora Sara Spangelo y el doctor Ben Longmier, ha sido pionera en conseguir la conectividad global con la red de microsatélites más barata del mundo alrededor de la Tierra.
Son satélites tan pequeños que caben en la palma de la mano, los llamados nanosatélites o “cubesats”, mucho más baratos de construir y mucho más fáciles de implementar que los satélites tradicionales, los que en el pasado sólo podían ser fabricados y lanzados por grandes compañías como Boeing o la contratista de Defensa, Lockheed Martin.
Tecnología espacial… Un futuro por descubrir
La citada red de satélites tendría una serie de aplicaciones en ámbitos como la agricultura, energía, transporte terrestre, desarrollo global, envíos internacionales y automóviles conectados entre sí. Por ejemplo, con esta tecnología agricultores de zonas remotas podrían mejorar significativamente el rendimiento de sus cultivos.
Además, estos “microsatélites” también podrían ayudar a mejorar la calidad del aire y el agua, facilitar las comunicaciones de emergencia y monitorear el clima y el cambio climático.
Avances tecnológicos como los mencionados abren la puerta a mejorar las condiciones de vida de todos los que formamos parte de este planeta, sin distinguir barreras o fronteras culturales y por eso es importante que vaya calando la idea en la sociedad de que el bien tangible más seguro para invertir en el mundo es el conocimiento.
El país que más invierte en innovación es aquel que liderará los cambios futuros
Nicole Junkermann es una inversora y emprendedora internacional, fundadora de NJF Holdings, una compañía internacional de inversiones con intereses en capital de riesgo, capital privado y propiedades inmobiliarias.
A través del buque insignia del área de capital de riesgo, NJF Capital, Nicole supervisa una cartera similar en tamaño a un pequeño fondo de riesgo a lo largo de Europa y Estados Unidos, incluyendo los sectores de tecnología punta, fintech y salud.
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