23 Ene Te mereces la vida que deseas
Quiero disfrutar de mi vida y tener mi espacio
Hace unos meses, Maite me dijo: “no quiero que los próximos 20 años sean como los 20 anteriores”. Se quedó en silencio un momento, inspiró y casi gritó: “Quiero disfrutar de mi vida y tener mi espacio”. Esa segunda parte la dijo llena de fuerza, con convencimiento y determinación. Creo que fue el momento en que despertó la verdadera Maite.
Ella, como mujer, y junto con otros muchos roles, tiene bien interiorizado el de ser cuidadora. A lo largo de su vida ha cuidado a hermanos, hijos, marido (y exmarido), padres… Como muchas hemos aprendido, las buenas personas se preocupan por los otros, se dedican a los demás. Sin embargo, nadie le había enseñado que ella, Maite, es una más de los demás, y se merece el mismo cuidado, la misma dedicación.
Detrás de muchas mujeres con baja autoestima hay una creencia terrible: “no me lo merezco”. Y en el caso de Maite, esa creencia estaba soportada también por terribles justificaciones. Ella soñaba con otra vida, una en la que pudiera realizarse en su trabajo y tener tiempo para sí misma, pero se sentía mala persona por desearla. Su diálogo interior, muchas veces de forma inconsciente, era algo así: “No me merezco esa vida porque es egoísta quererla sin tener en cuenta a los demás; no me merezco ganar más dinero porque no he sufrido lo suficiente para conseguirlo; no me merezco más tiempo para mí misma porque no me he sacrificado bastante por mis hijos o por mis padres; no me merezco un trabajo mejor porque no soy tan inteligente y lo que hago no es tan importante; no me merezco que me cuiden o que se preocupen por mí porque tengo que poder sola …” Y así con todo.
Si sientes que mereces menos, entonces recibes menos. Es un autosabotaje, atraes la escasez para ti misma. Maite me lo explicaba muy bien con la frase: “las personas como yo nunca tendremos nada mejor”. Ella se estaba limitando a sí misma continuamente, su pensamiento y sus acciones restringían todas sus oportunidades, no dejaba posibilidad para que nada cambiara y, para colmo, se creía todos los argumentos de por qué era una víctima atrapada en la vida que llevaba.
Maite cambió. Un buen día ya no pudo seguir más como estaba. Se dio cuenta de que se estaba jugando su vida y cambió. Y lo hizo por ella.
Ahora está viviendo sus próximos 20 años como ella quiere. Por las mañanas, cuando se levanta, se dice a sí misma una frase que le encanta de Louise Hay: “Me merezco todo lo bueno, no algo ni un poquito, sino TODO LO BUENO”. Se ha dado cuenta de que no tiene que ser otra persona ni hacer nada para merecerse cosas buenas, se las merece solo por ser ella y estar aquí y ahora.
Ella se ha comprometido consigo misma. Se ha permitido ver su fuerza y su valor, se ha permitido dejarlos salir y compartirlos. Y eso ha tenido un gran efecto en los demás. Desde que se cuida más a sí misma, la aprecian más. Desde que cree en sí misma, todos creen más en ella. Desde que siente que se merece más, recibe más.
Quiero dirigirme a todas las mujeres que son como Maite, a esas muchas mujeres que están llenas de bondad, de talento, de riqueza interior, de fuerza, y también de vida por vivir. Solo quiero que lean esta frase, que se siembre en sus mentes como una semilla con la esperanza de que germine y se convierta en llave del cambio: “te mereces la vida que deseas”.
No Comments