17 Jun Soñando con mi tierra
¡Qué ganitas de vacaciones! Empieza el calor y ya estamos todos pensando en la playa, en tostarnos al sol, relajarnos con los amigos… Sí, ya se que a todo el mundo no le gusta la playa, otros preferirán la montaña, o la visita al pueblo, o viajar a países exóticos, o incluso quedarse tranquilo en casa, relajado, sin pensar en el trabajo. Está claro que cada uno disfruta las vacaciones a su manera.
Yo aún no tengo el chip de vacaciones activado del todo, ¡y es que aquí en Londres el tiempo está un poco loco! Tan pronto tenemos una semana con sol y bastante calor, como unos días lluviosos y con temperaturas más suaves. Aunque, en honor a la verdad, os diré que en la zona donde vivo llueve mucho menos de lo que imaginaba. Me habían dicho tantas veces que aquí llueve todos los días, ¡que llegué a creérmelo! Pero nada más lejos de la realidad.
Hace unos días hablaba con mis hermanas sobre las vacaciones, ¡me parece increíble poder ir dentro de poco a Punta Umbría (Huelva) Hace cuatro años que no voy a mi playa favorita en verano, ¡y no os imagináis las veces que he soñado con ese momento! Puede parecer exagerado, pero cuando vives fuera de España, echas de menos tantas cosas…
Recuerdo perfectamente mi último verano en Punta Umbría, en el 2012, despidiéndome de familiares y amigos, y preparando todo para mi nueva vida Sudafricana. Durante los tres años que estuve en Durban, cada vez que iba a la playa cerraba los ojos y trataba de imaginarme en mi tierra, ¡pero me sentía muy lejos! Las playas sudafricanas son preciosas, pero me faltaban las conchas de colores para la colección de mis hijas, y los chiringuitos de la playa, y las sardinas a la brasa, y los chocos fritos, y la Cruzcampo fresquita… Pero, sobre todo, ¡me faltaba la compañía de mis amigos de toda la vida!
En Sudáfrica conocí a gente maravillosa, y en Londres tengo la suerte de contar con varias amigas que se han convertido en un gran apoyo para mi pero, aún así, reconozco que vivir fuera de tu país, lejos de familiares y amigos, no es fácil para nadie.
Las madres expatriadas sufrimos mucho porque para nosotras la adaptación de nuestros hijos y el bienestar familiar están por encima de todo, y a veces nos olvidamos de nosotras mismas. Estaréis de acuerdo conmigo en que las mujeres somos un pilar importante de la familia (sin menospreciar a los hombres). Pero no siempre podemos con todo, por esta razón, os doy unos consejos para esos momentos en que nos sentimos un poco cansadas, un poco solas, un poco tristes…
Conocer a gente es muy importante: apúntate a actividades que te gusten, así podrás formarte al mismo tiempo que te relacionas con nuevas personas.
Tomar algo con amigos y charlar es la mejor medicina, y una gran ayuda en los momentos difíciles.
Hacer un poco deporte y tener una dieta equilibrada es fundamental para sentirte bien.
Tratar de dedicar un tiempo todos los días a ti misma: leer, pasear por un parque, escuchar música, etc.
Mantener el contacto con familiares y amigos, aunque estés lejos (a través de las nuevas tecnologías es muy fácil).
Sonreír aunque estés triste, porque está demostrado que sonreír puede ayudarte a sentirte mejor.
A menudo intento aplicarme estos consejos pero, ¿sabéis lo que realmente me ayuda a recargar las pilas? ¡Una escapada a España de vez en cuando! El mes pasado tuve la suerte de irme cuatro días a Huelva, patrocinada por mis amigos. Sí, sí, un grupo de buenos amigos (y mis hermanas), compinchados con mi marido, me dieron la gran sorpresa de comprarme un billete de avión para irme unos días a mi tierra, ¡menudo regalo de cumpleaños! ¡No os imagináis lo que disfruté esos días! Vi la entrada de la Hermandad de Emigrantes y de la Hermandad de Huelva, quedé para tomar café y charlar con mis amigas, salí de cervecitas y tapas, quedé para comer con un montón de amigos… No me faltó de nada, fui incluso a la playa, ¡Y me di mi primer baño! Nunca podré agradecerles lo suficiente el enorme regalo que me hicieron. Gracias a ellos volví cargada de energía positiva, ¡y dispuesta a comerme el mundo!
Y con este buen rollo, mientras me imagino paseando por la orilla de Punta Umbría, me despido deseando que paséis unas buenas vacaciones, que os relajéis, y que disfrutéis al máximo vuestro tiempo.
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