20 Nov ¡Que nada nos pare!… No hay frenos para Mujeres Valientes
No… ¡QUE NADA NOS PARE!
El jueves pasado decidí que era el momento de comenzar: había llegado el momento de poner en marcha mi objetivo de cuidado personal y sostenible. Hacía ya tres meses desde que en mi cumpleaños me regalaron una preciosa bicicleta blanca de aluminio la cual no había tenido tiempo de estrenar.
Me sentía contenta, ilusionada y con muchas ganas de poder cumplir el sueño de utilizar este medio de transporte y contribuir a la mejora del medio ambiente.
Tengo que puntualizar que vivo en una ciudad pequeña sin grandes cuestas y con un carril bici estupendo por el que puedes circular sin necesidad de compartir espacio con los coches.
Mi gozo se convirtió en un pozo nada más empezar a pedalear. Lo que había imaginado como un paseo corto y agradable se convirtió en una auténtica tortura. Cada pedalada que daba me rompía literalmente las piernas.
En un principio pensé que se debía a la falta de fondo tras la calma chicha de los meses estivales ¿tan mal estoy? me preguntaba. Veía a los ciclistas con los que me cruzaba manejando su bici con alegría y comencé a sentirme cada vez peor. Tuve que pararme varias veces tanto en el camino de ida como el de vuelta pues era incapaz de pedalear durante 5 minutos seguidos.
Entonces apareció Pepito Grillo. Y fue, como siempre, implacable. Sus mensajes siempre directos, claros y sin ninguna piedad. Gracias a su “ayuda” llegue a una conclusión final: “la bici no es para mí”.
Cuando estaba llegando a casa me crucé con una persona que al verme arrastrando mi frustración y mi bicicleta me dijo una frase que me permitió ver lo que no había sido capaz de hacer por mi misma: ”menuda faena el pinchazo que tienes en la rueda”
¿Te sientes identificada con esta situación aunque no tengas bicicleta?
El no ser conscientes de nuestros frenos, de nuestros miedos, de lo que tenemos que conocer antes de ponernos en marcha es uno de los errores más frecuentes que observo en las sesiones de coaching.
Hay una corriente de falso positivismo que nos lleva a creer que es suficiente con tener ilusión por llegar a un punto en nuestra vida; fuerza para afrontar los baches que nos encontramos en el camino; constancia para no bajarnos en la primera estación.
La frase que aparece en algunas agendas y tazas de “Si quieres puedes” nos hace sentirnos pequeñas y sin valor cuando no lo conseguimos. Es innegable que es necesario tener unos objetivos claros y alcanzables y que tener un motivo que nos impulse es uno de los factores más importantes para poder alcanzar aquello que nos proponemos.
Sin embargo, no siempre es suficiente. Para abordar cualquier proyecto tanto personal como profesional es necesario un análisis preliminar de nuestras fortalezas y por supuesto de aquello que puede frenar nuestro avance. Y aquí viene la parte más difícil de la ecuación: conocer el origen de nuestras respuestas.
Gracias a la Programación Neurolinguística sabemos que nuestra interpretación tanto del universo (interno y externo ) como de nuestra propia vida depende completamente de lo que experimentamos a través de nuestros sentidos y toda esa información queda almacenada en nuestro cerebro inconsciente.
Esta parte que ocupa el 95% del órgano humano más complejo es nuestro gran trastero mental: tenemos todo almacenado aunque no ordenado y eso provoca lo que nos ocurre con los trasteros de nuestras casas: no sabemos lo que guardamos y cuando buscamos algo no lo solemos encontrar.
La función de nuestro cerebro inconsciente consiste en traducir todos estos datos en pensamientos e ideas que regulan nuestras acciones y nuestra conducta.
Esta cualidad del nuestro cerebro nos permite tomar decisiones de forma automática y rápida sin conocer muchas veces los motivos que nos han llevado a esa decisión lo que nos ahorra energía y tiempo.
El problema empieza cuando no analizamos detenidamente aquellas situaciones que nos están haciendo la vida más difícil y lo damos por válidas e inmutables. Y lo peor es que se agrava, se interioriza y se asienta como parte de nuestra personalidad negando cualquier opción de cambio o mejora.
Este es un planteamiento muy común en el área de la comunicación y que pienso que es uno de los motivos que hacen que la presencia de las mujeres en el ámbito público y profesional sea mucho menor que la de los hombres.
Las creencias limitantes que (sin saberlo) tenemos almacenadas en nuestro interior impiden a muchas mujeres creer en su propio liderazgo personal y ser capaces de decir “no” a peticiones o situaciones no deseadas; a expresar sus ideas y opiniones de forma clara y concisa y a optar por promociones o puestos de relevancia o solicitar aumentos de sueldos o categoría.
Nuestro Pepito Grillo, esa voz interior que nos compara con el resto (sin saber desde donde ha partido cada una), que nos recuerda esas experiencias que guardamos con ahínco (cuando ya ha pasado el tiempo suficiente como para superarlo), que nos muestra siempre el vaso medio vacío (para ahorrar la energía que necesitamos para llenarlo), es nuestra piedra en el zapato.
¿Cómo podemos llegar a esa información? Es esencial hacer un trabajo de campo para poder tener la máxima información posible. Para ello te comparto algunas ideas:
Observación: Conviértete en una espectadora de tu conducta en las situaciones que las que no te sientes cómoda. ¿qué ocurre cuando no conozco a nadie? ¿cómo me siento al hablar en público? ¿qué es lo que más me cuesta en las reuniones sociales?
Análisis. Los anclajes que tenemos se deben siempre a una situación que hemos vivido. Si lo pasas mal cuando hablas en público es muy probable que hayas vivido en el pasado una experiencia negativa y quieras evitar que se repita por lo que minimizas tus intervenciones. Ser tímida o vergonzosa no es un motivo para no hablar en público. Es bastante frecuente que muchos grandes actores y actrices confiesen haber trabajado su timidez gracias a la exposición ante la audiencia.
Pedir feedback: Nuestra área ciega es una de las cuatro partes que nos enseña la Ventana de Johari, una de mis herramientas de psicología preferida que se utiliza para promover el desarrollo personal y el crecimiento emocional.
Preguntar a personas de confianza cómo nos ven en ciertas situaciones nos puede dar mucha información que no somos capaces de ver desde nuestra perspectiva.
Modificar creencias: Para dar nuevos mensajes a nuestro Pepito Grillo es necesario trabajar con sesiones de coaching para cambiar nuestras creencias limitantes en otras que nos potencien.
La comunicación es una de las habilidades de interacción social de nuestra inteligencia emocional más esenciales para tener una mejor relación con nosotras y con el entorno que nos rodea.
No es necesario ser empresaria o conferenciante para necesitar una buena comunicación que nos permita hacer brillar el diamante que todas las personas tenemos dentro.
A veces la solución está muy cerca: En mi caso los frenos desaparecieron con una nueva cámara de aire.
¿Quieres eliminar tus frenos?
Soy Ana Lara Moon… Y te ayudo a encontrar el diamante que llevas dentro.
Gabriel
Posted at 10:20h, 20 noviembreMuy interesante da que pensar