28 Sep Profesora… Una profesión de valientes
El mes de septiembre va llegando a su fin, las hojas de los arboles comienzan a caerse y mi barrio va dejando paso a un bonito otoño que me permite disfrutar de preciosos paseos. Sin embargo, ya no tengo tanto tiempo para disfrutar de las largas caminatas que tanto me gustan.
Mi nuevo puesto de trabajo como profesora me exige tanto tiempo, que empiezo a pensar que necesito días de 48 horas
Desde que comencé el 1 de septiembre, son muchos los familiares y amigos que me preguntan cómo me va esta nueva etapa. Y, sinceramente, siempre empiezo diciendo lo mismo: “estoy A-GO-TA-DA”.
Me levanto muy temprano, me acuesto muy tarde, me paso el día preparando clases, corrigiendo cuadernos, asistiendo a reuniones, aprendiendo los diferentes procedimientos que utiliza el centro, intentado recordar los nombres de todos mis alumnos y de los profesores, etc, etc.
Cómo ser profesora y no “morir” en el intento
Sin embargo, mi trabajo también me ha traído muchas alegrías, tantas que compensa con creces lo cansada que me siento. Estoy en un departamento increíble, no puedo tener queja absolutamente de nadie, todos los empleados del colegio son encantadores y siempre están dispuestos a ayudarme en todo.
Estoy aprendiendo muchísimo y me siento afortunada por trabajar en un sitio en el que realmente me siento realizada, me siento cómoda, me siento parte de una gran familia.
Ya voy por mi quinta semana en mi nuevo instituto, y tengo la sensación de que han pasado meses desde que comencé. Aun estoy asimilando la cantidad de información con la que tengo que trabajar a diario, y sueño con la llegada de las vacaciones para descansar un poco y seguir organizando todas mis cosas.
En estos días me acuerdo mucho de esas frases que escuchamos a menudo, como: “que bien viven los profesores” o “se quejarán los profesores con la cantidad de vacaciones que tienen”…
Sinceramente, los profesores necesitamos esos descansos por nuestra salud física y mental. Es imprescindible que desconectemos un poco para volver a resetear nuestro sistema y volver al colegio con energías renovadas. Ojo, que no digo que otras profesiones no sean estresantes, pero ahora mismo me toca escribir sobre lo que estoy viviendo en primera persona.
Nunca he trabajado como profesora en España, ya que mi carrera docente la comencé en Sudáfrica, y la continué cuando llegué a Reino Unido. Sin embargo, tengo muchas amigas profesoras españolas con las que hablo de las diferencias y similitudes con la educación aquí y allí.
Voy a hacer un breve resumen para que entendáis cómo funcionan los institutos en este país
Para ello voy a basarme en mi experiencia personal, utilizando como ejemplo el centro donde trabajo (colegio de secundaria católico de chicas). Obviamente no todos los centros son iguales, yo simplemente explico cómo funciona el mío.
Llego a mi centro todos los días sobre las 8 de la mañana. Soy tutora de un Year 9 (niñas de 13-14 años) y, diariamente, a las 8.30 paso lista y comento con ellas toda la información relevante del día y la semana, como: reglas del colegio, horarios de fotografías escolares o vacunación de la gripe, actividades extraescolares, días y normas de las excursiones, horarios del comedor, etc.
Además, reviso sus agendas para comprobar que están apuntando los deberes y hablamos sobre cualquier tema importante para ellas y para el colegio.
Estas reuniones diarias con mis alumnas suelen durar 10-15 minutos, aunque una vez a la semana dura unos 20-25 minutos.
Toda la información que compartimos con las alumnas viene coordinada por la Jefa de Year 9. Además, cada curso tiene su propia jefa de año que se reúne semanalmente con todos los tutores de ese curso para comentar cualquier tipo de información relativa al colegio y/o las alumnas.
Tras la reunión con mis alumnas de Year 9 acudimos a la Asamblea de ese día (tenemos cuatro asambleas semanales):
- Asamblea de toda la escuela. Ese día todos los profesores acudimos al salón de actos y allí, mientras tocan el piano en directo cantamos el himno del colegio, y la directora nos hace participe de información relevante para todos: profesores y alumnos.
- Asamblea de la casa correspondiente. Los alumnos se dividen por casas (en mi colegio hay cuatro casas, y cada casa tiene el nombre de un santo), como en las películas de Harry Potter. Las alumnas con su buen comportamiento y sus logros académicos consiguen “Merits” durante las clases, que se traducen en puntos para sus casas. Además, cada casa organiza diferentes tipos de actividades para conseguir puntos y dinero, que suele donarse a diferentes ONGs.
- Asamblea del año En mi caso acudo a las Asambleas de Year 9, con todas las alumnas y los tutores de ese curso. Allí la maestra de ceremonias, la jefa de Year 9, es la que dirige la reunión que suele contener información interesante para las alumnas.
- Asamblea religiosa. Un día a la semana acudimos a una pequeña capilla que tiene el colegio para escuchar una breve misa, donde cantamos mientras una alumna toca el piano, y donde escuchamos el sermón semanal.
Para estas Asambleas, los profesores debemos llevar una toga negra, y las niñas deben ir perfectamente uniformadas. Tengo que recalcar que las niñas van perfectamente uniformadas siempre, pero durante estas asambleas se hace especial hincapié.
La organización suele ser muy buena y me llama la atención lo bien que se portan las alumnas en este tipo de eventos.
Tras la asamblea (que suelen durar entre 10-20 minutos), comienzan las clases. Durante un día normal tenemos dos clases de una hora, un recreo de 20 minutos; dos clases de una hora, un descanso de una hora para comer, y dos clases más de una hora.
A continuación comienzan las actividades extraescolares
Los profesores tenemos nuestra ruta de obligaciones semanales en las que vigilamos el recreo o el comedor y, por supuesto, cubrimos las clases de compañeros que no puedan acudir a trabajar. A eso hay que sumarle todas las reuniones, la mayoría semanales, que en mi caso son varias:
- Reunión de la directora con todo el colegio, muy importante e imprescindible. Una semana se hace antes del colegio (sobre las 8.15) y otra semana se hace después (sobre las 16.30).
- Reunión del departamento de lenguas, coordinado por la jefa de MFL (Modern Foreign Languages), e imprescindible para el buen funcionamiento del equipo.
- Reunión de español con la jefa del departamento de español, también muy importante.
- Reunión de PSHE (Personal, Social Health and Economic), una asignatura que imparto, que es algo así como una especie de ética.
- Reunión de la casa a la que pertenezco para coordinar las diferentes actividades e informarnos de cómo van las puntuaciones.
- Reunión de ECTs (Early Career Teachers) con mi mentor para ver semanalmente cómo va mi trabajo, ya que sigo siendo profesora en prácticas durante un par de años.
- Reunión de Year 9 para comentar cualquier información relativa a las estudiantes de este curso, tales como excursiones, exámenes, reuniones de padres, etc.
A todo esto hay que sumarle el tiempo que dedicamos a responder a todos los correos electrónicos, a preparar las clases y a corregir.
Por no mencionar los eventos importantes que van surgiendo, como la semana de las lenguas que estamos celebrando estos días, y que nos trae locos a todo el departamento.
Estamos organizando actividades especiales a las que dedicamos tiempo extra: desayunos españoles (calentitos con chocolate), franceses y alemanes; talleres de flamenco; club de cine en diferentes lenguas; etc.
Además, no puedo olvidarme del tiempo extra que tengo que dedicar a mi formación como profesora en prácticas, que me ocupa parte de mi tiempo, y es muy importante.
Con toda esta información a ver quién dice ahora que los profesores trabajamos poco
Eso sí, aquí en Inglaterra muy pronto tendremos las ansiadas vacaciones escolares. Cada trimestre contamos con un descanso de una semana (en algunos colegios son dos semanas), que nos sienta de maravilla.
Tengo que reconocer que, a pesar de lo tremendamente ocupada que estoy, me siento muy feliz, realizada y afortunada por trabajar en lo que me gusta. Aunque eso no quita que muchas veces esté deseando llegar a casa para darme un paseo relajante con mi perrito.
Sin embargo, creo que todo esfuerzo tiene su recompensa, y espero ver la mía reflejada en mis alumnas dentro de poco.
Fotografía: Francisca Marco
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