21 Sep Pepita Buiza, primera promoción de enfermeras
Es una realidad que los pueblos mineros tienen una vida distinta a los que viven de la agricultura, la pesca u otro tipo de industria. Entre los motivos, el sueldo de los mineros que suele ser algo más alto que el de otros trabajadores así como las pensiones. Algo que resulta comprensible si tenemos en cuenta la dureza del trabajo.
Hablo de un pueblo minero para introducir la historia de mi madre y no podía inaugurar de mejor manera un espacio que se llama, Mujeres de Oro. Mi madre cumplirá en septiembre, si Dios quiere, – espero que quiera- 82 años y nació en La Mina, así llaman los autóctonos a Villanueva del Río y Minas, una localidad situada en las estribaciones de la Sierra norte sevillana con un paisaje de ensueño, regado por la ribera y con un puente enorme que cuando pasa el tren parece de película.
En este pueblo, (que en los años 70 llego a tener el nivel cultural más alto de la provincia -sino que se lo digan al periodista, Enrique García– porque la mayoría de sus jóvenes estudiaban ), crece Pepita Buiza. La familia no podía ser más singular, las mujeres son el centro de la vida: todos los hombres habían muerto: mi abuelo -su padre- en la guerra. Dicen que en el frente republicano en Valencia pero nunca hemos podido enterrarlo. Mi abuela y su hermana se quedan viudas durante la Guerra Civil y las acoge su madre, la bisabuela, en su casa. Las tres sacan adelante, cosiendo, a seis niños, tres de cada hija. !Qué valientes! Y mi madre con estudios. La cuestión es que cuando se hace mayor no quiso ser costurera como todas las mujeres de su casa. Quiere otra cosa. Después de mucho pelear, las Hermanas de la Cruz la preparan y aprueba un examen de acceso a la Cruz Roja.
Ella formará parte de la primera promoción de enfermeras. Para sacar aquello tuvo que trabajar mucho y estar interna en la Cruz Roja los tres años que duró su formación. Eso suponía que, como vivían allí, las llamaban a cualquier hora del día o de la noche. Mi madre ya no volvió nunca más a La Mina, su pueblo, al que siempre añora. No fue fácil terminar Enfermería , pero lo hizo, y acabó su carrera conociendo al hombre de su vida, mi padre, cuya historia es mas sencilla porque su situación económica era mejor y su vida fue más cómoda. Pero volvamos a la vida de nuestra protagonista.
Finaliza sus estudios y eso coincide con la apertura de la entonces Residencia García Morato, hoy Hospital Virgen del Rocío, donde empieza a trabajar y a vivir de nuevo como interna. Allí reside hasta que se casa con mi padre, en la capilla de García Morato (creo que ha sido la única boda que se ha celebrado en esa capilla). Mi madre tiene tres hijas, yo soy la pequeña, y los años siguen pasando, pasan……. A nosotras nos han educado con el tesón y el esfuerzo como bandera y con este consejo permanente: a las mujeres no nos tiene que mantener nadie.
Y la vida sigue hasta que nosotros empezamos a estudiar y sale una ley que obliga a las enfermeras a convalidar el título para pasar a ser Diplomados de Enfermería. Se matricula en la Universidad y tras dos años de estudios, de compaginar las clases con el trabajo y la casa, lo aprueba . Pero ¡qué trabajito! ¿ Saben ustedes lo que suponía explicarle a mi madre con 60 años Ciencias de la Conducta?.
….Este es un ejemplo de la valía de mi madre, pero la mayor ha sido afrontar con entereza la muerte de su nieto de 16, hace ahora casi 7 años. Creo que a los mayores le debemos muchísimo…Yo a ella todo, tanto que no puedo seguir escribiendo.
Hay muchas mujeres de oro. Quieres que las conozcamos?. Escríbenos sobre ellas y ¡serán nuestras próximas protagonistas!
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