08 Mar Mujeres del Circo del Sol… Simplemente singulares
Mujeres del Circo del Sol
El circo… El mayor espectáculo del mundo es un universo en miniatura en el que numerosas personas consiguen hacernos olvidar las tristezas, nos ayudan a recuperar la sonrisa y nos elevan hasta el infinito. Mujeres y hombres que trabajan en un espacio reducido para que seamos felices por unos instantes. Gente que apenas están dos meses en una ciudad cuando tienen que trasladarse a otra para seguir mostrando que el equilibrio que demuestran en esa pista es el de su vida.
Y ahí en el centro de la gran carpa en el génesis del Circo del Sol, tres mujeres nos descubren cómo es la vida itinerante del circo. Una vida llena de luz, color y alegría pero que requiere de un gran esfuerzo y mucha pasión.
Este es el homenaje que desde Mujeres Valientes queremos hacerles a ellas que lo han dejado todo para vivir la gran aventura del circo…
¡Mujeres Valientes…
Bienvenidas al Circo del Sol!
IRENE BOMBÍN... PURA VIDA
Mª José Andrade.- Pero ¿Cuántas nacionalidades hay en el Circo del Sol?
Irene Bombín: Has visto todas las banderas que hay en la entrada: pues cada una de ellas corresponde al número de países que están representados en el Circo del Sol.
Veintisiete… Ese es el número de banderas que se cuentan junto a las puertas de acceso a la gran carpa que recoge y abriga a esta gran familia circense. Veintisiete nacionalidades, el inglés como lengua y una única misión: hacernos felices.
Ella es Irene Bombín. Joven, resuelta, decidida y dispuesta a compartir conmigo cómo siente y vive el circo. Un circo que nos recibe vacío de público, sin el olor característico a palomitas, sin las risas y gritos de los más pequeños y sin la magia que llena una pista que lleva, casi cuarenta años, ofreciendo un circo artesanal.
Irene es la encargada de sala. Ella siempre esta dentro de la carpa controlando que todo salga bien tanto para los que venimos de fuera, como para los artistas y resto de trabajadores. Su trabajo consiste en atender a todos si pasa cualquier cosa. También está de regidora detrás del escenario… Ella es el capitán del barco que va diciendo todo lo que se tiene que hacer y de ella depende que esta gran nao llegue al puerto de la felicidad.
Es la que controla las luces, la música y sus ojos y sus oídos son los ojos y los oídos de los artistas que actúan
Irene es española, concretamente de Valladolid. Una mujer muy joven que con veintiún años y cuando se encontraba estudiando ADE (Grado de Administración y Empresas), decide salir fuera de España con una Erasmus en Bélgica.
“Cambió tanto mi vida el vivir el Erasmus que cuando leí la noticia sobre la cancelación de las becas me emocioné porque para mi fue toda una experiencia tener que buscarme la vida fuera de casa” Vuelve a España y solicita una beca Séneca pero no se le dan y se va a Madrid a terminar la carrera.
Trabaja en diferentes sitios, incluso en el bar de la Facultad pero el hecho de llegar a Madrid en el último año de carrera supone que los grupos estén hechos y que sus compañeras de piso tenga sus parejas “No conseguía tener una vida o amigos… ni nada de nada“.
No recuerda a quién escuchó decir, en la librería en la que estaba trabajando de voluntaria, que “viene el Circo del Sol y ahí siempre salen muchos puestos de trabajo”. No se lo pensó dos veces y comenzó a buscar toda la información para poder solicitar un puesto de trabajo de lo que fuera con tal de trabajar en este lugar “tan especial”.
Adecco fue la puerta y el año de la crisis, 2013, su año talismán para que su solicitud de trabajo “a lavaplatos, a equilibrista o a payasa” se tradujera en un contrato temporal como acomodadora.
“Hablar en inglés, conocer a gente de diferentes países, artistas… una mezcla de cultura, dar sonrisas a los que vienen a vivir el circo… Aquí se trabaja para que la gente se olvide de sus problemas” Lo dice consciente de que es así y porque rememora los atentados de París estando el Circo del Sol en esas fechas: recuerda, con un brillo especial en sus ojos, el primer espectáculo que dieron una semana después de ocurrir los graves atentados… “Si siempre tenemos ganas de abrir puertas y dar sonrisas y hacer feliz a la gente ese día fue muy emocionante. Había que sonreír más que nunca porque todos necesitaban olvidar, al menos durante dos horas, del terror que habían vivido”.
Irene ha sacrificado a su familia. Una familia que fue hasta Madrid para conocer el trabajo de, como ella dice, “esta simple acomodadora“. Un contrato que finalizaba pero al que ella se aferraba para ir hasta a París y al que sus padres se negaban por la vida itinerante que llevaría a partir de ese momento. Se sonríe mientras me cuenta cómo encontraba, en la mercería de su madre, información sobre distintos másteres… “Era como decir: mi niña deja los estudios para irse con el circo”
Pero esta mujer llena de fuerza no se dio por vencida y decidió que no estaba dispuesta a hacer un máster y otro máster, o cursos de especialización porque lo que quería era “¡EMPEZAR A VIVIR!”.. Y se fue a París, a Alemania, a Suiza, a… Se fue al mundo.
MJ.A.- ¿Tiene fecha de caducidad el circo?
I.B.- Algún día me cansaré… Soy joven, me encanta viajar, me gusta mi trabajo pero seguramente llegará el día en el que me quiera quedar en un sitio… No me da miedo pensarlo porque estoy disfrutando la experiencia, estoy feliz con mi trabajo y cuando llegue ese día me dedicaré a otra cosa… No me pesa.
MJ.A.- Pero dejas muchas cosas atrás.
I.B.- Dejas cosas atrás pero encuentras otras nuevas. Cuando llego a Valladolid tengo amigos de siempre pero algunos se han ido a otros lugares. Ahora es distinto, es diferente; ahora mis amigos son los que están en tour o en otros países y son a ellos a los que trato de ver cuando es posible…Ya no echo de menos mi vida en Valladolid.
“Lo mejor del circo… conocer a gente y lo peor… creo que nada”
Irene es un puro un torrente de vida. Es una mujer muy especial y se nota que lleva el veneno del circo en la sangre. Quiere sentir , recorrer el mundo y compartir lo que mejor sabe hacer: VIVIR, VIVIR Y VIVIR.
ELENA ROJO, HABLANDO CON EL CORAZÓN
Elena Rojo es muy tímida o por lo menos es lo parece hasta que te reconoce, con toda la sinceridad que encierran sus palabras, que cuando le hicieron la entrevista para seleccionar personal para el Circo del Sol, les habló con el corazón porque para ella ese trabajo era muy importante.Y lo era… vaya si lo era porque a pesar de haber trabajado en otros circos, el Circo del Sol era el “top” de todos los circos.
También ella ha pasado por otros trabajos dentro del circo hasta ocupar, en la actualidad, el puesto de productora en oficinas. Elena se encarga del transporte y del alojamiento de todos los que componen esta pequeña gran ciudad en miniatura. Un microcosmo en el que viven y conviven ciento veinte personas, que están en tour, más las familias que les acompañan.
Elena apenas aparente los años que tiene, por eso contesta con una sonrisa amplia y sincera que “es la felicidad de estar aquí”. Se nota que es así porque no a todo el mundo, como afirma ella, le gusta ese estilo de vida itinerante… Buscó la estabilidad pero echaba de menos el viajar, los compañeros, el estar de un lado para otro, el tipo de empresa que es y sentir que cuando está en el Circo del Sol “estoy muy feliz“.
Es obligatorio preguntarle, al igual que a Irene, por su familia y es que a pesar de las reticencias que pudieran tener, cuando vieron que estaba bien, que la convivencia era inmejorable y que se sentía realizada, se tranquilizaron y asumieron que la vida del circo era un modo de vida “normal”.
“¿Lo mejor del circo? El tipo de empresa que es, cómo se cuida al trabajador, la humanidad que tiene… El circo es una familia en la que nos preocupamos los unos de los otros… Es una empresa muy justa y con valores acordes a mis principios e ideas”
Mª José Andrade.- Ahora que nos acercamos al Día de la Mujer Trabajadora notas que haya diferencia entre hombres y mujeres?
Elena.- Es triste tener que estar en una empresa canadiense para no notar esa injusticia. Aquí no, aquí no tiene tanta importancia si eres hombre o mujer o si estás capacitado por tu sexo. Va más allá del sexo con el que has nacido. El director del tour es un hombre, en el anterior era una mujer y no creo que tenga importancia; y en cuanto a nivel de técnicos, se ve como un trabajo más tradicional para hombres pero no existe ese problema porque hay bastante igualdad.
Los problemas que tienen otras mujeres en otros trabajos no les resulta ajenos porque “desgraciadamente vivimos en esa sociedad pero me parece muy injusto lo que ocurre por eso estoy muy agradecida de trabajar en un sitio en el que no me tengo que preocupar de ser mujer… Tengo mucha suerte porque no tenemos ese problema”
Cuando le pregunto qué es lo que más echa de menos, sonríe porque le encanta bucear y hay ciudades en las que no puede practicarlo porque no hay mar. Pero para lo que sí tener tiempo es para vivir las ciudades por las que pasa, conocer gente, la ciudad e integrarse en ella. Están el tiempo, lo suficientemente largo como para crearse una vida y ella lo practica en Triana, uno de los barrios más populares de Sevilla.
MjA.- ¿Qué harías si tuvieras un hijo?
E.- Me plantearía la vida para fuera feliz.
MJA.- Y aquí, en el Circo del Sol podrías serlo?
E.- Claro que sí, aquí hay mucha gente que tiene bebes. Al final es un estilo de vida normal y aunque desde fuera se vea extraño, nosotros estamos rodeados de gente que vive aquí, tienen a sus hijos con ellos y van a la escuela como cualquier otro niño… Ahora no es un problema tener un hijo. Yo les digo a mis amigas, cuando me dicen que puede ser un problema el hecho de tenerlo y que esté todo el día viajando, que esos niños van a aprender cosas más diferente a las que yo he podido aprender en mi colegio… No es ni mejor ni peor.
Pasa mucho tiempo sus compañeros que más que eso ya son amigos y no duda en decir que si echara algo de menos no estaría en el Circo del Sol… Le gusta vivir en él y eso se nota por cómo siente el circo, por cómo habla de él y por la manera en la que se expresa y le brillan los ojos cuando dice que ahí, en el Circo del Sol, está la felicidad que ella busca.
DENISE GARCÍA, LA EXPRESIÓN DEL AMOR
Mientras estoy en en pista veo pasar una figura ligera. “Es Denise”, me dice Irene bajito. Denise se desplaza rápida; levita por la soledad de la carpa y en su delgadez hay majestuosidad. Va maquillada y se dirige a la zona de entrenamiento de los artistas para encontrarse con su pareja y marido que es con quien realiza una de los momentos más emocionantes del espectáculo.
Tiene unos rasgos muy exóticos y comienzo a hablarle lento porque creo que no me va a entender. Y, cual es mi sorpresa, cuando al preguntarle de dónde es, me contesta, con la mezcla de los países visitados y los años separada de su tierra, que es de Niebla; un pueblo de la provincia de Huelva… Nos reímos porque ella se ha dado cuenta de lo prudente que estaba siendo y me aclara que no tiene acento de aquí porque “llevo toda la vida dando vueltas por el mundo”.
Si hay alguien que es el circo es Denise. Pertenece a una familia circense. Es la tercera generación y lleva, como ella dice, “toda la vida sin estar en casa”. Toda su vida son cuarenta y tres años que ni su cuerpo atlético, ni su cara representan y que son el reflejo de sentir en sus venas el veneno del lugar en el que ha nacido, se ha criado y ha vivido.
Para ella formar parte del Circo del Sol ha sido una gran alegría. Unos ojeadores vieron su atracción mientras actuaban, ella y su marido en Alemania y les contrataron porque vieron en ellos una escena difícil de igualar. Ellos son pasión, amor… Una momento perfecto que realizan los nativos americanos y que fue escogida para Totem.
Su marido es italiano y al igual que Denise, pertenece la tercera generación del circo. Tienen una hija, Gipsy. Una belleza de once años que se dobla sobre sí misma porque es contorsionista.
Gipsy es una de los veinte niños que viven en el circo con su familia y para ella no es extraña la vida que lleva porque es lo que siempre ha conocido y lo que comparte con sus padres. Gipsy mira a la cámara con la naturalidad de su edad y como si fuera normal lo que hace y la vida que lleva en el circo…
Nunca han tenido casa… Es ciudadana del mundo
Mª José Andrade.- No echa de menos un sitio al que volver?
Denis.- No, porque nunca lo he tenido y lo que no se tiene no se echa de menos.
Mirando a Denise me quedo sin palabras porque su rostro refleja felicidad… Felicidad sin más.
“Lo mejor de vivir es viajar por el mundo, conocer otros países y culturas diferente, muchas lenguas… Yo sé hablar cinco idiomas por estar con mucha gente de distintas partes del mundo y eso creo que es una cosa muy bonita”
Lleva trabajando en el Circo del Sol desde que se creo Totem, hace ahora ocho años y veinte con su pareja… Una pareja con la que tiene conciliar una vida fuera de lo común por el lugar en el que viven, por el trabajo que desarrollan y porque tienen una hija que también comparte con ellos el amor por el circo.
Cuando hablamos del momento en el que se sube sobre una plataforma de apenas 1.8 metros de diámetros, junto a su marido, Denise nos cuenta que es un ritual de amor por lo que el hacerlo con su pareja es casi acercarse a la perfección.
“Lo peor del circo… ¡No sé qué decirte!. Tenemos cosas que no tenemos en otras partes. No es fácil convivir con tanta gente en el mismo sitio pero también eso es un aliciente porque llegas a encontrar una forma de coincidir con todos a pesar de ser tan diferentes. Llevamos mucho tiempo juntos porque estamos aquí casi todo el día. Es bonito porque en lo difícil también aprendemos”
Para Denise es más sacrificio estar en un sitio fijo. Le parece raro encontrarse con las mismas situaciones, las mismas cosas y las mismas gente.
MJA. Tú que tienen un trabajo tan físico
Denise.- Sí mi trabajo es muy físico. Hay quien puede durar más y otros menos, pero como estamos en el Circo del Sol y tenemos la suerte de tener entrenadores que te ayudan a mantener tu físico al cien por cien, puede durar más. También depende de cómo tú te cuides y te mantengas con los ejercicios.
Cuando se apagan las luces y el foco alumbra a Denise y a su marido en la soledad de la pista, en ese acto de amor que ella describía; se vuelven a casar e imagina que tiene veinte años; y siente, de nuevo, “mariposas en el estómago”… Hay momentos que describe como el primer día y aunque esas sensaciones se pasan con los años, ellos tienen la suerte de volverlo a vivir, todos los días, en el escenario; es “como verte por primera vez, como cuando te besas por primera vez, es… otra forma de amor”
No me resisto a preguntarle qué ocurre cuando están enfadados y ella se ríe para contestar con profundidad, que ellos han sido adoptados por los indios canadienses para poder usar todos los elementos sagrados que aparecen en su escena (el bombo y la pluma). Han sido bautizados en la reserva del cantante del espectáculo… Todo es muy espiritual y tiene un sentido que va más allá de lo que vemos cuando estamos al otro lado de la pista. Denise y su marido llevan a cabo un ritual antes de salir al escenario: se abrazan, rezan y “todo se pasa… No hay rabia porque cuando actuamos se va todo. Por eso debería hacerlo todo el mundo”.
Y sí, todos deberíamos hacerlo porque es la única manera de mantener el equilibrio de la vida. Denise y su marido son eso, el equilibro que todos deberíamos imitar para olvidarnos de la rabia, el odio y la envidia… Nunca en tan poco espacio he visto tanto amor, pasión y entrega. No hace falta palabras para expresar lo que ellos nos intenta decir con sus gestos, caricias y miradas; y es que solo a través del amor seremos mejores.
Irene, Elena y Denise son Totem, un espectáculo visual en el que ellas tres representan a las mujeres que apenas nadie ven con el único propósito de hacer feliz a la gente. Ellas son mujeres singulares que ocupan un lugar en el orden de este universo y que consigue, a base de esfuerzo, sacrificio, tesón e ilusión, que esta ciudad flotante devuelva, por al menos dos horas, la alegría de vivir.
Gracias a Lorena Benito por facilitarme todo el trabajo, a Olivier Fillion que me acompañó durante todas las entrevistas y con el que practiqué mi inglés sin vergüenza. A Eloy Elo, el chico de seguridad con el que hablé mientras esperaba en la entrada y que al despedirse de mi me demostró que hay verdad cuando dicen que vuelvas pronto al Circo del Sol… Y gracias, Ale Romero, el director artístico de Totem por ser el sevillano universal que viaja por todo el mundo llevando la bandera del Betis con la firma del equipo de su corazón y a Sevilla en el alma.
Gracias a todos los que han hecho posible que vuelva sentirme como la niña pequeña que, con la boca abierta, deseaba ser mayor para correr tras las huellas mágicas del lugar que representa la felicidad.
VIRGINIA
Posted at 18:29h, 12 marzoLa vida de estas mujeres, su trabajo, la entrevista… todo a medida del evento que lo encierra: ESPECTACULAR! 😉
Mujeres Valientes
Posted at 10:12h, 14 marzoMuchas gracias, Virginia. Los reportajes siempre reflejan lo que hay en la pista, el brillo de los trajes, el trabajo final pero en Mujeres Valientes queríamos dar protagonismo a mujeres que apenas salen y que realizan una labor fundamental para que el mayor espectáculo del mundo sea grande de verdad.