27 Abr Monica Moss…sin artificio
Con esta entrevista he decidido que voy a continuar con la labor que ha iniciado la cantante madrileña Mónica Moss de denunciar la masculinización del lenguaje en su nuevo CD, ‘Forever perras’. Para ella una mujer es “esa mujer que ama, que desea, que ambiciona y que todos los días se levanta a luchar con uñas y dientes por aquello en lo que cree, aún a pesar de que cierto sector de la sociedad todavía la señale y la llame: “Perra, zorra o puta”. Sin lugar a dudas, la artista es fiel reflejo de esa mujer que tanto defiende y que tan bien define.
MV: Han transcurrido casi 3 años desde la publicación de su anterior CD, ‘Moss rules’ ¿Con qué regresa ahora Mónica Moss?
Regreso con más dirección y enfoque. Es cierto que, gracias a ‘Moss rules’, empecé ya a ver cómo se tenían que hacer las cosas y ‘Forever perras’, realmente, tiene una dirección y un enfoque que no tenía ‘Moss rules’. Regreso con más descaro, con mucha más diversión, creo que regreso con una versión muy mejorada de mí misma porque me he permitido ser libremente quién soy. He hecho un disco que me representa como mujer, como artista y como creadora. La verdad es que creo que no hay nada más poderoso en el mundo que permitirse ser uno mismo, entonces, todo eso es ‘Forever perras’.
MV: ¿A qué se refiere exactamente cuando utiliza el término forever perra?
A mí me parece que ‘Forever perra’ define a la perfección, un poco, lo que soy yo y lo que es mi grupo de amistades. Con ésto no pretendo encasillar a nadie, realmente es un disco muy plural. Alguien, después de escuchar ‘Forever perras’, y verme se queda con una idea de lo que es una forever perra, pero bastante plural y abierta. Es lo que me gusta. Pero para mí una forever perra es esa mujer que ama, que desea, que ambiciona, que puede ser femenina o masculina, pero que, sobre todo, le echa esos ovarios y ese coño, me permito decir la palabra coño. Hasta el lenguaje está muy masculinizado y hay muchas cosas que a las mujeres no se les permite, empezando por el lenguaje. Creo que la cabeza tiene que subir con la pasión, con el corazón, y por supuesto con el empaque que nos da el hornito. Una forever perra es esa mujer que ama, que desea, que ambiciona y que todos los días se levanta a luchar con uñas y dientes por aquello en lo que cree, aún a pesar de que cierto sector de la sociedad todavía la señale y la llame: “Perra, zorra o puta”.
MV: En este nuevo trabajo discográfico continúa con su sonido EDM tan característico, ¿cómo decide llevarlo hacia el terreno femenino?
‘Forever perras’ es un disco sin edulcorantes. Quizás me marcó mucho la dirección y el enfoque de querer hacer algo que me definiera a mí, muy mucho, como mujer y a todas las mujeres fuertes y valientes que me rodean. Sí que lo traté todo con una diversidad musical y con una diversidad audiovisual, y lo mismo con la portada, cuando hemos hecho todo lo de las fotografías. Siempre me permito explorar, me permito explorar cosas porque todos, hombres y mujeres, estamos en constante evolución. Ahora estoy haciendo ésto, el día de mañana evolucionaré también, siempre dentro del marco de la electrónica y del dance, pero con todas las influencias que me han marcado a mí toda la vida; pues desde el Jazz-Soul hasta cuando me he ido a trabajar con raperos y he rapeado, todo eso lo paso por la TermoMoss y entonces sale ‘Forever perras’. Es un disco absolutamente libre, libre de prejuicios, libre de postureos… He creado con total consciencia y un poco con esa sabiduría femenina de… Sé que en algunos sectores va a achinar, yo sé que esto tal o… Esto como una chica fina no lo dice… Esto tal… Yo soy así, yo así en la intimidad y no tengo miedo de mostrarlo al mundo. Creo que los roles, a veces, están demasiado constreñidos, sobre todo cuando hablamos de mujeres y más en la música. Parece que ya sólo hay ciertos prototipos y si te sales de A, B y C, se quedan a cuadros. Hay que romper prejuicios y hay que dejar que aflore la diversidad musical, un sonido como el mío, y otros muchos sonidos de gente, que hay haciendo cosas increíbles, permitir que aflore esa diversidad y que aflore un poco la autenticidad y la libertad a la hora de crear, como he hecho yo.
MV: ¿De ahí surgió la idea de fotografiar a varias mujeres de entre 20 y 50 años para la portada?
La idea de esa portada ya rondaba por mi cabeza el año pasado, cuando empezaba a tener un boceto global de lo que era todo el disco. Es cierto que fue muy bonito hacerla, tardamos más de dos meses en fotografiar a un montón de compañeras, amigas, conocidas… De entre 20 y 50 años que nos parecía que tenían ese empaque, ese empuje a la vida… De comérsela y, lo más importante, de levantarse tras las hostias. Todas fueron pasando por mi casa mientras las fotografiábamos. Queríamos hacer un collage diverso, plural… Y atrevido… Mostrar de un modo que no hiriera sensibilidades, pero sí que tuviera la fuerza y el poder para decir: “Mira que distintas somos todas, en complexiones, en cuerpos, en lencería… Pero son distintos modos de sentir y de latir”. Esta portada ha sido muy costosa hasta que ha estado perfecta. Me dedico a todo ésto porque lo voy encontrando todavía más como mujer y creadora a la hora de trabajar y componer, y a la hora de definir. Esto es un proyecto independiente, sin multinacionales detrás, ni sello, autogestiono yo rodeada de un equipo pequeñito pero maravilloso de gente talentosa con la que llevo trabajando bastante tiempo. Entonces, cuando empezamos a ver cómo funcionaba la portada… Empecé a sentir amor máximo. Normalmente estoy en modo: “Amor de 80 a 95%”, es que es verdad, a mí no me mueve nada la ira, si no, no podría crear todo lo que he hecho estos años. Tenía la sensación de que tenía algo bonito y muy poderoso, absolutamente diverso y plural. Aunque no defina a cierto tipo de mujeres, que no tendría por qué hacerlo, obviamente, sí que definía mucho a mi grupo de amigas, al grupo que me rodea y a cierto tipo de mujeres que normalmente son más denostadas por la sociedad, pero que están muy presentes entre nosotras y nosotros.
MV: Cada canción es introducida por una conversación llevada a cabo en su grupo de amistades, ésto las hace más accesibles…
Se trataba de romper formatos. Estamos en un momento de cambio musical importantísimo. Es importante abrir puertas a la hora de crear formatos. Cuando tenía todas las canciones del disco empecé a pensar un hilo conductor. Mis forever perras, cuando quedamos un sábado por la mañana en el centro de Madrid… Esos días que te levantas, te pones tu canción favorita, bajas, entras en la cafetería, ves a tus colegas, que ya te entra esa sonrisa grande, te empiezas a tomar un café y empiezas a contar movidas, a fluir con ellos, con las emociones, cosas divertidas, macarreo, diversión, luego alguna cosa triste… Por ejemplo, las cosas que vamos introduciendo, o la que introduzco yo. Las cosas que me han pasado, que he tenido que vivir con mi madre, que ha estado muy enferma en los últimos años… Esas conversaciones… Me junté con más de cuatro o seis horas… Era una brutalidad. Quería pinceladas espontáneas, absolutamente espontáneas, que pudieran ir hilando todo lo que son los temas del disco hasta la parte del final. Es como que la forever perra empieza de día hasta que cabalga la noche. El broche final de ‘Carmen Oh!’, que es la gran forever perra de la historia.
MV: ¿Cómo decide comenzar a promocionar su segundo trabajo discográfico con un homenaje al personaje de Carmen?
‘Carmen Oh!’ en sí mismo fue un disco. Me llevó parirlo nueve meses. Siempre me ha fascinado el mito de Carmen, siempre. Porque creo que define muy bien la raza española de mujer apasionada que defiende que es libre, aunque ahora estemos un poco retrocediendo a cánones más machistas. Sí que es cierto que la mujer española siempre se ha identificado con esa Carmen peligrosa, esa Carmen que desea, que es todo una avalancha… Tuve la suerte de hacer un curso con gente de distintas disciplinas, enamorados del mito de Carmen que, cuando les conté la idea, se sumaron al equipo rápidamente. Ir a grabar a Sevilla fue una auténtica maravilla. Trabajar lo coreográfico… Yo he bailado toda mi vida… Trabajar la parte actoral con ellos, dirigir a esta gente con tantísimo talento, que algunos son del Ballet Nacional de España… Trabajar con gente tan maravillosa… Fue un disco en sí mismo. Me parecía importante explorar otros caminos porque creo que es un momento en el que todo está cambiando y evolucionando, entonces lo mismo que yo puedo innovar en lo musical, tengo que innovar también en los formatos, sobre todo tengo que, libremente, buscar. Habrá unas cosas que saldrán mejor, habrá otras que estarán peor, otras que llegaran a unos, otras a otros… Pero es importante abrir caminos y crear, fluir. Porque cuando creas una canción es curioso que ya empieza a tomar como una personalidad propia, como si fuera un niño, es increíble. Me apetecía en ‘Carmen Oh!’ aunar lo más grande. Aunar lo más grande era toda la parte de tradición, de las guitarras flamencas, del flamenco, con una cosa tan sumamente opuesta como era el dance. Me parecía que todo esto se podía hilar de alguna manera que tuviera sentido. Para aunar, de algún modo, la parte tradicional, que no tenemos que olvidarnos de quiénes somos, qué música tenemos, la música que nos define, pero mirando el futuro de este sonido también, es muy válido, lo podemos incorporar y lo podemos seguir trabajando en España. Sobre todo que hemos sido pioneros en muchas cosas de la música electrónica, lo que pasa es que en España hay poca generosidad, a veces, entre compañeros. Piensa en Ibiza, o piensa en Valencia…Ha sido muy pionera también en hacer música dance y electrónica. Así que ahí lo mezclé todo.
MV: Aunque con ‘Woololeiu. ¡Que os den por culo!’ vuelve la Mónica Moss de siempre…
El macarrismo. Al final de ‘Moss rules’ empecé a trabajar con una gente que me intentaba ir en una única dirección. Es curioso porque cuando empecé a trabajar en ‘Forever perras’, que ya estaba incluido en el tema de ‘Rumores’, en la cazadora, tenía claro que en este disco iba a permitirme investigar e iba a permitírmelo no sólo en lo musical, iba a permitirme dejar paso un poco a la conciencia social y a ese tipo de temas que normalmente en la electrónica o en el dance no se tocarían pero que a mí me apetecía tocar. Me apetecía también sentirme únicamente una artista completa. No soy una artista prefabricada. Me parecía importante aunar esta parte intensa, tal cual es mi personalidad, con la parte de macarreno juvenil de despiporre y también de diversión, vamos directo a pasarlo bien. Tal cual es la vida fluyendo entre las cosas divertidas, las cosas que nos emocionan, o las cosas que son un poco dramáticas. No quería quitar o restar una parte de mí que es importante. ‘Forever perras’ es el disco que siempre he querido hacer, a día de hoy.
MV: Otro de los temas imprescindibles es ‘Lo que me dé la gana’, ¿es fiel reflejo de todo el proyecto musical?
Me encanta esa canción. Cuando compongo, igual que cuando escribo en el blog, pienso muy muy bien lo que quiero decir. Todo está muy hilado. Me importaba mucho en ese tema reflejar la realidad de cómo la sociedad y la gente que nos rodea no para de ponernos la pierna encima. Era muy importante el rollo de aprender a hacer oídos sordos y hacer una canción que la gente escuchara para motivarse. Sobre todo esa parte del comienzo del principio: “Quieren hacerte creer que no es posible”. ¿Por qué? Porque como seas consciente de tu fuerza y de tu valor… Entonces igual los puedes adelantar. Esta canción va de eso.
MV: Al autogestionarse todo usted, contará con esa libertad…
Sí. A mí, personalmente, ésto no querría que sonara como que me meto con alguien, no me gustan los artistas que pasan toda una carrera haciendo la misma canción. Porque ese es su público y ese es su target… Más que nada porque para mí la música y el audiovisual y todo… Todo forma parte de mi pasión por comunicar a todos los niveles del arte. Lo mismo que evoluciono y crezco como mujer, como persona, lo voy a hacer como artista. Entonces, lo que me interesa hoy, mañana me interesará otra cosa. Lo bueno es que como todo lo he parido yo, no voy a renegar de nada. Aunque veo un ‘No fui yo’ y digo: “¡Ay, madre! Qué pelo llevaba”. Al no haber sido algo que alguien me haya impuesto de fuera, de: “Te vistes así. Cantas esto”, al ser una cosa tuya, lo vas metiendo como a lo largo de un proceso vital, pero a la vez creativo, donde ahora haces ésto y el día de mañana eres libre para hacer otra cosa. Siempre dentro del marco de la electrónica y de este sonido vocal que he ido gestionando todos estos años, que he ido construyendo. Pero lo que tedé la gana hay que hacerlo en la vida, porque es lo más importante que tenemos, ser nosotros.
MV: Usted ha roto todos los esquemas creados en torno a la figura de la mujer en la música, ¿se siente así?
Ese es el gran problema. Cuando tu arte depende del capital, por lo menos del capital tradicional, el arte deja de ser menos arte para convertirse en un producto, dentro de que todos mercantilizamos lo que hacemos. Todos queremos ganar dinero, vivir de ésto, girar… Cuando voy a las juntas de la SGAE, es curioso como no hay casi mujeres. No hay casi mujeres, y mujeres jóvenes, olvídate. Creo que estoy yo. Ese es un gran reflejo de cómo a la mujer se la ha encasillado en el rollo de intérprete, de darle canciones y de ser guapa. A partir de ahí pues hay, a lo mejor, dos o tres roles más, pero desde luego, lo que no hay, es una salvaje que se permita contar cómo está el patio y la realidad de las cosas, que es muy dura. Desde luego pienso dar un gran testimonio de todo lo que he vivido, y de toda la gente con la que me he cruzado en el camino. Porque hay cada cosa terrible que hay que corregir… Que tela marinera…
Fotografías facilitadas por Monica Moss
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