Porque era mi sueño... ¡Por eso lo hice!

Porque era mi sueño… ¡Por eso lo hice!

Porque era mi sueño... ¡Por eso lo hice!
“Aprender inglés era una manera de empezar, de irse de aquel mundo agobiante y estrecho” (Ventanas se Manhattan. A. M. Molina).
La última alarma. El olor a “nada puede hacerme daño”. Su respiración en mi nuca y mi vida empaquetada en poco más de 20 kilos. Lo tenía todo, pero se me habían olvidado los motivos y el orden establecido para lo que, entonces pensé, eran mis necesidades. Se me había olvidado ser feliz y que la virtud estaba en lo sencillo.
Todo empezaba a pesar demasiado: la maleta, las decisiones y los sueños, pero aún así lo hice ” a mí no me gusta vivir a medias” (El mapa que me lleva a ti. J. P Monninger ) y fuE así como seguí adelante. Siempre me preguntaré de donde surgió esa fuerza que me hizo sentir invencible y que me condujo hasta el otro lado del control de seguridad del aeropuerto. Me habían arrancado el alma, me estaban arañando la vida, pero seguí adelante.
Daba igual, estaba lejos; tan lejos que no podría volverme por carretera, como cuando te agobias por las noches pero sabes que todo está cerquita, ahora nada estaba así de cerquita. Olía a Londres. Y recordé que paseamos cogidos del brazo por aquella acera estrecha.

Estaba sola. Seguí adelante

Tuve miedo. Seguí adelante

Hay sitios que siempre serán Polonia en primavera aunque nunca hayamos estado ( Dorchester contigo, aunque no estabas ).

¿ Y por qué te quedas amiga?

Me quedo por Camden Town. Me quedo porque va a nevar (contra todo pronóstico) y no quiero que me coja tan lejos. Me quedo porque no quiero volver a soñar con él y que esté triste. Me quedo porque cuando sueño qué hay pendiente y me detengo, siempre aparece alguien que me lleva en brazos.
Me quedo por las calabazas del 31 de octubre. Me quedo por noviembre, me quedo por puestas de sol como las de hoy. Me quedo por Winchester en invierno, porque quiero más café en Boscombe o poder seguir inventando historias detrás de cada prenda de segunda mano. Me quedo porque esto no es inglés ni trabajo, me quedo porque este es mi sueño, y los sueños de verdad no se abandonan de cualquier forma.
Y me quedo por mis derechos, me quedo por las explicaciones que nunca más nadie volverá a pedirme. Me quedo por los miedos proyectados que nunca más serán míos y me quedo porque yo no tengo temporalidad sujeta a tus prejuicios y roles de género o sociales.
Me quedo porque soy de acabar lo que empiezo y porque esto, hasta ahora, está siendo un poco más de lo segundo que de lo primero. Por eso hoy me quedo.
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Rocío Fernández
rfernandez.diaz87@gmail.com
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