"María La Portuguesa"... La protagonista de la canción de Carlos Cano. Mujeres Valientes

«María La Portuguesa»… La protagonista de la canción de Carlos Cano

"María La Portuguesa"... La protagonista de la canción de Carlos Cano

 

María la portuguesa… Para siempre inmortal por la copla dedicada a ella

 

Una copla basada en un suceso luctuoso haría inmortal a ‘María la Portuguesa’, pero ella, que ni se llamaba María ni era portuguesa, moriría sin saber que la copla de Carlos Cano hablaba de ella, de Aurora Murta Gonzaga, prostituta de lujo y contrabandista.

Antes que Aurora y antes que María, nuestra protagonista, nacida en la localidad onubense de Ayamonte en 1923, fue bautizada como María de los Ángeles. Su madre falleció durante el parto y de su padre nada de sabe.

 

La niña, la que sería conocida como «María La Portuguesa» fue criada por unos vecinos, ella española y él portugués

 

Durante la Guerra Civil y tras un incidente que casi acaba con su vida, el portugués decide cruzar la frontera a su Portugal con su mujer y la niña, que ya tiene trece años. Para no tener problemas con la adolescente, el matrimonio decidió inscribirla con un nuevo nombre, Aurora, y sus apellidos, Murta Gonzaga, y así hacerla pasar como su hija biológica.

Se establecieron en Vila-Real de Santo Antonio, donde sería conocida como Aurora ‘la Española’ o ‘la Salerosa’. De ella decían que tenía una fuerte personalidad, un gran sentido del humor, carisma y un buen corazón.

Con solo diecisiete años se casó con un portugués que trabajaba en los astilleros del puerto y con quien tuvo un hijo. Ella, que ya había comentado que no era mujer de un solo hombre, decidió romper la relación, abandonó a su marido y comenzó a ejercer la prostitución.

Su espectacular cuerpo y su gracejo natural le permitió dedicarse a la prostitución de alto standing. Entre sus conquistas se encontraban jueces, capitanes de barco, políticos o toreros como Ricardo Chibanga, el primer torero negro de la historia.

Ejercía la prostitución en su casa y le gustaba distinguir entre sus clientes y sus amantes. Según sus vecinas, nunca le importó el qué dirán y siempre mandó sobre los hombres que pasaron por su vida. A los sesenta años, cuando comenzó su declive físico, dejó de ejercer la prostitución y de dedicó al contrabando.

 

 

Compraba tabaco, azúcar y mariscos en Portugal y los pasaba a España donde los revendía por un precio bastante superior. Es en esa época cuando conoce a Juan Flores, un contrabandista ayamontino que falleció a manos de la guardia costera portuguesa la víspera del día de Reyes de 1985.

Ese día Juan Flores cargó cuatro cajas de marisco es su patera, en la ribera portuguesa del Guadiana, para venderlas de forma clandestina en las costas de Huelva. En el momento de zarpar apareció una patrulla de guardihnas y uno de ellos le descerrajó dos tiros que terminaron con su vida…

El asesinato se cometió en tierras lusas, por lo que el cuerpo fue trasladado a una morgue de Portugal… Allí el contrabandista no tenía a nadie que velara el féretro, pero una misteriosa mujer vestida de negro, permaneció durante cuatro días  a su lado.

Cuando se autoriza la repatriación la misteriosa mujer de negro rogó a las autoridades que le dejaran subir al transbordador, pero los allegados del finado se negaron… A pesar de ello, cuando el barco atracó en Ayamonte la mujer ya está allí y encabezó el cortejo fúnebre vestida de luto riguroso y con una corona de flores…

 

La mujer misteriosa era ella y ese hecho inspiró a Carlos Cano para componer ‘María la portuguesa’

 

Pocos años después de ese Suceso, Aurora empezó a perder la cabeza y comenzó a padecer el «Síndrome de Diógenes», llenando su casa de perros, gatos y basura. Con ochenta y cuatro años se rompió la cadera e ingresó en una residencia geriátrica de la playa de Manta Rota, donde permaneció hasta su muerte contando anécdotas de su época como prostituta.

 

Aurora, María la portuguesa, falleció en 2011 y muy pocas personas se enteraron de su muerte

 

Aurora Falleció en 2011 y muy pocas personas se enteraron de su muerte. A su entierro en el cementerio de Vila-Real de Santo Antonio, solo asistieron cuatro personas: su nieto, una trabajadora de la residencia y dos vecinas. Aurora se fue para siempre para quedar en el imaginario colectivo, gracias a una copla, un fado… María la Portuguesa.

 

 

 

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Mamen Gil
mamengil@telefonica.net
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