María Callas La Divina

María Callas la Divina

Se trata de la primera gran exposición dedicada a la Divina Callas, que ilustra la extraordinaria carrera artística y la vida de María -en realidad, Anna Maria Cecilia Sophia Kalogeropoulous (1923-1977)- la mujer cuya existencia, acumulada de alegrías y dolores, transcurrió intensamente acabándose demasiado pronto.

Acompañado de emoción, el visitante puede admirar por primera vez los trajes y las joyas así como documentos procedentes de archivos nacionales e internacionales y personal de la Callas.

La apertura veronesa de esta exposición itinerante se ofrece como un reconocimiento al arte de la Divina, que el 2 de Agosto de 1947 debutaba precisamente en la Arena de Verona con ‘La Gioconda’ de Amilcare Ponchielli, una actuación que le daría otro rumbo a su vida,

 

 

La Callas se demostró la mayor cantante lírica de la historia: de padres griegos, nació un 2 de diciembre de 1923 en Nueva York. María durante toda su vida anheló el amor y la familia que no llegó a tener nunca y murió contando sólo 54 años. Se dice que en la música del siglo pasado exista un antes y un después de ella, dada su magnífica calidad en este género.

Una afirmación corroborada por el maestro Francesco Muti: “Era casi una persona inmortal, encarnada en el arte lírico, ha representado para el canto lo que Toscanini ha sido para la dirección de orquesta”. A lo que habría que añadir que la lírica, gracias a su aportación, volvió a ser un arte al alcance de todos, una banda sonora penetrante, por mérito de su excepcional extensión vocal.

Además de su técnica al superlativo, a la Callas artista se la recuerda por su maestría, jamás percebida hasta entonces en un escenario, al fundir excelentemente canto e interpretación.

Hija de un inmigrante griego, María demostró su talento desde pequeñita y sus padres le impusieron  una infancia sacrificada -explotada como una niña prodigio-, sin disfrutar ni de la adolescencia ni de la juventud… quizás por ello se quemó en su deseo, por fin realizado, de locura, de diversión con Onassis, que le transmitía emociones que no había sentido anteriormente.

Tras la separación de sus padres, se trasladó con la madre a Grecia donde inició a estudiar canto en el conservatorio (dedicándose hasta doce horas al día).

Su carrera inició con la Tosca de Giacomo Puccini en Grecia, en 1942, con un éxito estrepitoso.

 

 

Tras la conclusión de la segunda guerra mundial, fue acusada de colaboracionismo por haber cantado con compañías dirigidas por alemanes e italianos, hecho que la indujo a volver a Nueva York, donde reanudó la profesión con dificultades. La sacó de apuros un italiano, el tenor Giovanni Zenatello que en 1947 la contrató para la Gioconda de Ponchielli en la Arena de Verona. Su papel no fue todo lo exitoso que habría merecido, pero le brindó la ocasión para conocer al industrial Giovanni Battista Meneghini, que enamorado de ella le propuso ser su agente. A partir de ahí, su carrera registró una serie infinita de triunfos y María Callas llegó a ser el ídolo de todos los teatros. Ambos se casaron en 1950 en la casa de Arturo Toscanini, conquistándose, así, al director de orquesta más famoso de la época y la Scala de Milán, el teatro lírico más prestigioso del mundo.

Siguieron su interpretación en 7 óperas y el adelgazamiento de 28 kg, que según la leyenda se debió a haber ingerido una solitaria. Lo cierto es que le proporcionó mucha elegancia. Aunque su fuerza seguía siendo su voz: precisa, potente, dramática… única e irrepetible.

Su estrella empezó a precipitar en 1957 cuando conoció al armador griego, una atracción que la indujo a separarse del marido. A partir de 1958 las vicisitudes personales se entrelazaron a las profesionales, con diversas interrupciones de sus espectáculos a causa de la bajada de voz.

A pesar de ello, siguió actuando hasta 1965 sin devolver las continuas traiciones de Onassis, que en 1968 prefirió a la ex primera dama de los EEUU. Un escándalo que provocó a María algunos períodos de depresión que alternaba a momentos de sublime excelencia artística.

Su última tournée mundial se remonta a 1974. Después se retiró en París donde dejó de existir el 16 de septiembre de 1977 por paro cardíaco. Desde hacía tiempo padecía de insomnio lo que la obligaba a depender de somníferos con efectos parecidos a los de los barbitúricos.

Y ahora la Arena de Verona, el anfiteatro romano que acoge un importante Festival Lírico,  la  rememora en el feliz debut de “La Gioconda” celebrándola dignamente como la mayor cantante lírica de la historia y como una mujer auténtica.

 

MARIA CALLAS. The exhibition. Amo Arena Museo . Palazzo Forti

VERONA  (hasta el 18-9-2016). Atenas, Nueva York, París, Ciudad de México

 

La periodista sevillana afincada en Italia, Carmen del Vando, está especializada en arte y ha ejercido como corresponsal de Canal Sur Radio en Roma. Premio «Villa Véneta» convierte sus crónicas en una verdadera obra de arte

 

 

 

 

Carmen del Vando
mjandrade@rtva.es
2 Comments
  • María Garcìa
    Posted at 23:13h, 09 mayo Responder

    Verdaderamente interesante el artículo y reseña sobre la explosión.

    • Foto del avatar
      Mujeres Valientes
      Posted at 18:55h, 11 mayo Responder

      Muchas gracias por su intervención. Carmen del Bando es una periodista especializada con una gran trayectoria y sensibilidad, y que sabe transmitir, como nadie, la personalidad de las protagonistas de sus exposiciones.

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