27 Ene Madre, trabajadora, y ¡expatriada!
Mi vida como expatriada es más “fácil” gracias a mis ángeles de la guarda
La vida de la mujer trabajadora no es fácil. No quiero menospreciar a los padres trabajadores, en absoluto. De hecho me siento afortunada porque mi marido no me ayuda en casa, comparte conmigo gran parte de las tareas del hogar (no todas las mujeres tienen esa suerte).
Pero, siendo realistas, en la mayoría de los casos, la labor de organización es cosa nuestra. Somos nosotras las que solemos decidir la lista de la compra, el menú diario, las actividades extra escolares de nuestros hijos… Por supuesto, a esto hay que sumar las tareas del hogar, más las citas médicas, los cumpleaños de amiguitos (¡menuda vida social tienen algunos niños!), fiestas de pijamas, “play dates” (días de juego en casas de compañeros de colegio), ayuda con deberes, etc.
Cuando además de ser madre, eres trabajadora, la situación se complica aún más. Hay que reducir considerablemente el tiempo dedicado a todas las actividades anteriores, ¡necesitamos días de 48 horas! Nos vemos obligadas a priorizar y, en el mejor de los casos, comenzamos a delegar tareas (tratar que las parejas y los hijos se impliquen en la organización de tareas, en la medida de lo posible, es de gran ayuda).
Pero, si además vives fuera de tu país, la situación a veces es desesperante. Te encuentras fuera de tu zona de confort y, como consecuencia, todo es un poco más difícil pero, no hay que desesperarse: ”a grandes problemas, ¡grandes soluciones!”
Os pongo como ejemplo ilustrativo mi propia vida: hace poco comencé a trabajar como profesora asistente en un colegio de niños con dificultades de aprendizaje. No es un trabajo fácil, de hecho es más duro de lo que imaginaba. Pero si la vuelta al mundo laboral ha sido complicada, ¡no os imagináis cómo ha sido la infraestructura familiar que hemos tenido que montar! El hecho de que mis hijas asistan a colegios diferentes, y que mi horario no coincida con los suyos, es una faena, pero no me quejo, ¡nos organizamos bastante bien! Aquí han tenido que entrar en juego clubs de desayuno, clubs de tarde en el colegio, nanny, amigas, etc.
Aún así, cuando ya lo tenía todo perfectamente organizado surgieron problemas adicionales: mi primer día de trabajo, una de mis hijas tenía colegio y la otra no (aquí no siempre coinciden las vacaciones escolares, suelen ser en las mismas fechas, pero no son exactamente las mismas). Y eso no es todo: cuando llevaba dos semanas trabajando, mi pequeña se puso malita con placas en la garganta y bastante fiebre y, lógicamente, no podía ir al colegio, ¡menuda manera de volver al mundo laboral!
Ante situaciones como estas, intento no desesperarme ni tirar la toalla, lamentarme de mi mala suerte no me ayuda así que, cojo aire, respiro hondo y trató de buscar opciones… La mejor solución, sin duda, es pedir ayuda a nuestra segunda familia. Sí, los expatriados tenemos la suerte de tener una segunda familia en nuestro país de acogida. En mi caso cuento con un grupo de amigas españolas que viven por mi zona (bueno, algunas viven un poco más lejos), que se han convertido en mi apoyo incondicional. Desde que llegué me han ayudado en innumerables ocasiones y, cuando he comenzado a trabajar ellas han sido mis ángeles de la guarda: han cuidado de mi hija, la han recogido en el colegio, me han recomendado a su nanny, me han llevado al hospital, me han llamado constantemente para preocuparse por nosotros… No voy a decir sus nombres, ellas saben perfectamente quienes son, y saben que les estaré eternamente agradecida porque, sin duda, mi vida como expatriada es más “fácil” gracias a ellas.
Siempre he dicho que “quien tiene un amigo, tiene un tesoro” pero, en el caso de las personas que vivimos fuera de nuestro país, ¡este tesoro tiene un valor doble! Y en este sentido, ¡soy inmensamente rica!
Nuestro agradecimiento a Diana por facilitarnos esas fotografías tan maravillosas realizadas por el fotógrafo, Antonio Morano Amarillo
Ana
Posted at 14:39h, 27 eneroGran artículo! Que verdad más grande! Que haríamos todas nosotras sin nuestro círculo de amigas.
Gracias a todas por ser lo maravillosas que sois!
Mujeres Valientes
Posted at 11:45h, 30 eneroPues no podríamos hacer nada. Las amigas no sólo son fundamentales en la ayuda material, que lo son, ellas son la isla a la que llegamos cuando estamos perdidas y la mano que nos agarra para transmitirnos su fuerza. Gracias a todas y a ti por seguirnos.