18 Ene Lluïsa Vidal, la pintora del Modernismo
Lluïsa Vidal..el modernismo en femenino
Se acaba de clausurar la exposición ‘Lluïsa Vidal, pintora del modernisme’, que revelaba una de las pocas mujeres que han dejado su obra en el Museo Nacional de Arte de Cataluña.
Y no sólo, tras la primera experiencia expositiva en femenino (Clara Peeters) desplegada por el Museo del Prado, también el MNAC ha querido homenajear a esta artista con una monográfica, comisariada por Consol Oltra -siguiendo la línea de dar a conocer la obra de los artistas conservada en sus depósitos-, que reúne 70 piezas de Vidal entre pinturas, dibujos e ilustraciones así como algunos bocetos.
¿Quién era Lluïsa Vidal (1876-1918)? Una persona de talento, pero mujer, y en su época pocas mujeres podían destacarse en el arte. Si bien algunas circunstancias le fueron favorables como ser hija del mueblista Francesc Vida, que le transmitió la justa educación para que pudiera mantenerse autonómamente. Así pues, la pintora recibió una sólida formación artística. Cabe recordar que sus profesores de música fueron Granados, Albéniz y Casals y que participaba a las fiestas modernistas organizadas por Rusiñol, un ambiente que le era muy familiar ya que su padre estaba muy introducido en este movimiento al recibir muchos encargos para las construcciones modernistas.
En 1901, Lluïsa se fue a París donde permaneció un año para aprender en una academia mixta (en Cataluña, en sus tiempos, las mujeres no solían participar en las clases de pintura de los hombres).
Hasta que pudo dedicarse a la pintura profesionalmente con gran éxito y hasta llegar a establecer su propio taller, cuando la mayoría de las pintoras realizaban sus obras en casa. De hecho, en 1911 abrió una escuela femenina de dibujo y pintura frecuentada por muchas alumnas.
Se ganaba la vida como retratista y también colaboraba como ilustradora de varias revistas, como ‘La ilustración artística‘ o ‘Feminal‘. La suya fue una vida breve pero intensa pues dejó de existir en 1918, víctima de aquella mortal epidemia de gripe.
Tras su muerte, la Sala Parés montó una gran exposición retrospectiva aunque no pudo impedir que la artista seguidamente cayera en el olvido… Hasta tal punto que ni siquiera la citan en algunos capítulos del Modernismo Catalán.
Un Modernismo en femenino: Vidal pertenece a la segunda etapa del Modernismo (al igual que Nonell), aunque más cercana de la primera etapa, como Ramón Casas o Santiago Rusiñol.
Y por lo menos se libró de entrar en la llamada ‘pintura femenina’, que solía limitarse a las flores y a los bodegones, para optar por la persona, protagonista de sus pinturas, retratando la gente de su entorno. Sus obras sobresalientes plasman la vida diaria de las mujeres: la colada,el cortejo, los momentos de ocio… como ‘Les mestresses de casa’ o inmortalizarlas en sus momentos de intimidad: cosiendo, leyendo.. como ‘Pelando una naranja’. Entre las escenas rituales y de fiestas populares, uno de los cuadros más espectaculares es el titulado ‘El entierro’.
Sus pinturas eligen unas protagonistas femeninas muy lejos de las captadas por sus compañeros, ya que las de Vidal prescinden de cualquier tipo de erotismo, a diferencia de las escogidas por los pintores modernistas.
Vidal siempre huyó de los estereotipos de género, por ello, los críticos queriendo elogiarla, paradójicamente, tachaban su producción de ‘masculina’ y ‘dura’, a pesar de que en su pintura de género presenta con naturalidad la vida cotidiana de la condición femenina.
Lluïsa se preocupaba por la situación de la mujer: colaboraba con la revista ‘Feminal’, el máximo exponente del feminismo catalán de entonces y se reunía con grandes intelectuales catalanas de la época, participando en algunas de sendas iniciativas como el Comité Femenino Pacifista de Catalunya, como testimonia el retrato de la escritora Dolors Monserdá de Maciá.
Lluïsa Vidal, una de las pocas artistas presentes en las colecciones del MNAC, se reconfirma otra mujer valiente en el universo del Arte, que contribuyó al enriquecimiento del vasto panorama cultural al alternar su carrera artística con la docencia en una academia femenina de dibujo y pintura, creada por ella. Y con la clausurada cita, vuelve a ser profeta en su tierra.
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