12 Feb La Roldana… Una escultora de cámara en la Corte Española
Se casó sin el consentimiento familiar y se ganó la vida con una profesión en la que pocas mujeres lo habían hecho antes, siendo reconocida oficialmente como la primera escultora española.
Luisa Ignacia Roldán nació en Sevilla a mediados del siglo XVII
Era la quinta de doce hermanos y desde muy pequeña estuvo familiarizada con las maderas y las gubias, pues su padre, Pedro Roldán, era un reconocido escultor. El taller recibía tantos encargos que, además de emplear aprendices, los hermanos Roldán también echaban una mano. Y fue allí, en el taller de su padre, donde conoció al que sería su marido, Luis Antonio de los Arcos, una relación que no era del gusto de su padre.
Como en aquella época una mujer debía permanecer bajo tutela masculina, la pareja tuvo que acudir a los tribunales para declarar que se habían dado palabra de casamiento pero que no podían hacerlo por la oposición paterna.
Tras escuchar a las partes, un mandamiento judicial propició que Luisa saliera de su casa y permaneciera bajo la tutela de otro hombre hasta que se celebrase la boda, un evento al que no acudió su padre. Este hecho fue conocido como ‘el rapto de la Roldana’.
Una vez casados, la pareja decidió establecerse por su cuenta y abrieron su propio taller, al que pronto comenzaron a llegar los encargos de conventos y cofradías.
La fama, sobre todo de La Roldana, que se había especializado en la temática religiosa siguiendo las directrices del Concilio de Trento, que consistía en humanizar el arte de las imágenes para poner la religión más cercana al pueblo, hizo que los encargos llegaran al taller desde todos los rincones de España.
Uno de esos encargos fue el Ecce Homo de la Catedral de Cádiz, primera obra documentada oficialmente de La Roldana
Tras pasar unos años en Cádiz, el matrimonio se instala en Madrid con el sueño de trabajar para la corte, algo que finalmente consigue Luisa, que se convierte en escultora de cámara de las cortes de Carlos II y de Felipe V. Y aunque adquiere notoriedad pública, el matrimonio pasa por muchas estrecheces económicas, pues cobraban tarde y mal.
Aunque hay poca documentación sobre algunos momentos de su vida, se sabe que La Roldana falleció en Madrid el 10 de enero de 1706, poco después de firmar una declaración de pobreza en la que pedía ser enterrada por caridad en la parroquia de San Andrés, siendo su última voluntad que si quedase algo para heredar se lo dieran a su esposo e hijos.
La Roldana ha pasado a la historia como una de las principales figuras del Barroco en la Andalucía del siglo XVII y principios del XVIII
Sus obras está repartidas por iglesias y museos de España, Londres y Estados Unidos y aunque fue reconocida en su época, ha estado en el olvido hasta hace muy pocos años. Ahora, su nombre artístico, La Roldana, da nombre a una asociación que tiene como objetivo rescatar a las artistas olvidadas.
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