08 Jun La dura vida de ser autónoma en la postpandemia
Cómo ser autónoma y no morir en el intento
Hace unos días me comentaba la directora de Mujeres Valientes la fecha de nuestro artículo y nos recordaba que sería el último hasta después del verano. Así que pensé que, en cierta medida, merecía ser especial o, como siempre intentamos, merecía ser útil.
Como muchos ya sabréis, en nuestro despacho, Mateos y Huelga Abogados, no sólo llevamos asuntos jurídicos, sino que además tenemos un área de asesoría contable y fiscal. Y es por ello que, a diario, tenemos tratos con autónomos y pequeños empresarios, además de serlo nosotras mismas, por lo que surgen de continuo las mismas conversaciones.
Para el articulo de hoy vamos a elegir a Verónica, autónoma que tenemos el gusto de tener como cliente en nuestro despacho desde que decidió abrir la baraja de su negocio; pero de verdad que creo que la problemática que voy a exponer puede extrapolarse a cualquier otro autónomo, con independencia incluso de su sexo.
A lo que voy. Verónica llega a nuestro bufete a través de una conocida en común, con la intención de abrir una pequeña tienda. Harta de tener trabajos precarios que, además, no eran en absoluto compatibles con su situación vital, decidió aglutinar su paro, y jugárselo todo a una carta emprendiendo en un pequeño negocio, con la esperanza de tener un futuro mejor para su hijo y para ella
¿Ayudas que recibió?
Absolutamente ninguna. Es más, las administraciones y organismos varios no fueron sino pirañas a las que Verónica, como cualquiera que pretende abrir un negocio, tuvo que alimentar sin descanso, viendo desesperadamente cómo mermaban sus ahorros. Esto me recuerda la viñeta de Justa que publicamos hace poco en nuestro despacho, donde justamente hacía eso: alimentar “pirañas”.
Supongo que no le extrañará a nadie, pues con la que ha caído no ha habido partido alguno que se haya acordado de los autónomos. Para no mentir, en plena pandemia, la Junta de Andalucía ofreció 300 euros en un único pago a los autónomos, y con eso estuvo todo solucionado.
Menos mal que este año hay elecciones, y con la esperanza de captar votantes, la lluvia de millones que se derrocha en cada período electoral ha conseguido calar a la clase baja, y se ha anunciado a bombo y platillo que habrá nuevas ayudas a emprendedores.
Y supongo que ya, hasta dentro de otros cuatro años. Y si te he visto no me acuerdo. Vaya por delante que no se trata de una crítica al partido que actualmente gobierna nuestra comunidad, ni al que gobierna nuestro país. Ni es un intento de ensalzar a ningún otro. Que en asuntos de política, tanto monta, monta tanto. Ninguno me da comer, y por tanto, todos me producen las mismas náuseas.
Como quiera que sea, y por no irme por las ramas, Verónica abre por fin su tienda, y empieza su actividad. Y a partir de aquí, su agonía, como la de otros muchos autónomos, no hace sino crecer. Por un lado está Hacienda, que nos persigue a todos como si tuviésemos millones escondidos debajo de una losa, y en los últimos años ha enviado inspecciones y comprobaciones limitadas a diestro y siniestro, y cuidado si te pone la diana en la espalda, porque es bastante improbable que salgas ileso de ahí.
Para la Agencia Tributaria siempre serás un pirata tramposo. Y si no es piratería cascarle a un autónomo el 21% de IVA y el 20% de sus ingresos netos, y retenerle un 15% de los servicios que le haga a otros profesionales, “que baje Dios y lo vea”.
Si tienes que fraccionar los pagos, tendrás que abonar intereses. Si hacienda tarda en devolverte la renta, es decir, en devolverte lo que te ha quitado de más durante el año fiscal, pues te aguantas, porque hasta el año siguiente no empiezan a correr intereses. Y si fracciones algo, ya sabes que te constará una deuda con Hacienda que impedirá que contrates con cualquier otra administración.
Añade a esto la cuota de autónomo, absolutamente leonina si no es tu primer año, y te sale un gazpacho que pa´qué
Por otro lado, hay que tener cuidado con los precios que pones, pues a pesar de lo cara que está la vida, si no eres dueño de Mercadona o Zara, subir un poco las barras de pan o el café, hará que pierdas clientes. Esos mismos clientes que, aunque pagan más del doble por ciertos productos en Carrefour sin abrir la boca, a ti te van a tomar por un estafador que quiere hacerse de oro a costa suya.
Verónica, en los meses que lleva abierta, nos ha preguntado en varias ocasiones si existen ayudas para esto o aquello, pues tiene ciertas necesidades en su tienda, y las únicas que salieron, de digitalización para solicitar el Kit Digital, se están retrasando mucho más de lo esperado, y por supuesto, mucho más de lo soportable.
Está por ver quién recibe finalmente esas ayudas. El tiempo dirá. El caso es que, de continuo nos dice “chicas necesito esto o aquello, ¿Hay alguna ayuda?” Ya os podéis imaginar la respuesta. Como mucho, y si tu hijo es pequeño, tendrás 100 euros al mes durante los tres primeros años. 100 euros al mes. Eso son, no sé ¿cuatro latas de leche? Y hasta aquí la ayuda. No vamos a entrar ya en el tema conciliación porque simplemente, no es que nos quede mucho camino por andar, es que no hemos empezado ni a gatear.
Y luego está la imagen denostada del autónomo, porque toda España sabe que, en el fondo, somos unos muertos de hambre. Es por eso que cuando Verónica necesitó una nueva casa de alquiler, se dio de frente con decenas de anuncios en los que el propietario avisaba que “Autónomos no”, o peor todavía, quería un inquilino con “nómina de funcionario”.
Mismo problema para que te financien en cualquier sitio, o para comprarte una vivienda. Con esto último el del banco te mira con cara de que le tienes que echar más tabaco. Nuestra sociedad sigue sin asumir que quien verdaderamente crea riqueza en este país, mal que nos pese, no es el trabajo público, por muy necesario que sea.
La riqueza se crea con el sector privado
Y también, mal que nos pese, la gran parte de nuestro tejido empresarial son pequeños empresarios y autónomos. ¿Cómo es posible entonces que en este país se les pise la cabeza de continuo y no pase absolutamente nada?
Verónica, por ejemplo, nos decía el otro día que, como se hace cargo sola de su hijo autista, y además está sola también para ir y venir a los mayoristas por sus productos, y para colmo de males tiene que operarse, estaba pensando en contratar a una chica, que le sirviera de refuerzo para todo esto.
Le hicimos una simulación de la nómina y hasta ahí todo bien. El problema llega cuando le dices lo que por dicha nómina se lleva el Estado. Un auténtico atraco a mano armada que sé de buena tinta que es culpable de que bastantes autónomos no puedan crear empleo, o no creen todo el que quisieran.
Que no siempre es porque sean todos unos negreros. Pero claro, de esto se habla poco, porque a los de arriba les interesa que la culpa la descargue la sociedad en el empresario, que se quiere hacer de oro a costa de sus trabajadores.
Y el esperpento llega a la cumbre cuando, después de tantos esfuerzos, uno ve cómo el país está absolutamente saqueado. Sin ir más lejos, hoy la que firma ha necesitado un pediatra y no ha había uno en toda mi ciudad, salvo el de urgencias hospitalarias.
Dos cursos llevamos pidiendo al ayuntamiento que nos envíe un policía local a la hora de salir y entrar del colegio de mis hijos, porque a pesar de que por esa calle no se puede circular, pasan coches a todas horas. Y no hay agentes disponibles.
Uno no puede acercarse a cualquier oficina pública porque todo hay que hacerlo online. Si prestas servicios para una administración vas a tardar meses o años en cobrar. Estamos sin cobrar el primer trimestre del turno de oficio, verbigracia. Y se os ocurrirán miles de ejemplos como estos que os pongo.
Y de verdad que no creo que el cambio vaya a venir de fuera
No sé cuántas veces hemos hablado con autónomos. Y todos somos de la misma opinión. “El día que los autónomos digamos hasta aquí se cae España”. Por eso esta mañana tuve una conversación en el despacho, al hilo de hacer este artículo, y he intentado reflejar lo que de aquella lluvia de ideas salió.
Todo mezclado, en un intento desesperado de arrancar el grito de ¡AUTÓNOMOS LEVANTAOS!, tan necesario como urgente. Y es que saben los del piso de arriba que no lo vamos a hacer, porque si a un trabajador, una huelga le cuesta el dinero, a un autónomo también, pero además a éste le suma que los gastos de su negocio no van a parar, y por tanto estamos metidos en una especie de rueda de hámster, de la que difícilmente vamos a salir, si no es rompiéndola.
Por eso, por Verónica, y por tantas y tantos a lo largo y ancho de nuestro país. Por mi primero y por todos mis compañeros, quise hacer este último (por el momento) artículo.
Disfruten del verano.
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