20 Feb la Bella y la Bestia… Una historia real en los juzgados
Empezaré aclarando que el título de la publicación no se debe a una historia de amor, no sea que la Bestia se ponga pitosa, que de eso creo que ya ha tenido bastante. La llamo así, en primer lugar, porque era mi película favorita cuando era pequeña (aún recuerdo las tardes en casa de mi querida abuela viéndola), y además porque con la versión de Emma Watson, Bella ha tomado un calibre de mujer revolucionaria y rompedora de esquemas que me ha enamorado. No diré nunca quien es la protagonista de esta historia, ni cómo llegué a conocerla. Es más, diré que sólo es un cuento, una historia para no dormir, porque algo así no puede en la vida real.
En nuestra historia, Bella es una joven abogada, enamorada de su profesión, aunque desencantada con la justicia, en la que rotundamente no cree. Y llega a ella una clienta, a la que llamaremos Eva, con un tema muy delicado de acoso laboral. Voy a ahorraros los detalles, en primer lugar porque son muy escabrosos, y en segundo lugar, porque esta vez, quiero que quien debería ser la protagonista tenga un papel secundario, y poner a Bella en primera línea, por si algún “tiro” da en el blanco, en cualquiera de las dos direcciones.
Pues bien, el caso de Eva recae en un Juzgado con muy mala fama, cuyo titular ha tenido ya alguna que otra queja de bastante gravedad, incluso tuvo que ser trasladado de Juzgado en una ocasión por problemas graves con el personal del mismo. Quien tenga ojos que vea. Todos en la aldea conocen a Bestia. Las otras partes del proceso son poderosas, por situación y economía, así que saben que luchan contra gigantes desde el primer momento.
No voy a detallar las absurdeces del procedimiento antes de llegar a sala, porque son tantas y tan ridículas, que el cuento se convertiría en novela.
Hace un año, cuando debía celebrarse el juicio, las otras partes consiguen que se suspenda porque uno de los letrados se encontraba con gripe. Y se pospone al año en curso. Y un mes antes, el perito psicológico que necesitaba Bella, que siempre ha atendido a Eva, ingresa en la UCI, con una patología grave. Se informa al Juzgado, y pide suspensión. Se niega, y se recurre la decisión. Se vuelve a negar, y no queda otra que entrar en Sala. Daros cuenta de la gravedad de celebrar sin perito porque no existe otro medio posible de demostrar los efectos psicológicos del acoso sufrido.
LA BELLA Y LA BESTIA… ¿HISTORIA O REALIDAD?
Bestia esperaba el acto de juicio como el que espera su minuto de gloria. Llega con la idea de dar palos a Bella y a Eva sin respiro, y si fiscalía se atreve, por un momento, a ponerse de su parte, que reciba también. Nada más entrar en Sala, vuelve a pedirse suspensión. Fiscalía se pone de parte de Bella, considerando el motivo suficientemente justificado, y de paso, indicando que de la petición anterior, y del recurso, no se le ha dado traslado, ocasionando indefensión. Y empiezan las bofetadas. Por intentar mostrar a fiscalía el justificante de ingreso en UCI, y por indicar que el bueno del perito está ingresado.
Bestia insiste en que a pesar de que el informe es claro, (“ingresa en la unidad de cuidados intensivos en fecha … y hasta el día de hoy”), en el documento sólo se indica que pasó por allí. Algo que, sólo con saber leer, se evidencia que no es así. Pero ha decidido celebrar ese día, y nada ni nadie lo hará cambiar de opinión.
Viene la segunda bofetada (metafórica, pero bofetada al fin y al cabo), cuando pregunta Bestia qué día se presenta el recurso. Bella indica que el miércoles anterior, y tras consultar en su expediente la fecha, dice “el día X señoría”.
-“¡Ya me ha quedado claro letrada, no hace falta que lo repita usted más!”
Bella se queda a cuadros, le acaban de preguntar, y sólo por contestar, ahí lleva otra.
Bella indica que se van a desistir de una de las acciones, explicando con meridiana claridad que lo hace porque el letrado anterior inició dos iguales, y no tiene sentido alguno, por lo que sólo se sigue adelante con la primera de esas dos acciones. Pero como no hay más sordo que el que no quiere oír, Bestia insiste durante las casi 6 horas de juicio, en que a saber por qué nos hemos desistido, que si la acción estaba infundada, incluso que “a saber si no estábamos cumpliendo un pacto con la otra parte”. ¡Increíble pero cierto!.
LA BELLA Y LA BESTIA… ¿SÓLO UN CUENTO?
Llama a Eva para preguntarle por unas fechas concretas, y como ve que le cuesta recordar días exactos de algo que pasó hace más de 4 años, afila el colmillo para ponerla nerviosa, y empieza a gritarle, para incluso decirle que la va a acusar de desobediencia. Una chica acosada, mentalmente destrozada, que incluso ha intentado suicidarse, y se encuentra este trato en el Juzgado. Todo el mundo en la sala alucina.
Baste decir que Bestia se limita a inadmitir todo aquello que tiene oportunidad. En los interrogatorios de parte, Bella ve como casi todas sus preguntas son inadmitidas, así que tras cada pregunta, lo mismo:
-“Se inadmite la pregunta”.
-“Protesto señoría”.
Pero es que, además, cuando pide que a una parte se le exhiba un documento, debidamente numerado al aportar en juicio, y claramente indicado, para que no tenga que trabajar mucho al buscarlo, se lo niega, para, acto seguido, admitir lo mismo a los letrados contrarios cuando lo piden por su parte.
Cuando llega la hora de proponer testigos, llega el summun del esperpento. Lo que la Ley indica es que pregunta primero la parte que propone, luego el resto de partes, y acto seguido, si hay algo que aclarar, el Juez. Bestia debe tener una ley particular, porque, tras inadmitir a casi todos los testigos, los pocos que admite lo hace tras preguntar a Bella, no ya para qué los propone (que sería lo normal), sino con la siguiente frase:
– “No, no. Usted dígame qué es lo que le va a preguntar que ya veré yo si le admito o no al testigo”.
Que traducido resulta: “tu dame las preguntas que le vas a hacer, que según me parezca te admito o no la prueba”. Y tras eso, pregunta el primero, para luego inadmitir todas las preguntas de Bella. Pero no sólo esto, es que incluso se permite el lujo de burlarse de los testigos de Bella, produciendo unas risas cómplices con las otras partes, que siguen mermando el ánimo, ya maltrecho de Eva. Todo educación, sin embargo, para los testigos de las otras partes. Y seguimos sumando.
Por no hablar de la prueba documental. Se propone una grabación, por la que Bella lleva meses luchando en el Juzgado, de una hora y media de duración, esencial para probar todo aquello que se viene indicando en demanda, y la inadmite porque, según él, es demasiado larga y eso es abuso de derecho.
Acoso. 6 horas de juicio. Y la grabación se inadmite por ser demasiado larga. Lo nunca visto. Por cierto, que fiscalía es la única parte a la que nunca se le ha dado traslado de la grabación, que lleva casi un año en el Juzgado. Cuando se queja, le dice que está en los autos. Poco menos que decirle, no es mi problema, pásate por el Juzgado cada mes a ver si hay algo de lo que no te has enterado.
Vamos a pensar que es casualidad que las bofetadas (repito que son metafóricas pero que aún les duele la cara a las susodichas) van siempre para Bella, Eva y la fiscalía. Todas mujeres. Pero, como digo, se debe tratar de una casualidad.
Dan plazo de 3 días para presentar conclusiones escritas. Bella llega la primera al día siguiente al Juzgado, tras una noche en la que ha cogido miedo al proceso, incluso se ha planteado si el problema es suyo, si igual no sabe hacer su trabajo. Tiene Bestia el dudoso honor de haberla hecho llorar a moco tendido. Pero llega con paso firme. No la va a ver derrotada.
Entra como un huracán por la puerta, con una voz más alegre que unas castañuelas, y pide la prueba para hacer sus conclusiones. Le informan que la tiene su señoría. Y con la voz en alto y llena de alegría, dice, pues que me las de. Tras ver la prueba, entra en el despacho de Bestia para devolver las carpetas de prueba. Es incapaz de mirarla a la cara. Bella y él se conocen de hace mucho tiempo, de cuando ella era estudiante, y aún sabiendo de su carácter, lo recuerda con cierto cariño.
No es que Bella esperara un trato preferente de él, pero las formas fueron tan brutales que, como decimos, Bestia la ve entrar al grito de “buenas, qué pasa”, y baja la mirada. Se ha acabado el buenos días señoría, el trato servil de otras veces, que sólo servían para endiosarlo aún más y que se pusiera a gritar en medio de la oficina. Y aunque por dentro esté destrozada, no se lo va a hacer ver.
Fiscalía pide traslado de las conclusiones de las partes, para que empiece el plazo a contar por su parte, y poder hacer sus conclusiones debidamente informada. Se inadmite. No esperábamos menos.
Y llega la sentencia. Miles de páginas de autos resumidas en 13 carillas. Cientos y cientos de páginas de prueba documental valoradas en 3 frases: abundante prueba documental. Testificales que ni se valoran, y sólo se indica quiénes eran las personas que declaran. Para desestimarlo todo. Bella queda aún más destrozada. Sólo encuentra una explicación y no quiere aceptarla. No puede valorarse la prueba, y hacer una sentencia de ese calibre.
Y con todo el miedo que le da el procedimiento, se reúne con Eva para decirle que no quiere recurrir, que ya ha tenido bastante. Eva y otras personas con quien ha tenido la reunión logran convencerla. No hemos llegado hasta aquí para nada. Tenemos que seguir. Y se anuncia el recurso en el Juzgado.
Casualidades de la vida. Justo 50 minutos después de aceptar el Juzgado el anuncio del recurso, y sin haber dado traslado a las partes, Eva recibe una llamada de contrario para ofrecer un trato, a cambio de no recurrir. ¿Cómo es posible que se ofrezca ahora un pacto, si no tienen aún noticia, al menos formalmente, de que se vaya a recurrir? ¿Qué ofrecen, si lo han ganado todo?
Y Bella se reinventa. Huele el miedo de la otra parte, y como el ave Fénix, recupera lo que queda de sus cenizas, y piensa: “¿Habéis acabado de pisarme? Pues a correr, que me levantado.”
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