20 Jul Guerra de Yugoslavia… 30 aniversario de lágrimas en la lluvia
Este año se ha cumplido el 30º Aniversario de la Guerra de Yugoslavia. Una guerra atroz, en el corazón de nuestra casa, Europa. Una guerra que se desarrolló mientras aquí, en España, se celebraban los JJOO y la Expo’92 en Sevilla.
Muchos vivíamos de espaldas al terror de todo un país, pero la periodista Aurora Gilabert decidió hacer realidad el deseo de todo profesional del periodismo: Ser corresponsal de guerra.
Y se marchó. Y volvió a los 42 días siendo otra persona, otra mujer y otra profesional… Y el tiempo pasó y un día, hace unos años, le propusimos que escribiera en Mujeres Valientes su crónica vital de aquella guerra anunciada.
Este fue el resultado y así contó, desde el corazón, lo que vio, lo que sintió y lo que dejó… Esta es la crónica de, como bien dice ella, una «autoenviada especial» al centro del horror.
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Me enfrento a un papel en blanco para explicar una experiencia que tuve a los veinte y pocos años. Fue una experiencia profesional, personal, de amor, que emprendí por iniciativa propia, porque mi boca, mi ser interior, mi mente…yo entera, tenía un hambre inmensa de morder la manzana de la vida, de comerme el mundo a mordiscones, de notar cómo se me derramaba por la comisura de los labios todo el jugo de la existencia.
Guerra de Yugoslavia… 30º años de dolor
Miedos profundos, diversos, enormes, redondos, de todos los colores se acumulaban en mi “cabecita”, pero aún así, me dije que aquello era valentía, y que sí, que me gastaba un pastizal en ser “autoenviada especial” a la Guerra de Yugoslavia, el cerco de Sarajevo, año 1992.
Niños mutilados en el hospital
Mis vacaciones de contratada las dediqué a tamaña empresa. Encontré lo peor y lo mejor del ser humano, sin refinaciones, en bruto, con impacto directamente en el corazón.
Trabajé sin descanso, pero muy enamorada de todo. Nunca me había planteado la muerte, el hecho ineludible de que un buen día, sin más, llega la muerte y no hay nada, absolutamente nada en el mundo que lo evite, porque es la ley de la propia Vida.
Niños de Sarajevo durante el cerco de la ciudad
Ese vacío que se abre en los pies, aprender a ser astronauta de la Vida y de la Muerte ¿Y cómo pasar la vida? Desde luego, coger un Ak 49, y pegar tiros, no era la mejor manera.
Y…¿Ser testigo de una guerra?
Y…¿Presenciar el Cerco de Sarajevo?
Porque en el fondo, me creía que aquello se podía parar. Que sin testigos internacionales, que sin prensa independiente, aquello iba a ser más largo, más atroz. Y antes de aquella experiencia, ya había querido participar en una cadena humana de Paz en Irak, para impedir, en 1991, la Primera Guerra del Golfo.
¡Cuanta Paz buscaba dentro de mí, luchando fuera contra la Guerra! Pero entonces, veía valentía, donde había cierta cobardía para tirarme a la piscina de mis agitadas aguas interiores.
Televisión Pública de Bosnia
Sin aquella experiencia no sería la mujer que soy ahora. Bendigo cada minuto de los 42 días que pasé en el Cerco de Sarajevo, viviendo en la Televisión Pública de Bosnia. Bendigo cada bombardeo, cada naranja regalada por los trabajadores de Eurovisión, que iban la mar de bien equipados.
Bendigo cada beso a los niños de las familias refugiadas en aquella TV, las lágrimas en la lluvia. Bendigo cada abrazo, y cada risa, cada instante de Vida y aquellas manos pintadas de rojo que en una cristalera de aquel edificio me revelaron que formaba parte de una gran familia, la de la Humanidad.
Armas apuntando desde una ventana
Aurora Gilabert es periodista y ejerce su profesión en Canal Sur Televisión. Ella fue testigo del Cerco a Sarajevo como “autoenviada” especial de guerra.
Este es el testimonio sincero de una periodista y una mujer muy valiente, y de lo que supuso para ella esa guerra atroz en el corazón de Europa y en el suyo propio.
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