Firmar sin leer... Una imprudencia en tiempos de crisis. Mujeres Valientes

Firmar sin leer… Una imprudencia en tiempos de crisis

Firmar sin leer... Una imprudencia en tiempos de crisis. Mujeres Valientes

 

No sabéis lo que me alegra escribir, de nuevo,  en Mujeres Valientes, y hacerlo desde la tranquilidad de mi despacho, tras poder reabrir y recibir a mi clientes… ¡que ya iba haciendo falta!.

Hoy os hablaré de una de nuestras clientes, a la que como siempre, le cambiaremos los datos, para protegerla de la mejor manera posible. La llamaremos Macarena. Y es de esas mujeres a las que la vida, de repente, le ha dado un vuelco, y de los buenos.

Macarena ha llevado una buena vida siempre, tal vez por ser demasiado buena, tal vez por ser demasiado confiada. Con tres hijos a su cargo, su marido llegó con ella al acuerdo de que se quedara en casa, mientras él salía a trabajar.

Su marido regentaba una empresa de construcciones y durante unos años todo fue bien. Sin embargo, las cuentas y los negocios no eran lo suyo, así que, tras fracasar con su primera empresa y dejar una deuda astronómica en Hacienda y Seguridad Social, tiene que cerrarla.

 

Entonces la convence para que abran una nueva empresa a su nombre, quedando él en la sombra, como contratado con un sueldo mínimo, a fin de evitar embargos

 

Ella en principio es reticente porque nunca ha estado al frente de un negocio, pero su marido la convence para que constituya la sociedad, argumentando que realmente quien seguirá llevando adelante la empresa será él.

Y aquí es donde digo que no sé bien si peca de confiada o de ser demasiado buena, porque su ruina, personal y económica, empieza justamente ahí.

La sociedad se constituye y desde ese momento, Macarena no vuelve a saber nada más de la misma. Todo parece que va bien: viven como una familia de clase media alta, en una casa bastante buena, con dos coches y viajes familiares.

Un día su marido le dice que para que la empresa siga creciendo es necesario que cuenten con otro socio, y Macarena, siempre confiada, no duda en ir al notario y firmar lo que le pongan por delante.

La empresa parece que va bien… Tanto, que Macarena no duda ni un segundo cuando, a pesar del paso de los años, nunca ha tenido que revisar una factura, o acercarse al gestor y ni siquiera ha tenido noticias de si el IVA salía a pagar o no cada trimestre.

 

Pero la vida pasa y, como se suele decir, un día le muestra su lado amargo, y además todo de golpe

 

Resulta que, con la madurez ya bien entrada, a su marido deja de “interesarle” su mujer resultando así que se enamora de una mujer mucho más joven que Macarena y le solicita el divorcio.

Macarena, nuestra clientes, firma destrozada,  con la creencia de que con eso quedaría todo arreglado pero nada más lejos de la realidad.

Pasan los meses y su marido no le pasa absolutamente nada de la pensión alimenticia que le prometió por los niños. Y así es como llega a nuestro despacho. En principio para una ejecución de su sentencia de divorcio. Y lo primero que observamos es que, a pesar de liquidar gananciales, de las empresas que han tenido, no se dice ni absolutamente nada.

 

Con tanta suerte, que a partir de ahí, empiezan a “lloverle” numerosas cartas y notificaciones de deudas 

 

Resulta que su exmarido, junto con su socio, (que por cierto es un conocidísimo delincuente de Andalucía con el que se han abierto telediarios más de una vez), no dudaron en hipotecar dos veces la casa donde Macarena vive con sus hijos, así como pedir varios préstamos personales a su nombre, y por supuesto, dejarlos impagados.

Además por no presentar correctamente las liquidaciones de impuestos o, en su defecto, no pagar, y estando todo a nombre de Macarena, hacienda le reclama una deuda astronómica, embargando su casa por la misma. Y lo mismo ocurrió con la Seguridad Social, a la que, durante años, no se han pagado los seguros sociales de los trabajadores de la empresa.

 

Tampoco se había pagado la hipoteca por lo que el banco estaba a punto de una ejecución hipotecaria

La verdad es que cuesta creer que alguien sea así de confiada, pero cuando la ves,y te cuenta llorando, mirándote a los ojos, que ella no sabía nada, ni firmó nada, que se fiaba de su marido, y que sólo se dedicaba a cuidar de sus hijos y de su casa, no te queda más remedio que creerla.

Y comienzas a preguntarle que cómo es posible que todo eso haya pasado sin que ella se diera cuenta, cuando entre otras cosas, para la mayoría de los hechos se necesita su firma.

 

A partir de ese momento, empezamos a requerir documentación, y a ver que las firmas no son suyas

 

Indagamos un poco y resulta que su marido y el socio eran buenos amigos de un director de sucursal bancaria, e incluso de un notario de la localidad, así que con más o menos facilidad, conseguían todas las financiaciones que querían a nombre de Macarena.

Esto hace que entremos ya en varios procedimientos penales complicados y en uno ante el TEARA, para conseguir eliminar la montaña de deudas que pesan sobre ella.

En estos momentos su exmarido se encuentra en Santo Domingo con su nueva pareja y el socio está “desaparecido en combate”.

Así que, básicamente, los procedimientos se encarecen y la dejan sola ante el peligro. Y Macarena es una señora con edad avanzada como para buscar trabajo sin experiencia ninguna.

 

Firmar sin leer… Una temeridad que se paga muy caro

 

Encuentra algo de camarera, de esos trabajos en los que te dan de alta 3 horas, y trabajas 14, casi sin parar a comer. Tanto es así, que se pone realmente enferma; sus análisis de sangre son alarmantes, y pasa ciertos períodos hospitalizada, tras desmayarse en el trabajo.

El último jarro de agua fría es que, sin saber ella nada, y antes de irse a Santo Domingo, su exmarido abrió una empresa a nombre de su hija de 19 años, y le ha dejado también algún que otro agujero (de menos calado por el corto período de tiempo), con lo que os podéis imaginar la situación.

Nosotras, como hacemos siempre, intentamos ayudarla en todo, gestionando gratis las negociaciones con el banco para que no le interpusieran la demanda de ejecución hipotecaria y conseguirle un alquiler social.

 

Hemos ajustado lo máximo posible los presupuestos y gracias a algo de ayuda de su familia, podrá ir solventando la situación

 

Desde nuestro despacho hemos tenido que darle un “repasito” al Derecho Internacional porque ya podéis imaginaros que no es lo mismo demandar a alguien que viva por ejemplo en Lebrija, que a alguien que esté en Santo Domingo.

Los procedimientos parece que van por buen camino. Iremos con ella, como siempre, hasta el final, para que tanto Macarena como sus hijos, puedan volver a la normalidad, aunque en este caso… ¡sí que será una nueva normalidad!, porque parece imposible que recuperen su nivel de vida anterior.

 

Pero intentaremos que sea una vida digna y, por supuesto, una vida justa para que quien la hizo, la acabe pagando

Espero que el artículo os sirva de utilidad. Para nosotras, nuestros casos siempre son lecciones humanas, con los que aprendemos de las personas y de la vida, y mediante este medio, intentamos compartirlas con todas vosotras.

 

Para que cada vez, seamos más las que abramos los ojos. Para que cada vez, seamos más mujeres valientes.

Tamara Huelga Gutiérrez
tamara.abogados.h@gmail.com
No Comments

Post A Comment

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.