11 Nov Fidela Campiña, la almeriense de la voz de oro
Fidela Ana Josefa Campiña Ontiveros nació tocada con la varita mágica de la música
A los seis años ya recibía clases de solfeo, piano y canto y durante los treinta y cinco años que duró su carrera musical fue reconocida como una de las sopranos más relevantes del panorama operístico internacional del siglo XX.
Fidela Campiña nació el 28 de enero de 1894 en la localidad almeriense de Tíjola, donde su padre trabajaba como recaudador de impuestos del ayuntamiento.
A los pocos años de nacer, la familia se traslada a Madrid y siendo aún muy niña, Fidela comienza a recibir lecciones de piano, solfeo y canto en el Conservatorio de Madrid.
Con dieciséis años debutó en el Teatro Real de Madrid interpretando el papel de Margarita de la ópera ‘Mefistófeles’ y desde entonces participó en todas las temporadas del gran teatro madrileño hasta que doce años después el teatro se ve obligado a cerrar por ruina.
El éxito cosechado en la capital de España le abrió las puertas del Liceo de Barcelona con la interpretación de ‘Aida’, ‘La Bohéme’ y ‘La Africana’. Finalizada la Primera Guerra Mundial se ganó al público de Roma con las interpretaciones de Isolda y Salomé.
En esa época conoce al que será su primer marido, el tenor vasco Jesús de Gaviria y comienza a recorrer los teatros más importantes de Europa: Milán, París, Londres, Amsterdam… A mediados de los años veinte cruza el charco para actuar en el Metropolitan Opera House de Nueva York y durante su estancia en la ciudad de los rascacielos nacería su única hija.
De vuelta a Europa, Fidela Campiña alcanza la culminación de su carrera con la interpretación de Norma en Catania, ciudad natal de Bellini que celebraba el centenario de esta ópera. Fue una de las invitadas estrellas de la Exposición Universal de Nueva York en 1940 y con cincuenta y cuatro años, treinta y cinco de ellos en los escenarios, decidió retirarse de los teatros.
La despedida de Fidela Campiña fue a lo grande, lo hizo en la ciudad italiana de Trieste en 1948 con ‘El ocaso de los dioses de Wagner’
Fidela Campiña fue una de las voces más polivalentes de la ópera española del siglo XX, ya que lo mismo podía interpretar las partes de mezzosoprano, como las de soprano lírico-dramática. Los críticos decían de ella que tenía cuatro ases en la manga que guardaba para las grandes ocasiones:
“voz amplia, dicción impecable, temperamento arrebatador y talento interpretativo”
De fuerte temperamento, algunos la apodaron como ‘La Leonesa’, mientras que otros preferían llamarla ‘La voz de oro’ por su habilidad vocal.
Dicen que estando en la cumbre de su carrera artística viajó a su Tíjola natal y que después de visitar la ermita de la Virgen del Socorro, patrona del municipio, cantó allí mismo, en la puerta, y tal era su voz que se oía en el otro extremo del pueblo.
Tras retirarse de los escenarios, Fidela Campiña se va a vivir a Buenos Aires con su segundo marido, el barítono argentino Carlos María Guichandut, y es allí, en Buenos Aires, donde fallece a los 89 años, recibiendo sepultura en el cementerio de La Chacarita.
En su Tíjola natal, recuerdan a Fidela Campiña con una calle y con un centro cultural que lleva su nombre
Además, hace algunos años, el Ayuntamiento de Tíjola, en colaboración con el Instituto de Estudios Almerienses, editó el disco ‘Las Golondrinas’, un drama lírico en tres actos en homenaje a su hija ilustre y que se puede encontrar en la famosa plataforma de música en streaming ‘Spotify’.
Fidela Campiña fue una adelantada a su tiempo. Una mujer valiente que abrió el camino a otras muchas y que se convirtió en un icono de la ópera por su particular voz y una personalidad que la hizo única.
No Comments