22 May Faro… Un paraíso cercano por descubrir
«Estoy preparando este viaje de reconocimiento a Faro y me gustaría que nos acompañaras… «
Este mensaje me lo enviaba mi compañero, Gustavo Medina. Un mensaje que me llevó hasta Faro; un lugar cercano, de la vecina Portugal. Un sitio lleno de encanto que no conocía y que me descubría un paraíso lleno de sorpresas pero también de una belleza infinita.
A mi, personalmente no me gusta denominarme turista porque me gusta ser viajera. No me importa perderme algo, sea o no importante, porque quiero vivir intensamente todos los caminos que me llevan hasta los lugares escogidos. Y este camino, ha resultado ser muchos, diversos y además compartido con otros compañeros de profesión.
Compañeros y amigos, y otros que conocía a pie de autobús, pero con los he realizado un viaje mágico a una de las ciudades más importantes de Portugal y que recién despierta al turismo.
Pero lo hace de una manera responsable y ofreciendo lo mejor: su autenticidad y verdad. Una autenticidad y verdad que trasmiten nuestros guías con la pasión de quien sabe que tiene un verdadero tesoro que tienen que preservar.
Y es que Faro lo es. Es un cofre que se abre al mundo preparado para dar todo lo mejor, y como un destino en el que tienes que hacer realidad ese refrán tan español que nos dice que «allá dónde fueres haz lo que vieres».
Y eso es lo que hicimos todos los que llegamos hasta una localidad única y extraordinaria. Una ciudad que se abre a un océano sin fin pero que no necesita llegar a ningún lugar porque allí lo tienen absolutamente todo.
Paisaje, gastronomía, fauna, ría, mar y océano… Una suma de elementos a la que hay que añadir la hospitalidad de su gente. La cercanía de desconocidos que te lo dan, absolutamente todo sin necesidad de pedir nada y con la certeza de que te van a sorprender porque todo es inesperado.
Y sí, efectivamente «cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia» porque todo es mejor de lo que esperabas: sus calles, sus monumentos, su historia, su sabor, su olor, su cielo… Su gente.
Caminar por Faro es conocer más de tu propia historia porque, no sabría decir en qué orden, ellos o nosotros, somos una prolongación más. España no termina en Portugal, ni Portugal empieza en España sino que continúa a través de una personalidad y unas convicciones firmes, que la hacen más nuestra o al contrario, nosotros más suyo; porque para eso los Fenicios fundó esta ciudad del Algarve, al igual que hicieron con Cádiz y Málaga.
Visitar Faro es dejarte llevar como el mar cercano que te acerca a sus calles. Calles en las que adivinas la catedral imponente, y en cuyo interior encuentras joyas en las que se mezclan las diferentes culturas que influyen, ¡y de qué manera!, a una población que se muestra orgullosa de lo que tienen, de lo que son y de lo que representan.
Allí te haces navegante a través de la Ría Formosa. Una ría que es puro respeto a la biodiversidad y en la que, pequeñas aves que la habitan, como la Chilreta (Sternula albifrons) son el cuadro irrepetible, que se transforma en función de las mareas, de la Luna y de la forma y la perspectiva en la que la observes.
Distintas panorámicas que nos llevó hasta Culatra. Marinero de palabra, de obra y de corazón y en el que conocimos a Silvia Padinha. Una #emprendedora y una mujer valiente que habita en este pequeño rincón en el que apenas cuatrocientas personas trasmiten, de generación en generación, el saber que les ha sido concedido por la naturaleza.
Faro rebusca en su historia a cada paso y sin cesar. Una historia que los lleva hasta una parte de la ciudad que desapareció tras el terremoto de 1755, pero que ellos rememoran porque son conscientes de todo lo que fueron y porque consideran que es indispensable para entender más su presente.
Un presente con una personalidad arrolladora a través de todo lo que hacen, y que se traduce, entre otras cosas, en una gastronomía que te recuerda a la tuya propia pero con sus matices, y que llenan los fogones de restaurantes como Tertulia Algarvia la Ostrería Lodo y el restaurante Elementos
Universidad, cultura, emprendimiento, historia, saber, sabor y mucho más. Esto es Faro. Una ciudad que se muestra ilimitada y que para mí, es el paraíso que llevaré en el corazón para siempre.
Gracias a Gustavo Medina por darme a conocer un edén al que hay que volver…
Gracias a mis compañeros: Mi querido Andrés Mellado, Celia Díaz, Clara Guzmán, Ángel Fernández, Rocío Espinosa, Cristina Torres y Carlos Montero porque con ellos he vivido momentos divertidos e inolvidables; y en los que nos hemos dejado llevar por la curiosidad llenas de preguntas pero también por las sorpresas que, al fin y al cabo, son pilares de nuestra profesión…
E obrigado. Obriado ao Daniel, à Nazarè Dias e ao Carlos Baia porque têm sido os melhores anfitrioes e embaixadores… Amigos para sempre e aos que nos unem muito mais do que pensamos…
¡OBRIGADO!
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