23 Feb Expatriadas en tiempo de pandemia… Historias de superación I
Hace un año empezamos a escuchar algunas noticias sobre el Coronavirus, esa enfermedad de China que sonaba a algo muy lejano, a un problema que nada tenía que ver con nosotros… Desde entonces nuestro mundo nos ha cambiado por completo. Nos hemos visto forzados a adaptarnos a una nueva vida repleta de normas y restricciones, donde la sociabilidad ha pasado a un segundo plano y, en muchos casos, prácticamente ha desaparecido.
Para la mayoría de la gente esta nueva “normalidad” no ha sido nada fácil de llevar pero, ¿te imaginas si a toda esta locura le añadimos el vivir en otro país? ¿Cómo te sentirías viviendo una pandemia a miles de kilómetros de tu familia? Sin duda, es una experiencia dura y eso lo sabemos perfectamente los que hemos tenido que lidiar con esta terrible situación.
Sin embargo, hoy no voy a escribir sobre mí. Pienso que es mucho más interesante que conozcáis a seis Mujeres Valientes que, por diferentes circunstancias, han acabado viviendo en Londres. Hoy os presentaré a tres, y mañana tendréis la oportunidad de conocer a las otras tres.
Podría hablar largo y tendido de cada una de ellas porque, aparte de ser mujeres luchadoras y admirables, son cercanas y familiares y, sin duda, un gran apoyo para mí. Pero no voy a extenderme más, llega el momento de dar paso a las protagonistas, y prefiero que sean ellas las que cuenten su historia…
“Vives en un lugar mientras tu cabeza y tu corazón están en otro”
Lola Llatas (Valencia, 1976) llegó a Reino Unido en 2016, tras vivir cinco años en Australia. Ingeniera de caminos, esta ha sido su profesión hasta que llegó a Londres, donde decidió reinventarse y convertirse en una feliz escritora. Emprendedora y aventurera, ahora destina todo su tiempo a sus grandes pasiones: sus libros y sus dos hijos, de 5 y 7 años, a los que se dedica en cuerpo y alma.
Confiesa que antes de aterrizar en su nuevo hogar intentaron volver a España pero, las pocas perspectivas laborales, les empujaron hacia el destino más cercano: Inglaterra. A sus espaldas lleva una mochila cargada de experiencias en los países en los que ha vivido: Hungría, Grecia, Chipre, Australia e India. Hoy, cuenta a Mujeres Valientes como vive la pandemia fuera de su país y lejos de los suyos.
Diana Granada.- ¿Es un desafío vivir en el extranjero en tiempos de Covid? ¿Por qué?
Lola Llatas.- Es sin duda un desafío porque vives en un lugar mientras tu cabeza y tu corazón están en otro.
El COVID nos ha quitado la paz mental de saber que podemos hacer las maletas y volver a casa en cualquier momento. En lugar de eso, nos ha tocado aguantar la respiración y seguir con el corazón en un puño la evolución de las cifras en España.
Diana Granada.- ¿Cuándo fue la última vez que fuiste a tu país? ¿Tienes planes de volver a corto/medio/largo plazo?
Lola Llatas.- Fuimos a España por última vez en verano sabiendo que debíamos recargar las pilas para aguantar un invierno que se adivinaba duro.
Quisiéramos volver lo antes posible, pero sin suponer un peligro de contagio para nuestras familias.
Vemos improbable poder hacerlo antes de verano.
Diana Granada.- Bajo tu punto de vista, ¿Qué es lo peor del confinamiento? ¿Y lo mejor?
Lola Llatas.- Lo peor ha sido estar lejos de los nuestros y tener que observarlos desde la distancia.
Lo mejor, todo el tiempo compartido con nuestra familia directa. Hemos compartido juegos y experiencias que no hubieran sucedido de no haberse dado esta circunstancia.
Diana Granada.- Si pudieras elegir dónde vivir esta pandemia, ¿Dónde estarías?
Lola Llatas.- En Valencia, con mi familia.
Diana Granada.- ¿Cómo llevan tus hijos el confinamiento y el cole en casa? ¿y tú?
Lola Llatas.- Mis hijos lo llevan bien. Otro de los descubrimientos del confinamiento ha sido la resiliencia de los niños. Son capaces de encontrar el equilibrio en cualquier circunstancia y nos han enseñado a disfrutar de lo que de verdad importa: el tiempo juntos.
Yo he tenido que dejar de lado mi ocupación para dedicarme en exclusiva a apoyarlos con el cole en casa (con 5 y 7 años no son independientes para realizar las tareas por su cuenta).
Creo que lo que peor he llevado es mi propio sentimiento de pena al pensar en lo que se estaban perdiendo por no ir al cole.
Diana Granada.- ¿Qué haces para “sociabilizar”? ¿A quién echas realmente de menos?
Lola Llatas.- Echo tremendamente de menos a mi madre. Estoy deseando abrazarla y tenerla conmigo.
También a mi gente de España y por supuesto a mis amigas aquí en Londres. Nos ha tocado “sociabilizar” por teléfono, y el tiempo que antes dedicábamos a los amigos se ha convertido en ratos de lectura o paseos en solitario.
Diana Granada.- ¿Crees que te ha cambiado la pandemia? ¿Han cambiado las personas de tu entorno?
Lola Llatas.- La pandemia ha supuesto una revolución y por consiguiente un cambio a nivel muy profundo.
Nos ha obligado a observarnos y lidiar con nuestras inquietudes. Hemos tenido que reconocer nuestras debilidades y convivir con ellas, pero también a conocernos a nivel familiar y darnos cuenta del lazo que nos une con el resto.
He aprendido de manera práctica que lo que nos pase a uno, nos pasa a todos.
Diana Granada.- ¿Qué es lo primero que vas a hacer cuando no haya medidas restrictivas?
Lola Llatas.- Organizar mil actividades para mis hijos.
Juntarnos con amigos, acostarnos tarde, alargar las sobremesas, charlar, ir al teatro, no tener vergüenza de bailar cuando suene una canción que me guste y abrazar más.
Diana Granada.- Si pudieras volver un año atrás en el tiempo, ¿Qué harías?
Lola Llatas.- Me nace decir: traer a mi madre conmigo o quedarme con ella, pero temo que al cambiar eso pudiera ponerla en peligro.
Diana Granada.- Por último, ¡pide un deseo!
Lola Llatas.- Que al despertar mañana nos demos cuenta de que hemos encontrado el equilibrio con el coronavirus y ya no necesite hacernos daño para sobrevivir.
“Lo que más me ha afectado es el cierre de los colegios”
María Shaw Martos, gaditana de nacimiento, pasó gran parte de su vida en Madrid. Esta simpática andaluza decidió levantar pronto el vuelo y marcharse a vivir nuevas experiencias a países como Alemania y Suiza. Sin embargo, hace quince años se trasladó a Londres por el trabajo de su marido, y desde entonces residen en esta ciudad con sus hijos de 7 y 11 años. El tiempo y las circunstancias hicieron que María cambiara su puesto de trabajo en una organización internacional en Ginebra, por otro en el departamento comercial de una multinacional en la capital británica. Con su amabilidad habitual, explica a Mujeres Valientes cómo se siente en este momento tan difícil que nos ha tocado vivir.
Diana Granada.- ¿Cuándo fue la última vez que fuiste a tu país?
María Shaw.–El verano de 2020. Todos nuestros amigos españoles fueron a España ese verano porque todos teníamos la sensación de no saber cuándo podríamos volver. ¿Tienes planes de volver a corto/medio/largo plazo? ¡Por supuesto! En cuanto esté permitido y los niños no tengan colegio.
Diana Granada.- ¿Es un desafío vivir en el extranjero en tiempos de Covid? ¿Por qué?
María Shaw.– Sí, porque resulta mucho más difícil visitar a la familia en España, y se vive con la incertidumbre constante de no saber cuándo podremos volver a verlos, o si estaremos allí a tiempo si enferman.
Diana Granada.- Bajo tu punto de vista, ¿qué es lo peor del confinamiento?
María Shaw.– Sin duda, lo que más me ha afectado, es que hayan cerrado los colegios, que los niños no puedan sociabilizar como antes, y que no puedan hacer ejercicio. En cualquier caso, no se me olvida toda esa gente que se ha quedado en paro, que ha perdido su negocio, o que lo está pasando mal emocionalmente por culpa de la pandemia. Y, aún peor, los que han sufrido la enfermedad o han perdido a un familiar.
Diana Granada.- ¿Y lo mejor?
María Shaw.– Pasar más horas con la familia, disfrutar y jugar juntos. Hemos tenido un parón impresionante en nuestras vidas, pero al mismo tiempo se les ha dado a nuestros hijos la oportunidad de jugar horas y horas, durante todo ese tiempo que antes no tenían.
Diana Granada.– Si pudieras elegir dónde vivir esta pandemia, ¿Dónde estarías?
María Shaw.– En mi casa, quiero decir, que preferiría estar en España. Aunque, pensándolo bien, ahi ya no tengo ni mi casa, ni mis cosas. Realmente, me gustaría quedarme aquí, pero con mejor clima.
Diana Granada.- ¿Cómo llevan tus hijos el confinamiento y el cole en casa?
María Shaw.– Lo llevan relativamente bien, aunque uno mejor que otro. Juegan mucho juntos y se hacen mucha compañía. También es verdad que se pelean más a menudo, echan de menos el colegio, y les gustaría ir a España con los abuelos y los primos, pero en general están bien.
Diana Granada.- ¿Y tú?
María Shaw.– Pues afortunadamente tengo una niñera maravillosa que hace que mis hijos estén contentos, ¡así que yo también lo estoy! Además, pensar que aunque estemos confinados, podemos salir y entrar de casa cuando queramos, me consuela un poco. Aún así, tengo la sensación de que simplemente estamos sobreviviendo.
Diana Granada.- ¿Qué haces para “sociabilizar”?
María Shaw.– Doy paseos por el barrio donde tengo amigas y gente conocida. Me ayuda a despejarme y no me siento tan sola. También reconozco que me he vuelto un poco adicta al Whatsapp.
María Shaw.– ¿A quién echas realmente de menos?
María Shaw.– A mis padres, a mis suegros y a mis sobrinos. En general, a toda la familia pero, sobre todo, a mi nuevo ahijado, que ha nacido hace poco y me lo estoy perdiendo de bebé, ¡cómo me gustaría estar con él!
Diana Granada.- ¿Crees que te ha cambiado la pandemia?
María Shaw.– No creo que me haya cambiado mucho. Yo ya apreciaba las cosas pequeñas como un paseo, una reunión de amigos… ¡Quién sabe! A lo mejor el cambio ocurre cuando se acabe la pandemia, y me vuelvo una loca saliendo de copas todos los días, o cogiendo un avión y viajando al fin del mundo en cuanto tenga una oportunidad, ¡yo sé de alguno que no va a pisar su casa en cuanto le suelten!
En realidad pienso que esta pandemia nos debería hacer a todos apreciar lo que tenemos y, sobre todo, ser más solidarios. Este es el cambio al que deberíamos aspirar.
Diana Granada.- ¿Han cambiado las personas de tu entorno?
María Shaw.– Sí, ¡mi marido cocina mucho más a menudo! Ya le gustaba antes, ¡pero ahora es que no hay mucho más que hacer!
En general, noto que está todo el mundo más preocupado, con más ansiedad, y noto a algunas con la lagrimilla fácil.
Diana Granada.- ¿Qué es lo primero que vas a hacer cuando no haya medidas restrictivas?
María Shaw.– Viajar. Primero iremos a España, por supuesto, y luego… ¡A mil sitios! En casa, a menudo soñamos con hacer viajes y conocer países nuevos, ¡cada vez la imaginación nos lleva más lejos!
Diana Granada.- Si pudieras volver un año atrás en el tiempo, ¿Qué harías?
María Shaw.– Sinceramente, no creo que hubiera hecho nada diferente.
Diana Granada.- Por último, ¡pide un deseo!
María Shaw.– ¡Qué se acabe ya esta pesadilla!
“Quiero abrazar a mis padres y decirles, cara a cara, cuanto los quiero”
Melissa Cartaya (Venezuela, 1978) llegó a Reino Unido en 2015, huyendo de la situación de inseguridad e incertidumbre de su país. Durante tres años vivió felizmente con su marido y sus tres hijos (9, 7 y 4 años) en Londres, ciudad en la que nació la pequeña de los tres.
Confiesa que los comienzos fueron duros, pero una vez que se adaptó se sintió afortunada por vivir en un buen barrio, en una zona segura y por rodearse de amigos que valen su peso en oro. Sin embargo, la vida volvió a darle un giro de 180 grados, y en 2018 el trabajo de su esposo les obligó a mudarse a Atlanta (Estados Unidos). Para ella fue un shock cultural y, tras año y medio, consiguieron volver a Inglaterra en plena pandemia.
Con la eterna sonrisa que le caracteriza quiso compartir sus vivencias con Mujeres Valientes.
Diana Granada.- ¿Es un desafío vivir en el extranjero en tiempos de Covid? ¿Por qué?
Melissa Cartaya.- Vivir fuera de tu país siempre es un desafío. El primer confinamiento lo vivimos en Atlanta, fue complicado, pero al menos vivíamos en una casa grande con jardín y con muchas zonas verdes alrededor. Aquí en Londres vivimos un segundo confinamiento en noviembre, que afortunadamente no incluyó los colegios y mi esposo pudo continuar asistiendo a su trabajo.
Actualmente estamos viviendo un tercer confinamiento, con colegios cerrados y teletrabajo, y esto ha afectado mucho a todos los miembros de la familia. En Londres pagamos por un apartamento de dos habitaciones lo mismo que pagamos en Atlanta por una casa grande de cuatro habitaciones con jardín. Una familia de cinco en un espacio reducido, donde dos de los niños tienen que hacer “homeschooling” y una niña de cuatro años que quiere jugar, es realmente un desafío.
Diana Granada.- ¿Cuándo fue la última vez que fuiste a tu país? ¿Tienes planes de volver a corto/medio/largo plazo?
Melissa Cartaya.- Me fui de Venezuela en 2015 sin saber cuándo volveré, lo veo un sueño imposible. Nos da mucho miedo la inseguridad y es muy difícil renovar los pasaportes. Parte de mi familia se encuentra en Panamá, pero también veo complicado ir de momento. Creo que tendremos que esperar que se levanten las restricciones y a estar vacunados. Es muy difícil vivir lejos de tus seres queridos, siempre siento la ansiedad de que no los volveré a ver.
Diana Granada.- Bajo tu punto de vista, ¿qué es lo peor del confinamiento? ¿Y lo mejor?
Melissa Cartaya.- Viviendo esta pandemia he revivido muchos momentos de incertidumbre que viví en mi país. La pandemia en un principio puso países desarrollados y en proceso de desarrollo bajo la misma tesitura: todos teníamos miedo, todos estuvimos paralizados, ¡creo que todos temimos quedarnos sin papel higiénico!
Ahora la situación es muy diferente, temo mucho por mi familia en Venezuela, y por los que viven en los demás países de centro y Suramérica. Al igual que África, ¿Cuándo recibirán la vacuna? Probablemente no este año. Todo eso sin contar que en Venezuela los niños llevan casi un año sin asistir al colegio por la pandemia.
Lo mejor de la pandemia es lo mucho que he aprendido de la cultura e historia de Inglaterra, gracias al “homeschooling” (colegio en casa). Me impresiona la cantidad de herramientas que se les ofrece a mis hijos para aprender. Por otro lado, he conseguido no tomarme las cosas tan a pecho. Reconozco que durante la pandemia el seguir horarios no ha sido mi fuerte, pero al menos trato de levantarme temprano para hacer mi práctica de yoga y meditación religiosamente. Creo que es lo que me ha ayudado a seguir adelante.
Diana Granada.- Si pudieras elegir dónde vivir esta pandemia, ¿Dónde estarías?
Melissa Cartaya.- Sin duda me iría a la playa. En Venezuela tenemos una isla muy bonita que se llama Margarita. Tiene unas playas hermosas, con un clima cálido muy agradable. Es allí donde tengo los mejores recuerdos de mi juventud. Me encantaría ver a mis hijos jugando en la arena, pasear por los diferentes pueblitos y comer pescado frito en la orilla con mis pies sobre la arena.
Diana Granada.- ¿Cómo llevan tus hijos el confinamiento y el cole en casa?¿Y tú?
Melissa Cartaya.- Como he comentado anteriormente, el hecho de tener el colegio y el trabajo en casa es especialmente complicado. Mi apartamento es muy pequeño, mi marido necesita silencio para las numerosas reuniones que tiene online y a veces es difícil controlar a los niños. Oigo la palabra “mamá” una media de cien veces al día, y ya estoy aburrida.
Mi vida esta completamente paralizada, me siento con el piloto automático encendido todo el tiempo: cocinando, arreglando la casa, haciendo la tarea con los niños… ¡Ni siquiera tengo tiempo de leer mis emails! Y, encima, siempre viviendo con el sentimiento de culpa (ese dichoso chip que pareciera que te lo inocularan cuando te haces mamá) por creer siempre que no haces lo suficiente.
Diana Granada.- ¿Qué haces para “sociabilizar”?¿A quién echas realmente de menos?
Melissa Cartaya.- Con tantas restricciones, se sociabiliza poco. Tan solo quedé una vez para caminar con mi amiga de la infancia, ¡y andamos durante tres horas! Fue lo máximo, nos pusimos al día y ahogamos las penas. Pero es muy difícil hacerlo a menudo porque todo el mundo está muy ocupado.
Sin duda echo de menos a mis amigas. Siempre quedábamos para tomar un café durante la semana, incluso iba a correr con algunas de ellas al dejar a mis hijos en el colegio. Echo de menos reunirnos en el parque por las tardes con los amiguitos del colegio, ¡echo de menos hasta sus actividades extraescolares!
Diana Granada.- ¿Crees que te ha cambiado la pandemia? ¿Han cambiado las personas de tu entorno?
Melissa Cartaya.- Sí, un poco sí. Siento que he perdido mi nivel de concentración. En Atlanta me certifiqué como profesora de yoga. Recientemente conseguí un trabajo en un gimnasio nuevo, aquí en Londres, pero han tenido que retrasar su apertura por el Covid19. Me gustaría ir planificando mis clases de yoga y releer mis libros, pero me resulta muy difícil.
No sé si las personas han cambiado, es complicado saberlo. Aunque a veces me encuentro a alguien en la calle, y los noto nerviosos, les cuesta hacer contacto visual, quizás porque tienen miedo. Respecto a mis hijos siento que, a pesar de que podemos ir a los parques, me cuesta hacerlos salir de casa. Me preocupa que no quieran interactuar, y que todos nos estemos volviendo un poco antisociales.
Diana Granada.- ¿Qué es lo primero que vas a hacer cuando no haya medidas restrictivas?
Melissa Cartaya.- Quisiera pasear por Londres. Volver a tomar el tren y el autobús como si nada hubiera pasado.
Diana Granada.- Si pudieras volver un año atrás en el tiempo, ¿Qué harías?
Melissa Cartaya.- Me hubiera gustado que mi mamá se hubiera quedado más tiempo con nosotros. Nos visitó justo antes que empezara la pandemia. Si se hubiera quedado, probablemente no hubiera podido regresar, y ahora mismo la tendría conmigo, ¡la extraño tanto!
Diana Granada.- Por último, ¡pide un deseo!
Melissa Cartaya.- Cuando esto acabe mi mayor deseo es volver a mi rutina diaria, creo que el Covid19 me ha enseñado a apreciar lo que tengo y lo que me rodea. Tendemos a desear lo que no tenemos.
Yo sólo quiero volver a llevar a mis niños a sus actividades extraescolares, quiero tomarme un café con mis amigas, ir a correr con ellas, reunirnos con todos los amiguitos en el parque… Quisiera invitar a nuestros amigos a cenar en la casa, y que mi familia pueda viajar y visitarnos, sobre todo mis padres, quiero abrazarlos y decirles cara a cara cuanto los quiero.
Tras estos interesantes relatos, os recuerdo que mañana tendréis la oportunidad de leer la segunda parte de este reportaje, que sólo pretende dar a conocer la impotencia y la resignación que nos toca vivir cuando a una situación como esta le sumas el estar en un país extranjero.
Me despido dando las gracias a estas personas que, de forma totalmente desinteresada, han compartido un trocito de sus vidas públicamente. Sin duda son un ejemplo de seguir, fuertes y luchadoras, emprendedoras y atrevidas, ¡son unas auténticas Mujeres Valientes!
No Comments