20 May Eugenia de Montijo, “La Española” imperial en la Corte Francesa
Nacer durante un terremoto puede ser indicio de la convulsa vida que te espera, y eso es lo que le pasó a la pequeña Eugenia, que tuvo de todo menos una vida tranquila.
Refinada, culta, inteligente y con un extraordinario poder de seducción, pasó de jugar con los niños del barrio granadino del Albaicín a convertirse en toda una emperatriz, cumpliéndose así la predicción de una gitana del Albaicín. Aseguran que cuando la niña tenía 12 años le leyó las líneas de su mano y predijo que iba a ser reina
EUGENIA DE MONTIJO… DEL ALBAICÍN A FRANCIA
María Eugenia Ignacia Agustina de Palafox de Guzmán Portocarrero y Kirkpatrick, nació en Granada el 5 de mayo de 1826 durante un terremoto y lo hizo en una tienda de campaña habilitada en el exterior del palacio en el que residía la familia. Era la segunda de dos hermanas y sus padres, Cipriano y Manuela, tan diferentes entre sí, tuvieron una gran influencia sobre ella.
Era con su padre, con el que tenía más cosas en común, con el que montaba a caballo, dormía al aire libre y correteaba por las calles del Albaicín.
Su madre, gustaba del lujo y de la vida social y anhelaba buenas bodas para sus hijas. Tanto Eugenia como su hermana Paca se educaron en Francia e Inglaterra y es en Francia donde gracias a la amistad con Próspero de Mérimée, donde las jóvenes comienzan a alternar con la alta sociedad.
Tras el fallecimiento de su padre vuelven a Madrid y convierten la casa familiar en un centro de encuentro por el que pasan grandes intelectuales, como el mencionado Prospero de Mérimée que, desde entonces traba una amistad especial con Eugenia, amistad que no abandonan nunca y que es el origen de una se sus novelas más populares, “Carmen”. Mérimée se inspira para ello en las historias españolas que le contaba Eugenia.
EUGENIA DE MONTIJO INSPIRA A MÉRIMÉE CON LAS HISTORIAS QUE LE CONTABA PARA SU NOVELA “CARMEN”
Pronto llegan los desengaños amorosos para la futura emperatriz de Francia. Primero se enamora de Jacobo Fitz-James Stuart, duque de Alba, que prefirió casarse con su hermana Paca. Después cae rendida ante los encantos de José Osorio, marqués de Alcañices, que también decide “pasar” de ella. Ante esos rechazos Eugenia decide envenenarse ingiriendo una caja de cerillas, también pensó en tomar los hábitos, pero la superiora del convento la disuadió
Casada su hermana Paca, su madre opina que es mejor volver a París con Eugenia y es allí donde durante una recepción en el Palacio del Elíseo, conoce al flamante Napoleón III, que queda hechizado por su belleza e inteligencia.
El emperador intenta varias veces estar con ella, pero Eugenia le hace saber que si no pasan antes por el altar no habrá ente ellos nada de nada y así hasta que el 26 de enero de 1853 se celebra la boda en Notrre Dame y Eugenia de Montijo se convierte en Emperatriz de los Franceses. Ella tenía 26 años y él 45.
EUGENIA DE MONTIJO SE CONVIERTE EN EMPERATRIZ DE LOS FRANCESES A LOS 26 AÑOS
El anuncio de boda no es bien acogido por el pueblo francés, que de forma despectiva, la llama “la española”. Eugenia intenta congraciarse con ellos y toma dos decisiones fundamentales: hacer una elegante reverencia ante el pueblo durante el enlace nupcial y donar los 600.000 francos que el municipio de París le hizo entrega como regalo de boda para joyas, para la construcción de una residencia para chicas pobres.
Pese a las infelicidades de su marido y tras dos embarazos fallidos, en 1856 nace su único hijo, Napoleón Eugenio Luis Bonaparte, que recibió el título de Príncipe Imperial. Tras el nacimiento del heredero decide volcarse de lleno en la política e incluso desempeñó la regencia del imperio en tres ocasiones.
EUGENIA DE MONTIJO… “LA ESPAÑOLA” PARA LOS FRANCESES
Protegió a escritores y periodistas de la época. Fundó varios asilos, orfanatos y hospitales. Visitó y ayudó a los enfermos de los barrios marginales. Apoyó la investigación de Lois Pasteur que acabarían en la vacuna contra la rabia y fue parte fundamental en la construcción del Canal de Suéz, acudiendo a su inauguración como el más alto representante de Francia.
Pero todo eso parece olvidarse cuando empieza a ser acusada de frívola y soberbia por el gasto en joyas y en ropa. Eugenia se convirtió en un icono de la moda.. Quería hacer de París el motor de la moda internacional, pero no fue entendida y tuvo que defenderse de ello: “Me han acusado de frívola y de amar demasiado la ropa, pero es absurdo; eso equivale a no darse cuenta del papel que debe desempeñar una soberana, que es como el de una actriz. ¡La ropa forma parte de ese papel!”
Su descrédito aumentó cuando defendió la intervención francesa en la aventura mexicana de Maximiliano de Habsburgo, que acabó con el fusilamiento de este y muchas pérdidas entre las tropas francesas.
Después llegaría la derrota de Francia en la Batalla de Sedán, que pone fin al II Imperio Francés y la familia imperial se traslada a Inglaterra, donde tres años después muere Napoleón III.
EUGENIA DE MONTIJO SE CONVIRTIÓ EN ICONO DE LA MODA
Seis años más tarde, en 1873, moría su hijo en Sudáfrica en una expedición contra los zulúes. Eugenia de Montijo sobrevivió a su hijo cuarenta años, pero ya no volvió a ser la misma y casi siempre vistió de negro.
En sus últimos años repartía sus días entre Inglaterra y España, donde se refugiaba en casa de los Duques de Alba. Allí se encontraba el 11 de julio de 1920 cuando un problema renal acabó con su vida. Tenía 94 años y su cuerpo se repatrió a Inglaterra a fin de que recibiera sepultura junto a su esposo y su hijo en la Cripta Imperial de la Abadía de Saint Michael en Farnborough (Inglaterra).
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