17 Mar Estado de Alarma… Vivencia de una autónoma en año de pandemia
¡Hola a todas! Me congratula escribiros como siempre. Tenía un artículo preparado, pero he decidido cambiarlo a última hora. ¿Por qué? Porque esta semana se cumple un año desde el inicio del Estado de Alarma decretado en España por la crisis sanitaria del Covid-19.
Un Estado de Alarma que produjo un antes y un después en España
… Y donde la incertidumbre, el desasosiego y la desesperación, además del miedo, nos invadió a todos por entero, sin excepción y sin discriminación.
Por mi parte, quiero contaros la experiencia que he tenido (desde el punto de vista legal) como “autónoma” en medio de la pandemia.
Para empezar, el 16 de marzo de 2020 comenzó con una gran duda cuando tuvimos que cerrar todos nuestros negocios. Como sabéis, Mateos y Huelga Abogados tiene dos sedes, El Puerto de Santa María (que dirijo yo) y Cádiz (que dirige mi querida Tamara Huelga).
A todo esto, nos encontramos con que, la consecuencia más lógica y, por ende, evidente, de que cerrar nuestros despachos, es perder y cortar por completo la entrada de ingresos de nuestro negocio. Sin embargo, la pérdida de ingresos, no lleva implícita la paralización de los gastos.
Es decir, no cobramos, pero pagar tenemos que seguir pagando
Por otra parte, nos encontramos ante la tesitura de que, paralizando los Juzgados y Tribunales, los casos también se paralizaron. Como consecuencia, como los Juzgados no dan explicaciones a los justiciables, somos los letrados los que tenemos que dar norte a los clientes, que como por ejemplo los que llevan dentro del Juzgado de Cláusulas Abusivas ya de por sí, están muy colapsados, se van a encontrar con un parón, y que va a tardar mucho más.
Todo esto, sumado a que no entran más casos nuevos durante el confinamiento, el agobio porqué será de nosotras en el mes de abril vino más que volado.
Nos encontramos con muchas opciones, siendo más que desafortunadas. El Gobierno de España sacó unas medidas de protección, en la que, precisamente, los abogados salimos perjudicados por muchas historias que paso a exponer.
- Los abogados, en la categoría de profesional liberal, tenemos un problema: para pagar impuestos, se nos entiende como “autónomos”. Sin embargo, a la hora de incluirnos en las ayudas del Gobierno, no somos considerados “autónomos”. En consecuencia, se nos deja desamparados de las ayudas del gobierno para todo en absoluto, con una mano delante y otra detrás.
- Por otra parte, no olvidemos, por más que haya sectores que digan lo contrario, que los abogados, asistencia letrada y demás servicios, son considerados “Actividad esencial”, porque el servicio de Guardias de Asistencias al Detenido seguía funcionando. Entonces, ¿por qué se nos obligó a cerrar nuestros despachos profesionales pero sí estábamos obligados a seguir prestando servicios en las guardias? Es decir, ¿somos actividad esencial para una cosa y para otra no? Fue una indignación porque los abogados nos vimos metidos en un “limbo” en el que solo estábamos contemplados para pagar impuestos y cuotas de cotización (fuera el RETA o la Mutualidad de la Abogacía como es el caso mío y de Tamara).
En mi humilde opinión y experiencia, como profesional del Derecho, a principios del mes de abril fue la siguiente: me encontré con cuarenta euros en mi casa para todo el mes de abril. Por suerte tenía la nevera llena, pero ¿cómo pagaba mutualidad, colegio de abogados, hipoteca, luz, internet y todos los gastos derivados de una casa? Porque no olvidemos que para que un abogado pueda trabajar, tiene que pagar su mutua y su cuota de ejerciendo en el colegio de abogados, si no, es que no puede ni asesorar telefónicamente.
Aquí sí tengo que dar las gracias a dos bandos que nos ayudaron mucho sobremanera. En primer lugar a mis padres, que si no fuera por ellos, me las habría visto venir y pasar realmente mal, más de lo que ya lo estaba pasando.
Y en segundo lugar, al Ilustre Colegio de Abogados de Cádiz, que gestionó de forma rápida, precisa y eficaz, para que se nos abonara de forma adelantada el pago del cuarto trimestre del 2019 del Turno de Oficio a la vista de la situación que muchos letrados (entre los que me incluyo) pusimos en conocimiento.
Gracias a ellos, pudimos “apañarnos” y sobrevivir el mes de abril en pleno Estado de Alarma
Por otra parte, veníamos temiendo qué iba a pasar con las cuotas de la mutualidad y del Colegio de Abogados, porque pagar había que pagarlas, y no estábamos exentos de pagarlas.
La mutualidad nos ofreció, que tampoco lo vemos justo, suspendernos las cuotas de abril, mayo y junio de 2020, y luego, a partir del mes de julio de 2020 pagarlas fraccionadas durante 6 o 12 meses. Es decir, no te libras de pagarlas, a pesar de que no han servido para nada porque no has trabajado ese tiempo, pero como los abogados no estábamos protegidos por el Real Decreto, tuvimos que fastidiarnos y pagar.
Sin embargo, el Colegio de Abogados nos ofreció muchas opciones, pero la principal fue bonificar la cuota completamente durante ese trimestre, dejándonos solo las cuotas de los seguros y del CADECA.
Esto se traduce en que, de 170’10 € que teníamos que abonar, solo abonamos una cantidad que (de memoria) no llegó a los 60 euros, es decir, 100 euros menos de golpe, y que además, se nos permitió compensar o descontar de los pagos del turno de oficio en el mes de Julio. Es decir, que algunos ni las pagamos directamente.
La historia, es que a los abogados no se nos ha considerado nunca actividad esencial, no se nos permitía abrir nuestros despachos para poder trabajar y poder comer como todo hijo de buen vecino. Sin embargo, en nuestra condición de profesionales liberales se nos ha tenido por apartados, hasta el punto en el que tengo conocimiento de compañeros que han tenido, por desgracia, que cerrar las puertas de su despacho, como muchos negocios que tengo cerca de mí.
Esta ha sido la experiencia que he vivido durante el tiempo de confinamiento, en un sector, el de la abogacía, que ha sido muy discriminado.
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