Empatía y respeto... La base de todo entendimiento. Mujeres Valientes. Psicología. Terapia de la pareja

Empatía y respeto… La base de todo entendimiento

Empatía y respeto... La base de todo entendimiento. Mujeres Valientes. Psicología. Terapia de la pareja

 

Empatía y respeto… #puracomprensión

 

Hace unos días leí que un grupo ofrecía “charlas educativas” a parejas en crisis. Utilizando su propia experiencia, desde dentro de la unión matrimonial y partiendo de sus vivencias cotidianas como padres de familia, en la mayor parte de los casos.

Orientaban a otras parejas con problemas, exponiendo buenas praxis para poner en práctica en el día a día. NO ERAN PSICÓLOGOS, no tenían experiencia en la materia y un desconocimiento absoluto con respecto al comportamiento humano.

Después llegan a terapia personas destrozadas, que han renunciado a su propia identidad que dejaron de sentirse valiosas dentro de una relación, a la que debieron servir y renunciar, como si alguien más allá del egoísmo humano pudiese pedirnos eso.

La pareja no es renuncia, la pareja no es anulación y mucho menos supremacía, posesión o perdida de libertades.

 

LA TERAPIA DE PAREJA

 

Entenderse no es fácil y nos empeñamos en hacerlo, eligiendo a una sola persona y queriendo que esto permanezca intacto, durante toda una vida. Pero es imposible; es imposible acompasar hasta el extremo a dos personas que sienten, viven y expresan de forma diferente. Es imposible y también sería incoherente y poco apropiado, ya que esto supondría renuncia por alguna de las dos partes.

La terapia de pareja es un espacio (entiéndase la metáfora utilizada en adelante). Es un salón con visillos blancos, es la luz del sol tenue a través de esas cortinas translúcidas. La terapia de pareja se parece a sentarse en un sofá mullido lleno de cojines, a cuando no tienes prisa y el factor más importante es la confianza y la puesta en valor de cada uno de los miembros que la componen: un hombre y una mujer, una mujer y un hombre, dos hombres o dos mujeres, eso es lo que menos importa.

La importancia de que se sientan respaldados en su visión del mundo, y que se sientan cómodos, hasta el punto de ser capaces de expresar lo que, la mayor parte de las veces no son capaces de sacar de dentro, o no son capaces de expresar de la forma más adecuada.

Evitando siempre los reproches y la culpa, trabajando con base en las RESPONSABILIDADES; responsabilidades adquiridas y compartidas, porque esto siempre va a estar formado por dos partes y lo que siempre digo a mis pacientes: “estáis aquí por amor”, lo sencillo sería continuar por inercia, continuar con el desgaste y dejarse fundir en la rutina de cada día.

 

La mayor parte de los problemas son compartidos, o, dicho de otro modo, todos tenemos en algún momento de nuestra vida, los mismos problemas

 

Los principales problemas de pareja que nos encontramos en consulta, guardan relación con una comunicación inadecuada o deficiente. Comunicarse no es fácil y comunicarse no es hablar. La comunicación en la pareja, es tener la capacidad de ponerse en la piel de las necesidades de la otra persona, que más allá de tener razón, te expresa lo que siente.

Mantengamos este último enunciado: “Que más allá de tener razón, te expresa lo que siente”. La mayor parte de las ocasiones nos enrocamos en el conflicto, porque cada una de las partes tiene una razón absoluta que, intentar defender con supremacía por encima de lo que le está expresando la otra persona y la mayor parte de las veces. Lo único que tenemos es, que expresar no la idea sino las emociones que nos provocan la idea, esto es incuestionable y tiene el poder de conmover al otro.

El desarrollo de la empatía dentro de la pareja, esto nos pone a raso, nos posiciona por igual y hace que partamos de un mismo punto. Otro problema que se trabaja a nivel de pareja es el abandono de la pareja que resulta con la llegada de los hijos.

En la mayor parte de las parejas y en especial cuando aumenta la familia con los hijos, se abandona el tiempo de calidad juntos, hasta el punto de que la pareja simplemente coexiste, comparte tiempo y se organiza en las tareas, se abandona el tiempo de calidad compartido, el tiempo con razón y propósito.

La pareja se acomoda en relaciones que se vuelven cotidianas, relaciones que se acomodan al ritmo marca el devenir de los días, relaciones que no comparten más allá de poner el lavavajillas, recoger la ropa tendida o ir a hacer la compra los viernes alternos.

Relaciones que se quedan dormidas en el cine, que dejan de elegir la peli que más le gusta o que, obvian lo que le molesta del otro hasta que la bola es demasiado grande como para seguir adelante. Y esto, aunque muy común, no debería de ser lo aceptado, porque las emociones se duermen. Y es cuando los hijos se hacen mayores y comienzan su vida de independencia, cuando la pareja siente un vacío enorme que siempre ha estado, pero que ahora además de visible, se vuelve irreparable.

No hablamos de la proyección de expectativas imposibles, no hablamos del ideal que venden los documentales sobre la vida de los famosos, hablamos de SER además de ir al Leroy, trasplantar macetas o cenar todos los viernes por la noche porque toca.

Otro de los problemas más comunes y que provocan distanciamiento emocional entre los miembros de la pareja, son las diferencias en la visión acerca de cómo educar a los hijos, o lo que es lo mismo la diferencia en los valores fundamentales que, ambos tienen y a su vez, las consecuencias que esto provoca en la educación misma.

Buscar el término medio o una medida en la que ambos progenitores se sientan cómodos, es esencial para que no aparezcan conductas disruptivas o simplemente para que, la educación se convierta en una medida eficaz dentro de la convivencia. Hay ocasiones en las que los hijos se ven envueltos en contradicciones educativas, en las que cada progenitor desautoriza al otro y esto provoca deterioro en la relación de pareja y en el desarrollo de los hijos.

 

En términos generales, la clave reside en, comprender que cada uno de los miembros dentro de la pareja, tiene su forma de ser y comportarse

 

… Comprender que cada miembro de la pareja tiene su propia historia de vida, esto no es más que ser capaces de entender de que antes de ser pareja, eran personas individuales e independientes. Personas con batallas libradas y partes en ruina, sin que esto nos justifique, pero sí que haga entender al otro el porqué del sentir en muchas ocasiones.

Comprender que la verdad absoluta no existe y que ser pareja no te concede privilegios o no te da derecho a exigir por encima de la voluntad del otro. Y quizás el componente principal: LA EMPATÍA y el RESPETO, ese ser capaz de decir:

 

“No te entiendo, pero te respeto en el dolor que veo en tus ojos y te cuido, aunque insisto, no lo entiendo”

Rocío Fernández
rfernandez.diaz87@gmail.com
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