23 Nov Embarazo de riesgo… Claves para superarlo
Me ha costado, pero al fin me decido a escribir sobre mi actual embarazo. El hecho de haber superado el hito de semanas de máximo riesgo me ha dado el empujón mental que necesitaba.
Empecemos por el principio. Mr. F y yo siempre hemos tenido claro que queríamos tener, al menos, 2 hijos
Otra cosa clara era que no queríamos que se llevasen mucho, así qué considerábamos los 3 años una buena diferencia. Con estas premisas y en pleno confinamiento decidimos lanzarnos a lo que surgiera. En mayo me quedé embarazada. Ya empezó las cosa distinta respecto al embarazo de Pequeño G, porque yo pensaba que me había bajado la regla por un manchado justo cuando me tocaba, pero no, a los 2 días el test dio positivo.
Desde ese momento tuve varias visitas a urgencias por manchado, que a priori era normal en el primer trimestre. Para mí era algo completamente nuevo porque en mi anterior embarazo no había pisado urgencias ni una sola vez por nada.
El momento más alarmante tuvo lugar a las 10 semanas, estando unos días de vacaciones en Málaga. Fuimos a dar un paseo por el paseo marítimo y al volver a casa ¡socorro! Sangre alarmante que me asustó mucho. Así que nos fuimos a urgencias.
Allí, de primeras, pensaron que estaba sufriendo un aborto, porque al parecer había algún tejido saliendo por el cuello del útero. Sin embargo al hacer ecografía el bebé estaba perfecto y con él todo lo relacionado con el embarazo.
A día de hoy seguimos con el misterio de qué salía de mi útero
En Sevilla fui a que me viera otro ginecólogo, quien me dijo que todo estaba bien pero que tenía como heridas en el cuello del útero que podían hacerme sangrar un poco.
No volví a manchar más, me hicieron la ecografía del primer trimestre y todo estaba en orden, veraneo, playa, montaña, paseos… Embarazo normal al fin después de un primer trimestre un poquito movido.
Volvimos de las vacaciones a final de agosto con las pilas cargadas y 4 meses de embarazo a las espaldas. Comienzo de cole, reorganización en casa y empezar a establecer nuevas rutinas con el nuevo curso. ¡Ilusión a tope! 8 de septiembre, 18 semanas, voy al baño y la pesadilla del sangrado parece que ha vuelto. Dejamos a Pequeño G en el cole y excursión a urgencias. Infección de orina, pero todo en orden. Antibiótico y a casa.
11 de septiembre, cumpleaños de Mr. F, comida romántica para 2 reservada en restaurante chuli. Manchurreo mañanero, Pequeño G al cole y paseo a urgencias de nuevo.
En esta ocasión me vio un chico, residente, que me dijo que me mandaba un cultivo de orina para ver si la infección seguía, pero que por lo demás todo estaba en orden, que el cuello del útero medía 35mm y todo era correcto. Que mi cuello de útero estaba un pelín debilitado, que tenía como algunas heridas, y que eso podía ser el pequeño sangrado, pero nada importante.
Estando yo aún en el potro entra en la consulta el Dr. Duárez, que fue quien trajo al mundo a mi Pequeño G y al que adoro. Al verme se sorprendió “¡Hombre Noemí! ¿embarazada? ¿qué te ha pasado?” y al contarle el residente su diagnostico dijo “A ver que te eche yo un vistazo”.
Su cara al introducir el ecógrafo y mirar a su residente me alarmó. Directamente le dijo “¿cuánto has dicho que medía el cuello? Porque mira bien esto”. Yo miraba la pantalla enmudecida sin querer preguntar qué pasaba. Y Duárez añadió “Tío esto es una incompetencia cervical de manual, o se pone solución ya o pierde el embarazo”.
Esas palabras me helaron la sangre, 5 minutos antes estaba por irme a casa como si nada y de pronto parecía que mi embarazo corría serio peligro
Entonces el Dr. Duárez me explicó el diagnóstico, que yo no había oído en mi vida. Una incompetencia cervical significa que el cuello del útero se acorta o se borra como si fueras a parir, pero haciéndolo mucho antes de tiempo, claro. En mi caso de 19 semanas de embarazo. Si el cuello se abre de forma tan temprana el embarazo, digámoslo claro, se sale. Salimos de la consulta para que pudiera contarle a Mr. F qué pasaba y nos explicó la situación y las opciones.
Primera opción: colocarme un pesario, que consiste en un donut de silicona que se coloca en el cuello del útero a modo de tapón para que lo sujete. No es nada invasivo y se coloca en la consulta en un momento.
Segunda opción: practicar un cerclaje. ¿Un qué? Pues esa palabreja que me sonaba a chino consistía en coserme el cuello del útero para que no se saliera nada. Esta intervención, aunque sencilla, debía realizarse en quirófano porque podía haber riesgos de rotura de la bolsa o desgarro del cuello o cualquier otra posible complicación.
Ante estas dos opciones tuvimos que valorar qué hacer
La duda de hacer directamente el cerclaje era que podía darse el caso de que hubiera algún tipo de infección en el útero que hubiera provocado la incompetencia y en ese caso era peligroso coser. Entonces, siempre siguiendo las recomendaciones de mi bendito Duárez decidimos empezar por probar con el pesario.
Era viernes y él estaría de guardia el domingo así que el plan fue: colocamos el pesario y el domingo vienes a que veamos qué tal va y valoremos qué hacer para ver si te aparece algún signo de infección de aquí a entonces. Mientras tanto, reposo.
Nos fuimos a casa con un cúmulo de sentimientos. Por un lado que de pronto las cosas hubieran cambiado tanto de pronto en el embarazo y por otro el hecho de que es día a esa hora en ese lugar el Dr. Duárez, de momento, había salvado mi embarazo. Desde entonces es mi San Duárez, pase lo que pase. No quiero ni imaginar lo que podría haber pasado de haberme ido a casa como si nada si él no me llega a ver.
Suspendimos plan en restaurante por comida del mismo restaurante pero a domicilio. Yo en el sofá todo el día en reposo pero Mr. F no se quedó sin soplar sus velas y comer su tarta.
Embarazo de riesgo y las claves para saber todas las señales
3:30 de la madrugada, al baño, horror, sangre, mucha. Vestimos a Pequeño G y lo metimos en el coche a que siguiera durmiendo, yo entraría a urgencias y en función de lo que me dijeran veíamos qué hacer, aunque me llevé ya una bolsa con ropa interior, camisón y neceser, porque me temía lo peor.
Llegamos a urgencias y en la consulta me atiende un ginecóloga que aún no conocía. Me explora y me dice: “Noemí tienes la bolsa saliendo por el agujerito del pesario, y eso no es nada bueno, te vamos a dejar ingresada con antibióticos y en posición trendelemburg (con la cabeza mas baja que los pies) para ver si conseguimos que la bolsa se vuelva a meter hacia el útero, llamaremos a Duárez y veremos cómo evolucionas, pero te aviso desde ya que el pronóstico no es nada bueno porque a priori no podemos hacerte un cerclaje, si tuvieses infección en el útero y lo hacemos podría tener consecuencias extremadamente graves para ti si la infección pasa a tu sangre”.
Así, sin anestesia, con ese diagnóstico, sola, con Mr. F en el coche con Pequeño G dormido esperando mis noticias. Me llevaron a una habitación y llamé a Mr. F, llorando. Le conté todo tal cual y llamó a unos amigos para dejarles a Pequeño G y poder venir conmigo.
Me pusieron la vía, me hicieron la PCR de rigor en estos tiempos que corren y me colocaron la cama en la dichosa posición trendelemburg que marea bastante. Y Ahí me quedé, 5 de la mañana, sola, en esa habitación, llorando, esperando que viniera Mr. F para llorar juntos.
Y de momento lo dejo aquí, porque es una historia demasiado larga y se me revuelven demasiadas cosas. ¡Nos leemos en el próximo post en Mujeres Valientes!
Graciela
Posted at 12:44h, 25 noviembreQuerida Noe, sospechaba las dificultades de tu embarazo de riesgo pero ignoraba los pormenores del mismo. Tanta preocupación es solventada por tanto amor que Fer y vos ponen en esta dulce tarea de ser padres.Los mejores para Gonzalo y su hermanita.
Mis mejores deseos.