10 Nov Disonancia cognitiva… Una pura contradicción
Incómoda e inconsciente, así es la DISONANCIA COGNITIVA
La vida es un proceso cambiante y dinámico que implica evolución y aprendizaje. De esta forma, nuestras creencias, opiniones, juicios y actitudes juegan a ser aprendidos o desaprendidos dentro del sistema que, conformamos las personas envueltas en un contexto que, no siempre es el mismo.
Algunas veces cambiamos. Cambian nuestras opiniones, nuestros juicios o incluso nuestro pensamiento frente a determinadas creencias. Sin embargo, hay otras situaciones en las que, nos vemos envueltos o envueltas en el cambio sin casi tener opción a elegir.
Me gustaría hablaros de alguien. Conocí a una mujer libre, carismática, apasionada. Conocí a una mujer a quien luchar por los derechos ajenos le llenaba el alma, la vida y la existencia misma. Conocí a una mujer libre y creativa. A una mujer llena del coraje del bueno, de ese que no razona, pero sí actúa.
Impulsiva y bien gestionada contra todo pronóstico (las malas lenguas decían que iba derechita al infierno, sin pasar por el purgatorio). Un dragón en toda regla. Pero le enseñaron a que su valor, se desarrollase en las sombras o lo que es lo mismo, a huir del reconocimiento como si este englobase en sí mismo a los Siete Pecados Capitales.
Entonces, como comprenderéis como el fuego y la sumisión están bastante reñidos, entraron en contradicción. Y ella se cansó de sentirse sola y de ir a contracorriente, por lo que sin más remedio se sintió obligada a ceder al deseo del oponente. Siendo el oponente toda esa gente llena de miedos que, cada vez que la veía, se veía a sí misma en contradicción y en tela de juicio.
Ella dio un paso atrás y entró en una jaula creada a la medida exacta de su existencia, que mantenía conforme a los demás y que además la reforzaba, porque por fin sentía que comenzaba a formar parte de ese todo que, antes era contradicción.
Pero esa contradicción, cómoda al principio, porque se alimenta de la complacencia, del reconocimiento y de la aceptación, dejó de justificar el amoldamiento ante el cual había cedido y la hizo sentirse vacía. Pero no vacía de cualquier forma, el vacío de esa mujer, para que tú me entiendas, era el sonido de una risa hueca, semejante a una fría tarde de invierno sin consuelo. Y se miró en el espejo y se oyó gritando ante los oídos sordos de la indiferencia.
Esta es una historia real
Una historia de esas que ves en consulta y no te deja indiferente. Ojalá y hayas sentido tensión, malestar e incluso incomodidad. Ojalá hayas sentido a esa mujer valiente entre dos aguas, cediendo a la complacencia, cediendo a sí misma. Manteniéndose en la línea divisoria de dos alternativas completamente insostenibles entre ellas mismas.
Hay otros muchos ejemplos, sencillos y cotidianos, con los que seguro también podemos identificarnos. Por ejemplo: salir con amigos el sábado por la noche sin ganas porque toca y sentirnos mal, por estar haciendo algo que realmente no nos apetece. Ceder ante la decisión del otro cuando realmente no hemos sido capaz de posicionarnos. Cuidar de nuestros sobrinos un viernes por la tarde, cuando lo que realmente nos pedía el cuerpo era sofá y Netflix.
La disonancia cognitiva
En psicología a esta aparente contradicción la llamamos DISONANCIA COGNITIVA. La disonancia cognitiva aparece cuando nuestras creencias no se encuentran alineadas, o lo que es lo mismo en armonía con nuestra conducta, es decir con lo que hacemos.
No todas las personas experimentan disonancia cognitiva al mismo nivel, esto depende de la capacidad de las personas para tolerar la inconsistencia o la frustración frente a la misma. Otros factores que, afectan a la intensidad con la que se percibe la disonancia son: el tipo de creencias, el valor que se le otorga a la creencia y el tamaño de la desigualdad entre las creencias contradictorias.
Pero lo cierto es que, las personas intentamos mantener nuestra consistencia interna a pesar de las contradicciones entre actos y valores. Lo que quiere decir que, cuando nos sentimos de esta forma, es tal el malestar experimentado que, buscamos resolverlo.
Pero ¿Cómo lo hacemos? Hay veces en las que justificamos la forma en la que han sucedido las cosas
Una de ellas es convencernos a nosotros mismos de que, el hecho de haber elegido de forma diferente no habría cambiado nada, o restando importancia a la decisión tomada. A esto lo llamamos paradigma de la libre elección. Sin embargo, hay veces en las que la disonancia se produce, después de actuar en contra de nuestras creencias y actitudes.
Esto es cuando una persona se ve forzada a hacer o decir algo en contra de su voluntad. Esta persona reduce la tensión externalizando la responsabilidad y atribuyendo la fuerza de la acción contradictoria a otras personas o elementos que, no ha podido controlar.
Este es el paradigma de la complacencia inducida
Podemos encontrar múltiples ejemplos en nuestra vida donde, las consecuencias de la disonancia cognitiva, se hacen visible y de cómo racionalizamos nuestro cambio de pensamiento, como si fuera consecuencia de una decisión interna, racional, cuando en muchas ocasiones no lo es.
Por último, si la disonancia se produce cuando la persona recibe información contradictoria a sus propias creencias o actitudes y para aliviar la incomodidad niega esa información o incluso la invalida, estamos frente al paradigma de la desconfirmación de creencias.
¿Has sentido alguna vez este tipo de contradicción?
Me encantaría que lo compartiésemos
No Comments