Día de la madre

Día de la madre

 

Había que señalar un día para recordarnos a nuestras madres? Yo creo que no.  Yo no necesito saber que el día 1 de mayo es el día de la madre porque siempre la llevo en el pensamiento e imagino que todas también.

Yo soy madre y ahora comprendo la paciencia infinita que tenía la mía conmigo: las horas de vigilia que pasaba a mi lado cuando la necesitaba por las noches, los dedos tibios que rozaban mi frente en los procesos febriles y que tanta paz me daban. Ella era el beso que rozaba mi mejilla y la que me limpiaba las lágrima y me decía: “pero si no es nada”…

Mi madre. Esa madre que normalmente no entendemos y que sólo lo hacemos cuando nos hacemos mayores y nos convertimos el reflejo fiel de lo que ellas eran, y que nos ayuda a acercarnos como las hijas pródigas que somos. Ella es la mujer que te agarra la mano para no soltarla ni siquiera cuando la ausencia de la muerte la aparta físicamente de ti.

Las madres son esas mujeres que sufren, luchas y defienden hasta la muerte a sus hijos. Son las que demuestran que es mentira que olvidemos nuestro instinto animal…nosotras lo tenemos presente y sacamos las uñas y los dientes cuando alguien ataca a lo que más queremos.

Las madres son esas mujeres que han desarrollado una inteligencia superior. Son las que nos enseñan a sumar y a restar pero también a ser buenas y mejores personas. Ellas son las que perdonan, olvidan y cierran heridas profundas.

Las madres son esas especialistas que suelen estar de guardia las 24 horas del día. Ellas son  enfermeras, profesoras, relaciones públicas, psicólogas, deportistas, corredoras de obstáculos, ingenieras…Son las que nos curan a base de “sana, sana culito de rana”, las que nos ayudan para que nuestros exámenes sean los mejores, las que nos preparan los cumpleaños llenos de amigos inolvidables, las que realizan todo tipo de ejercicios para que nuestra vida resulte perfecta, la que saltan por encima de los problemas para que nada nos afecte. Ellas son las “manitas” que lo reparan todo y las que son capaces que construirnos un camino para que no nos encontremos piedras.

Ellas son nuestras consejeras, las que en más de una ocasión nos han parecido “brujas” porque lo acertaban absolutamente todo y lo que simplemente hacían era aplicar el sentido común (lo sé porque ahora lo hago yo y también mi hijo me dice que lo soy).

Esas son las madres. Las que lo siguen siendo y ejerciendo aunque nos hagamos mayores y nos independicemos. Ellas son las que hacen que nuestra casa siga siendo nuestro hogar y nos sigamos comportando como lo que éramos…

Ellas son las que nos siguen cocina nuestros platos favoritos aunque no tengan ganas de meterse en la cocina después de años entre pucheros y cacerolas. Ellas son las que cuidan de la sangre de tu sangre…SIEMPRE.  Las que nunca nos dicen que no, las que a todo nos dicen que sí, las que siempre nos escuchan. Las que nos apoyan en las decisiones, aún sabiendo que no son acertadas. Ellas son a las que, en una etapa de nuestra vida, jamás solemos hacer caso en sus sabios consejos…Ay! esas advertencias que tanta veces has recordado, y te has dicho a ti misma…¿pero por qué no seguí su recomendación?

Yo, personalmente, nunca supe cuanto quería a mi madre hasta que no la tuve a mi lado. A veces las relaciones entre madres e hijas son complicadas y la mía lo fue, pero sí es cierto que pudimos decirnos cuánto nos queríamos. Pudimos estar y sentirnos cerca la una de la otra al final de su vida y tener esas conversaciones que durante años aplazamos.

Mi madre murió en mis brazos…desde entonces el sentimiento de orfandad me acompaña a todas horas. Ya no hay un número de teléfono que pueda marcar para decir la palabra mágica: MAMÁ .

Ahora sé que el amor y la memoria es el puente que me lleva hasta ella; el que la acerca a mi lado para volver a sentir sus manos, sus palabras y su risa divertida y llena de vida. Así que diariamente cruzo ese espacio infinito para llegar hasta mi madre y sentirme de nuevo la niña pequeña que fui, y es entonces, sólo entonces, cuando vuelve a acunarme en un abrazo lleno de seguridad, calor y cariño.

Esa era mi madre y esa es tu madre.

Desde este lado del puente…gracias, mamá.

 

María José Andrade es periodista y fundadora de mujeresvalientes.es 

 

 

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MARÍA JOSÉ ANDRADE ALONSO
mjandrade@mujeresvalientes.es
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