29 May COVID-19… Tiempo de mujeres libres y valientes
Cuando todo esto comenzó yo pensé “ojalá y no vaya a dejarme por detrás ningún momento de esos que valen la pena, la vida y las ganas”. Y fue entonces cuando comencé a vivir, deseando que llegasen las mañanas de verano en vez de ir descontando el tiempo que estaba viviendo.
Y entonces me di cuenta, de que eso que estaba pasando entre prorroga y prorroga… entre fase y fase estaba siendo mi vida y no estaba dispuesta a desaprovecharla y mucho menos a medio vivirla.
ALASKA
Ella es Alaska y esta es su historia. Alaska es el testimonio de muchas mujeres que quieren ser libres. Alaska son muchas de esas mujeres en tiempo de cuarentena. Alaska son mujeres en duelo, mujeres en transformación. Alaska eres tú y soy yo: el testimonio de mujeres LIBRES Y VALIENTES.
Algo que quiero que se quede
Huele a escai antiguo, a sofá con cojines estampados de flores, a amanecer con niebla. Huele a suavizante en la ropa justo antes del cambio de temporada. Huele a servilletas amarillas, a pan asentado, a casquitos de naranja recién pelados, a Cola-Cao con grumos y a salchichas para la cena.
Huele a echarte de menos y buscarte donde se buscan a quienes de alguna manera siguen estando vivos, huele a ti, hoy huele a ti y por eso voy a ir a verte (por todos aquellos que han perdido a alguien).
¿Qué habré aprendido cuando esto acabe?
Alaska eres tú, Alaska soy yo. A Alaska le gusta el desorden en la armonía, comprar libros de los que nadie lee y odia las vídeo llamadas por rellenar el tiempo, el control, los cotilleos o el exceso de explicaciones cuando las cosas están más que claras.
A Alaska no le gusta ser quien recomponga, salve o resucite y nada de ser media de nada ni de nadie. No quiere ser la pieza que le falte al amor, ni mucho menos la tranquilidad que se necesite. Ella quiere la intranquilidad de los sueños, de los objetivos a largo plazo o los proyectos que te quitan el aliento, mientras duren.
Ella odia la imposición, que le marquen el camino, que esperen de antemano. Los prototipos, los prejuicios, los malditos roles de género o la gente que discute porque se cree que el territorio es más de unos que de otros.
Ella quiere ser intranquila y tener que echarle más que un pulso a la paciencia. Y cuando alguien le dice “tú no puedes ser así” ella se ríe de la reacción que provoca el miedo que sienten quienes la perciben inabarcable. Impulsiva, temeraria a los ojos de quienes no pueden controlarla, pasional, muy al contrario de lo que se tenía pensado para ella.
Alaska ordena los tuppers completamente al contrario (y las botellas vacías) y nada de delantal vichy en rojo, o de regadera en mano o de alfeizar impecable, nada de lo establecido ni en su piel ni en sus ganas.
A Alaska le gustan los colores, le quita el sueño quedarse callada. Alaska ha aprendido que mejor quedarse a gusto que ser prudente.
Ahora Alaska es feliz, ahora Alaska dice NO, ahora los límites no se los imponen sino que ella los establece de antemano por si acaso (A todas aquellas mujeres LIBRES y VALIENTES EN RECONSTRUCCIÓN).
Ha llegado el tiempo de dar un paso adelante, de tomar la impulso porque tenemos la fuerza y los deseos para llevar a cabo todos los proyectos y las ilusiones porque el confinamiento por el COVID-19 ha conseguido que rompamos todos los moldes.
Y tú ¿Qué habrás aprendido cuando esto acabe? Y ¿Qué quieres que se quede?
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