03 Jul Coaching… Un camino de renovación personal y profesional
Hola, mi nombre es Maria del Mar Sanchez-Ferrero. Soy nueva en Mujeres Valientes y estas líneas son para que me conozcáis un poquito más. Mi pasado y mi presente. Un ligero recorrido por mi vida, tocando mis anhelos, necesidades, superaciones y “mis niños” (como yo llamo a mis métodos).
Mi verdadero Yo está en mi alma, donde llevo escrito quién soy y en ello está lo que he vivido en esta tierra hasta el día de hoy.
Soy entrenadora conductual, experta en ampliación de conciencias. Ayudo a personas y organizaciones en la resolución de conflictos internos, derivados de bloqueos emocionales, miedo e inseguridades a través de mis programas de coaching pioneros en España, para generar bienestar y salud.
Permíteme que te cuente un poco la historia de mi vida
Nací en Salamanca y mi infancia transcurrió como la de muchas personas. Un hogar en el había abundancia y la única carencia era el abrazo, es decir, el afecto-amor. Yo, añoraba con recibir cariño.
Cuando era pequeña sentía un gran vacío interior, aunque no supe ponerle nombre hasta muchos años más tarde. Me faltaba el abrazo, el afecto o amor y también la presencia. Yo anhelaba ser visible para mi padre.
Muchos años han sido los que he estado reprochándoselo (en mi interior) por no dármelo. Hasta que hace pocos años que me di cuenta de que no podían darme lo que ellos no tenían.
En una familia muy acomodada es más fácil estar que ser
De aquí se creó en mi mente unas creencias de: “no soy suficiente, no valgo, no soy merecedora de personas buenas a mi lado, de cosas y situaciones buenas, de amor…”. Que se transformaron en miedos.
Miedo a no ser suficiente, miedo a no ser válida, miedo a no ser amada, miedo a no ser merecedora de personas buenas a mi lado. Estos miedos producían una gran inseguridad en mí… Y que con el trascurrir y el paso del tiempo han hecho mella.
Más tarde, en mi etapa adolescente, diseñé una colección de personajes para mí. Aunque estas máscaras no aliviaban mi malestar y dolor, únicamente lo tapaban. Buscaba un referente para el abrazo, el afecto, pero no lo encontraba a mí alrededor.
Si me quitaba mis caretas sería rechazada, repudiada, consiguiendo más desvalorización (del poco que creía tener)
Ya adulta se instauraron patrones de sumisión a nivel personal. Con el paso del tiempo recorrí caminos con compañías masculinas que me restaban más que me sumaban. En pareja tomé patrón de cuidadora, sumisa y dadora, mendigando amor.
Esto lo aprendí del clan femenino materno, el cual lo acepté y continué. Durante años intenté ocultar mis miedos que me llevaron junto con mis patrones a recibir humillaciones, insultos, vejaciones, desprecios, golpes, engaños, es decir malos tratos. Viviendo violencias que gota a gota me iban consumiendo. Aún llena de problemas internos prefería el maltrato a la soledad.
Al mismo tiempo, en el trabajo, y con una posición superior por ser dueña de la empresa, me manifestaba altiva y prepotente para ser valorada y respetada; algo que, por supuesto, no conseguía.
Matándome a trabajar con largas jornadas y consumiéndome. Eso sí, los resultados económicos fueron de gran abundancia.
Llegué a generar junto a mi compañero profesional y padre de mi hija (entonces mi pareja) un buen patrimonio y empresa. Al cual tuve que renunciar cuando decidí poner fin a la vida de violencia que llevaba años soportando.
Ya habiendo tenido en dos ocasiones la muerte de cerca DECIDÍ VIVIR
Empecé a quitarme máscaras, a soltar lastres y dejé esa aparente seguridad económica y social.
Fue duro aceptar el maltrato psicológico, físico, familiar, e incluso económico. Todo ello causa tal dolor que te destroza el alma y crees que es incurable.
¿Con que me encontré?
Dejé una vida muy bien posicionada, me arrebataron la empresa y propiedades y me encontré llena de deudas y trabajando donde podía.
Un día, al acudir con una amiga a una sesión de formación en coaching, viví en primera persona la Ley del Espejo. Salimos de allí y decidí quitarme las caretas de los personajes que me quedaban porque intuía que esa metodología podía ayudarme.
Fueron tiempos duros al trabajar para financiar mis formaciones de las que doy miles de gracias por haber llegado a ellas.
Decidí formarme con los mejores internacionalmente en el mundo de crecimiento personal y he pasado por las manos de Bruce Lipton, Gregg Braden, Robert Dilts, Stephan Gilligan y algunos más de esta misma gran talla internacional.
Además de grandes profesionales son también maravillosas personas que me han transmitido su saber y su esencia, llenándome aún más. Aprendiendo a utilizar metodologías punteras a nivel mundial y pioneras en España como la percepción dermo-optica(R) para la resolución de conflictos.
Formarme con Robert Dilts y Stephan Gilligan (mi hermano californiano, como él me dice) ha sido maravilloso.
Un día, estábamos de formación en un lugar frente al mar y Stephan Gilligan me mandó hablar con el mar. Allí frente al mar, mi mente hizo clic, desperté y conecté con la limpieza y la fuerza de una ola
Tomé conciencia de la grandiosidad del poder del mar y de mi poder, y a la vez de mi pequeñez. Tomé conciencia de mucha de la basura que tenía en mi mente. Pedí permiso y sentí como una ola se llevaba lo que en ese momento ya no necesitaba. Solté y me liberé. Sintiéndome más ligera y con más vida.
ACEPTÉ soltar. Recapitulé mis formaciones y experiencias, y empecé a crean mi método: Limpia tu mente con un Mar de olas.
Alcancé mi deseo: vivir en amor, respetada, valorada, una mujer fortalecida. Es decir, conseguí AMARME, VALORARME y estar atenta a las señales sobre RESPETARME.
Seguí formándome para niños y lo hice en percepción dermo-óptica especializada para niños® (siendo la única capacitada en España para trabajar con esta metodología) y después en de-codificación. Entonces cree el método Inteligencia Infantil Activa.
¿Cuál fue mi transformación personal?
Agradecida por todo el recorrido vivido hasta este momento y a pesar de la dureza del terreno, hoy quiero compartir tal y como soy.
Una mujer segura, con autoestima alta, viviendo en amor, respeto y valorada
Sin traumas, con un sentido en mi vida y con las heridas sanadas. Alegre, llena de vida, con ganas de seguir aprendiendo, compasiva, empática y perfectamente imperfecta. Esta soy yo y mucho más.
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