20 Oct Camille Claudel, a la sombra de Auguste Rodin
La escultora francesa Camille Claudel, una artista indispensable
En plenas celebraciones parisinas por el centenario de la muerte de Auguste Rodin -el gran escultor que desempeñó un papel clave entre el arte clásico y el moderno-, quiero centrarme en la interesante artista Camille Rosalie Claudel (1864-1943) su discreta y conflictiva compañera.
La historia de la escultora francesa resulta conocida, no tanto por su obra sino especialmente por su complicada relación con Rodin, su maestro, así como por el ingreso en un manicomio durante los últimos años de su vida. Y mientras se sigue discutiendo sobre la influencia que Rodin ejerció sobre ella, muy poco se ha estudiado la aportación de Camille al arte de Auguste.
Pues bien, recientemente Francia le ha dedicado un museo a la obra de esta escultora en Nogent-sur-Seine, en la ciudad norteña y en el mismo edificio donde transcurrió la niñez de la artista. La trayectoria demuestra una vez más hasta qué punto fue para una mujer desarrollar la plena actividad de artista. De hecho, la Escuela de Bellas Artes de París no admitía a las mujeres, en la época en que Camille comienza su formación en el arte de la escultura en una academia privada.
Desde niña, siguiendo su vocación empezó a modelar la terracota sin emprender ni seguir un recorrido de formación artística normal y dedicándose a los temas vivos, sometiendo sus esculturas a la cocción en el horno de casa ayudada por la cocinera.
Cuando la familia se trasladó a París, para ella fue una suerte: frecuentó el Louvre, alquiló un taller con otras tres artistas e inició a tomar clases de Alfred Boucher, su primer maestro, hasta la marcha de éste a Italia, recomendándola a Auguste Rodin.
Comenzó a trabajar en el taller de Rodin, 23 años mayor que ella
La etapa decisiva se registró en 1884, precisamente cuando empezó a trabajar en el taller de Rodin (23 años mayor que ella) posando para él y ayudándole en la modelación de piés y manos de sus grandes obras (por entonces ‘Portes de l’Enfer’). En 1888, se instala en el nuevo estudio abierto por Rodin: colabora con él e inicia una relación amorosa.
Para Camille fueron años decisivos: trabajó la arcilla, el yeso, esculpió el mármol y comenzó a exponer y, gracias a su amante, pudo codearse con los mayores artistas de París en esa época.
Rodin y Claudel viajaron mucho entre 1887 y 1894, pero su relación entró en crisis en 1892, ya que Rodin no demostró ninguna intención de abandonar a su compañera con la que había tenido un hijo. De todas formas, siguieron juntos hasta 1898 incluyendo un romántico paréntesis con Debussy.
“Mi hermana Camille, implorante, humillada, de rodillas, ella tan soberbia… ”
Los años noventa fueron muy fecundos para Camille dando rienda suelta a sus creaciones más importantes, entre ellas l’Age Mur. Aquí se figura a sí misma de rodillas con los brazos tendidos hacia un hombre más anciano de espaldas, que se deja llevar por otra mujer. De esta escultura, su hermano, el poeta Paul Claudel comentó: “Mi hermana Camille, implorante, humillada, de rodillas, ella tan soberbia, tan orgullosa (…) mientras lo que se aleja de su persona (…) es su alma”. A partir de entonces empezó su ocaso: sola, tras finalizar su relación con Rodin, vivió en la miseria, como documentan sus cartas de petición de ayuda y de anticipos de dinero. Mantenida por el padre y con lo que ganaba con sus bocetos -que al no estar firmados no fueron identificados- siguió exponiendo dando motivo a los críticos de hablar de su obra.
Mas su estado de salud mental fue agravándose en 1905
Mas su estado de salud mental fue agravándose en 1905: su obsesión por el robo y el plagio con manías de persecución por parte de Rodin acabó pronto en psicosis… hasta que en 1903 fue ingresada en un instituto especializado donde transcurrió treinta años para acabar muriendo en 1943. Desde aquí escribió cartas, listas de objetos y peticiones de ayuda. Pero no volvió a esculpir nada más a pesar de que, como escribió a su hermano: “… quisieran forzarme a hacer esculturas en el Instituto y viendo que ya no puedo, se me impone un montón de molestias. Esto no me convencerá para hacer lo contrario” Y en la misma carta se referia a la madre que, al parecer, fue la principal responsable de su larga hospitalización, incluso cuando los médicos no lo consideraban necesario.
Además del flamante Museo que la consagra, muchas de las obras de Camille Claudel se exponen también en el Museo Rodin de París, en una sala a ella dedicada, junto a algunas esculturas del maestro Rodin que ella le inspiró.
Otra mujer valiente, que supo luchar hasta el final por un amor no correspondido y defender su arte como pudo de los enemigos que la asediaban, de los que cayó víctima.
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