Amor verdadero capaz de mover montañas. Mujeres Valientes

Amor verdadero para toda la vida… Capaz de mover montañas

Amor verdadero capaz de mover montañas. Mujeres Valientes

 

Hola a todas mis lectoras de Mujeres Valientes. Este artículo para mí es un poco especial. Por muchos motivos. Para empezar, porque no os lo escribo desde la tranquilidad de mi casa, de mi sofá, o de mi portátil (que es lo único que está aquí conmigo ahora); si no que os lo estoy escribiendo desde una cafetería en el Casco Viejo de Bilbao.

Y diréis, ¿qué leches hace María en Bilbao? Pues chicas, ¡de luna de miel! Sí, para las que no lo sabéis, me casé el pasado 6 de diciembre después de doce años de noviazgo. Ya tocaba, ¿no?.

Este artículo también es especial porque nunca jamás esperé, que algo como contraer matrimonio, y disfrutar de unos días de luna de miel, turismo, y sobre todo amor, con mi ya marido, me hicieran reflexionar sobre una persona…

 

Amor verdadero… No importa cuando se encuentre

 

Una mujer sobre la que dejé el artículo escrito en El Puerto, pero que ahora, con un americano al lado, mi iPhone, y mi MacBook, me han inspirado para darle una vuelta completa al artículo.

Como Tamara siempre está con eso de que tengo que desconectar, y que tengo que olvidarme del trabajo, le dedico dos frases a ella:

Primero, que el artículo ya estaba escrito; y segundo, que la inspiración viene cuando viene, y para mí, y tú lo sabes, este artículo era especial, porque tú lo contaste desde los ojos de él, y yo voy a contarlo desde los ojos de ella.

 

Ambos, y las dos lo sabemos, lo merecen. Te quiero mucho, Tamara. Besitos desde Bilbao

 

Bueno, para reflexionar, desde el día de mi boda, que ofició Tamara, por cierto, he de poner de manifiesto que lo único que estoy haciendo desde ese día que inicié mi andanza como mujer casada, es pensar y filosofar sobre el amor.

Siempre me hago la misma pregunta, ¿hasta dónde es capaz una mujer de llegar por amor a su pareja? ¿El amor nos hace soportar las peores circunstancias, ya no solo laborales, sino de salud propias y de nuestra pareja?

Este es el caso que os traigo este mes. Quería y lo tenía escrito ya previamente, pero el haberme casado, y la magia de esta ciudad tan maravillosa como es Bilbao, me ha hecho verlo desde otra perspectiva.

Os presento a Merchi, una mujer divorciada, con dos hijas mayores, y con dos nietos. Con cuarenta y seis años, es una mujer buscavidas, que se gana la vida como camarera o como limpiadora en los sitios que surgen. Todo, para salir adelante.

Un buen día de primavera, hace dos años, Merchi ve un anuncio de Facebook de un señor que vive cerca del bar donde trabaja.

 

Está muy delicado de salud y en una situación económica precaria

 

Vive en un apartamento de un dormitorio que no tiene mucho que limpiar, por no decir nada. Ofrece una cantidad que a nuestros ojos es irrisoria, pero que para la gente que sabe de la situación de este hombre, era mucho.

Merchi observa cómo la gente lo pone de vuelta y media, diciendo frases como “el tiempo de los esclavos pasó” y cosas así. Me sigo emocionando y todo al recordarlo.

Ella decide hablarle por privado. Y se ofrece a echarle una mano cuando ve que el apartamento en el que vive este señor, no es más que una lata de sardinas, en el sentido de que no había mucho que hacer.

Observa que el hombre está en un estado de salud lamentable, por varios trastornos y enfermedades degenerativas que limitaban su movilidad, y para colmo, le hacían vivir con un profundo dolor desde que se levantaba hasta que se acostaba.

Empatiza con él, le inspira ternura, y al ver que él con ella se ilumina un poco de la oscuridad que lo envuelve, ella se interesa por acompañarlo a dar un paseo, de ahí a tomar algo… y ahí surge un amor que yo admiro porque va más allá de todas las fronteras.

 

Él le dice un día que tiene que ir al despacho de sus abogadas (que no sé yo quienes serán, ¿apuestas?), que si lo acompaña. Y cuando entra por la puerta del despacho la conocemos nosotras

 

Él siempre había venido solo, y yo, como no tengo vergüenza ninguna, recuerdo que con Tamara a mi izquierda, al ver tanta complicidad entre Merchi y él, les pregunté sin pelos en la lengua: “¿vosotros sois pareja?”.

Que oye, que a mí me importaba más bien poco, era por la complicidad que veía, y que se empeñaban en ocultarlo. Era mi forma, de animarle a que se amase sin condiciones y sin esconderse de nada ni de nadie.

Ahí surgió una conexión, ya no solo con Merchi, sino que aprendimos incluso a conectar con él un poco más, porque era una persona que a veces era difícil de llevar.

Cada vez que avanzaban los días, ella iba viniendo como lo que era y sigue siendo, su pareja. Comenzamos a ver a través de los ojos de Merchi que su pareja estaba empeorando.

Os pongo en antecedente, él tenía un proceso abierto en los juzgados de lo social de Jerez de la Frontera, pues la Seguridad Social le había concedido una Incapacidad Permanente Total, a pesar de que tanto por sus dolencias, como por sus años cotizados y demás, tenía más que ganada una Incapacidad Permanente Absoluta.

 

No le habría servido de mucho, pero económicamente habría estado más tranquilo

 

Mientras intentamos por todos los medios que todo vaya escrupulosamente visto y destinado a conseguir un resultado acorde a sus pretensiones (como lo hacemos siempre), nos viene la cédula de señalamiento de Juicio. La fecha es para diciembre del 2020. Increíble, ¿verdad?

Fuimos a hablar con el Juzgado y nos decía la LAJ (Letrada de la Administración de Justicia), que lo sentía mucho, pero que estaba todo el mundo igual. Y nos entra el cabre máximo hasta el punto que nos ponemos a hablar con profesionales para que nos orienten sobre qué hacer, porque sabíamos que él no iba a llegar vivo al Juicio.

No teníamos tiempo, íbamos contrarreloj, movimos cielo y tierra, hasta que presentamos un escrito reforzado por nuestro perito que decía que era conveniente adelantar el Juicio, por el grave estado de salud de nuestro cliente.

Ahí comenzó la incertidumbre de las tres, de Merchi, de Tamara y mía. No sabíamos qué hacer, sólo nos quedaba esperar

 

Cada vez que llegaba una notificación del Juzgado nos echábamos a temblar. Y se le daba traslado a la Seguridad Social, y cada día, recibía una llamada de Merchi que me decía siempre con su tono que tan gracioso me parecía “MariJose, ¿se sabe algo?”. Juramos no decirle nada a él si era un no, para que no se llevara un palo gordo. La avisaríamos a ella.

Hasta el día en que llegó la noticia. A mediados de septiembre nos llegó una notificación que decía que se adelantaba el Juicio para el próximo día 16 de diciembre de 2019, es decir, para hace apenas unos días. Habíamos conseguido adelantarlo un año, ¡increíble! Le dimos la noticia, estaba feliz y pletórico. Pero no estaba para él.

 

Amor verdadero… a prueba de Justicia

 

El 5 de octubre nuestro cliente falleció debido a sus graves enfermedades degenerativas. Merchi, Tamara y yo, creo que fuimos las personas que más nos preocupamos por él en sus últimos tiempos.

Nosotras solo podemos rezar para que el colapso de la Administración no vuelva a suceder, porque con él falló, ¡y lo más grande!. Pero Merchi es la que peor ha quedado. No estaban casados, y por tanto, ella no ha tenido derecho alguno de ni tan siquiera conservar una foto de su pareja. Nada. A ojos de la Ley no era nada.

 

No importa lo amargo que sea el café, cuando se quiere de verdad, , te lo tomas sin pensar

 

Merchi, sé que me estás leyendo, lo sé porque yo misma te he pasado el enlace para que lo leas. Gracias por enseñarme a fortalecer el amor y a ver todavía más que, no importa lo amargo que sea el café, cuando se quiere de verdad, te lo tomas sin pensar.

Gracias, por ser una mujer valiente dispuesta a luchar por lo que quiere. Gracias, por formar parte de nuestra vida, y por brindarnos tu amistad. Por muchos años así. Sé que él donde quiera que esté, nos ilumina el camino a las tres, porque nosotras cuidábamos en parte, pero tú, y únicamente tú, eras su auténtico faro y su guía.

Y aquí termino, al igual que mi café, y me retiro a hacer un poco de turismo. No quiero llorar más de lo que ya he llorado con este caso, porque me duele que la Administración falle de esta manera.

Tamara perdona, pero te copio la frase porque es verdad, puede que todos estén igual, lo que es seguro es que el nuestro, ya le digo yo Letrada, que no está.

 

Mª José Mateos Selma
maria.mateosselma@gmail.com
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