Actitud... Lo que determina la vida que elegimos vivir. Mujeres Valientes

Actitud… Lo que determina la vida que elegimos vivir

Actitud... Lo que determina la vida que elegimos vivir. Mujeres Valientes

ESTO TAMBIÉN ES PANDEMIA

Se nos han olvidado muchas cosas importantes. Se nos ha olvidado levantar la cabeza, mientras vamos de camino al trabajo para ver el color del cielo. Se nos ha olvidado dejar una rajita de la ventana abierta, para escuchar a los pájaros antes de que amanezca.

Se nos ha olvidado, levantarnos 5 minutos antes para tomarnos el café, justo en ese instante antes de que el sol arranque. Se nos ha olvidado oler el champú mientras nos enjabonamos el pelo, o seguir con la mirada las pompas de Mistol cuando apretamos el bote más de la cuenta.

Se nos ha olvidado comernos un trocito de chocolate antes de irnos a dormir la siesta. O al menos se nos ha olvidado sentir cómo y de qué forma estábamos haciendo todas esas cosas. Se nos estaba olvidando convertir en esencial y especial aquello que es rutina.

Y de repente te encuentras a alguien para quien tu rutina son privilegios, alguien que te dice algo parecido a “yo soy feliz con un hoyito en el pan y un chorreoncito de aceite” y ¡ZAS! La vida te zamarrea y te das cuenta de que hay mucha gente que ya estaba viviendo su propia pandemia mucho antes de que nosotros, “egoístas con necesidades cubiertas”, nos estuviésemos quejando por cosas que tienen remedio.

 

EN BUSCA DEL SENTIDO

 

Y te encuentras frente a frente con dos caminos a seguir. El primero lamentarte hasta que se te acaben las fuerzas y las ganas y el segundo buscarle el sentido a lo que te pasa por dentro.

LO QUE ELLA (ella con todas esas mujeres que le dan valor y sentido a mi trabajo) SIENTE POR DENTRO

 

A ella le gusta a lo que sabe este tiempo. Le gusta esa forma particular en la que cantan los pájaros a horas intempestivas o la forma en la que van y vienen las gaviotas a pesar de que el mar no queda tan cerca.

Y como todo eso, junto con el amanecer y el cielo naranja, le recuerda cada día que se puede vivir a caballo entre dos mundos: el real y el que quieres, por el que te levantas cada mañana, y como todo eso es “lícitamente compatible”, es justo, cotidiano, necesario y legítimo.

Imagina esta escena, da igual donde vivas, da igual si vives al oeste de España o en un pueblo del sur de Inglaterra, eso ahora es lo de menos.

Imagina que vienes de copiloto, de vuelta de la playa, imagina que es un medio día de invierno de esos en los que el sol calienta más de la cuenta y te viene dando de lleno en la cara.

Imagina que al mirar por el retrovisor sientes que solo existe este ahora, respiras hondo y te sientes en paz, sientes que no necesitas más que esa sensación llenando todo tu ser, estás aquí sintiendo el ahora, lo único que tienes y todo quien eres en plenitud y conciencia.

 

LA IMPORTANCIA DE VIVIR EN EL PRESENTE

 

Y mientras haces ese camino de vuelta a casa, mientras tanto, de fondo viene sonando Leiva invitándote a hacer todo eso a lo que quieres atreverte, sin ese sentir que necesariamente, la ganancia del riesgo de intentarlo te haga perder algo a lo que tienes en estima.

Y a la vez haciendo de forma indirecta que te interrogues acerca de si lo que haces hoy, te hace estar más cerca de la vida que realmente quieres vivir o te está alejando de ella.

 

 

NUESTRA ACTITUD NOS DETERMINA, A NOSOTROS Y A LA VIDA QUE ELEGIMOS VIVIR

 

“Lo que más importa es la actitud que tomemos hacia el sufrimiento” (El hombre en busca del sentido- Viktor Frankl).

 Y aunque estemos a finales de febrero comienza a oler a verano y te preguntarás ¿A qué huele el verano?.

Para ella el verano huele a calma, a tierra seca y a árboles cargados de naranjas. El verano huele a zona hora, sabe a hamburguesa y a patatas baratas con alioli.

El verano sabe a cosas sencillas, decisiones que pueden ser relativas  y a experiencias y ganas por saltarte las fronteras de dos en dos y de sentir que necesitas cuatro vidas más.

Cuatro vidas más para poder recorrer al menos la mitad de los sitios que tienes en mente. El verano no descansa, ni espera, el verano hay que gastarlo, agotarlo, exprimirlo ¡¿Pero si no es verano?¿Pero si estamos a finales de febrero?!

 

Creo que justo en eso consiste la vida, en hacer como si siempre fuese verano, en tener siempre en el maletero una sombrilla y una toalla “por si acaso”

 

Así que mi gran consejo es que salgas ahí fuera, con esa camiseta nueva como si hoy fuese ese viernes al que esperas para estrenarla. Que te bebas esa botella de vino en compañía de alguien especial aunque sea martes o que te quedes hasta tarde viendo una peli de miedo y al día siguiente madrugues.

Mi gran consejo es que practiques la empatía, que antes de maldecir tu situación mires a un lado y al otro y que recuerdes que hay personas que mucho antes de todo esto, ya estaban viviendo sus propias pandemias.

Mi gran consejo es que des Gracias, hagas balance. Mi gran consejo es que te agarres al presente, no vivas anclado o anclada en el pasado y mucho menos que te proyectes en el futuro incierto de las cosas que el miedo nos hace creer, pero que la mayoría de las veces ni siquiera suceden.

Mi gran consejo es que le busques el sentido a tu dolor y lo llenes de alma, que le des la mano y que sigas adelante, pero sobre todo mi gran consejo hoy ES QUE VIVAS EN LA CERTEZA DE QUE HAY COSAS QUE PUEDEN SER POSIBLES CONTRA TODO PRONÓSTICO.

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