29 Sep Volver a la rutina… Fundamental para los más pequeños

Ha sido un verano atípico, pero lo cogimos con ganas. Tras 3 meses de confinamiento, con todo lo que ello ha supuesto, el poder disfrutar de la playa, de la montaña, de la familia, ha sido como un soplo de aire fresco que todos necesitábamos.

Y si alguien lo necesitaba en grandes dosis eran nuestros peques

Han afrontado un confinamiento que les ha dejado sin amigos, sin juegos en la escuela, sin parque. Se merecían un verano a tope.

En nuestro caso el día 1 de julio ya estábamos caminito de Sevilla de nuevo (pasamos 2 meses de confinamiento allí). De ahí partieron distintos planes: playas, amistades, familia, y montaña.

Este año, más que cualquier otro, sin duda hemos disfrutado de la montaña. No sé si será por la sensación de naturaleza, de espacio, pero nos sentíamos más “seguros” y con más necesidad de ese aire puro.

La cara de Pequeño G cuando su prima llegó a casa de los abuelos no tenía precio

Tres meses sin jugar con otros semejantes son muchos meses, y más tratándose de su prima del alma y cuando los abuelos han comprado una cama elástica maravillosa para que disfruten del verano. Estuvieron juntos todo el mes de julio, inseparables, disfrutándose y fue increíble.

Pero tras las ansiadas vacaciones parecía que la vuelta a la “rutina” iba a ser una realidad. Incertidumbre con el tema escuelas, que finalmente abrieron. Y surgieron los debates y las “malas madres” que decidían llevar a sus hijos a la escuela.

Yo actualmente no trabajo, mi marido teletrabaja, pero tanto Pequeño G como nosotros necesitábamos urgentemente la escuela, todos.

Y no me equivocaba. Sobre todo en lo que a Pequeño G respecta. Está como loco de contento con la escuela, con volver a jugar con sus compañeros, volver a aprender una canción cada día, volver a jugar en el patio, volver a desconectar de papá y mamá durante unas horas de diversión.

Volver a la rutina de verdad

Y yo, por otro lado, puedo volver a mirarme al espejo, a organizarme mis cosas, a analizar mis proyectos, etc.

No voy a negar que la escuela nos tiene en vilo día a día con el tema síntomas, porque en teoría en cuanto el niño tenga tos no se le puede llevar a clase.

Y digo yo, si mi hijo y sus coetáneos cada año se pasan de octubre a mayo con tos  y mocos, ¿cómo lo hacemos? ¿PCR semanal? ¿Pediatra diario?.

Pequeño G empezó esta semana con un poco de tos productiva (de mocos) y claro, nos entra el pánico. No sé cómo lo van a ir gestionando en las escuelas, porque si cada niño que tosa se tiene que quedar en casa se van a quedar sin niños todo el curso.

Por si fuera poco, un par de semanas antes de la vuelta a la escuela decidimos retomar la operación pañal fallida que intentamos comenzar en junio. Veíamos que Pequeño G ya nos avisaba cuando quería hacer caca y nos lanzamos.

Creo que este tema bien merece otro post exclusivo en Mujeres Valientes, así que solo os diré que llevamos un mes con la operación y aún no la damos por concluida. Por suerte en la escuela le están ayudando bastante.

A esta nueva normalidad, nueva rutina, sumamos, además, otro aspecto bastante importante, al que también dedicaré un post pero más adelante, que es un embarazo de riesgo.

Sin duda este 2020 está siendo un año para aparcar, para tachar del calendario, resetear, empezar de cero. Solo deseo que en esos meses que nos quedan de año aún nos depare algo positivo, aunque visto el panorama, nos vienen meses complicados.