26 Sep Tan honesta que apesta
¿Qué será lo que ocurre dentro de una persona para que tome la decisión de ser honesta “pase lo que pase”?
Del todo no estoy segura aunque yo soy una de ellas. Con la verdad por delante uno pierde miedos e inseguridades ante acusaciones o reclamaciones futuras, siempre la realidad, aunque también siempre subjetiva. Pase lo que pase, caiga quien caiga… ¿seguro?
La intención es no mentir, no complicar más las cosas, partiendo por ser honesta con una misma y no siempre es fácil.
Cuando alguien se acerca confiando en ti y pide consejo te la estás jugando. No cabe duda de que puede salir bien: aconsejar desde la sinceridad bajo tu punto de vista y que sea bien recibido (independientemente de que llegue a ser aplicado o no), pero puede salirte el tiro por la culata y dejarte, no el ojo ni el carrillo, si no el alma amoratada.
¿Qué posibilidades tenemos de conservar una relación de amistad tras la verbalización del consejo?
Por nuestra parte la posibilidad es cien por cien real y con esa intención somos honestos pero, por la parte del que ha preguntado, tras abrir su corazón y mostrar plena confianza en ti, la posibilidad se puede ver truncada por un solo motivo: la falta de desarrollo de habilidades sociales aplicables con los demás y con ellos mismos. Me refiero a la capacidad de ser receptivos, empáticos, realistas y agradecidos.
No pretendo que se admita el consejo como verdad absoluta, claro que no, pero sí que, quien lo pida, esté preparado para recibirlo. Esto ayuda a que se escuche, dialogue, intercambien criterios y se mantenga la relación de amistad a pesar de la incompatibilidad de argumentos.
Ser mujer, mayor de 40, madre y profesional en temas educativos y emocionales, te enseña a callar y guardarte el consejo y las verdades. Te enseña a ser honesta contigo misma sobre todo y nada más. Te enseña a dar ejemplo y parar ahí. Te enseña a responder con nuevas preguntas para no quedarte sin esa “amiga”, especie que escasea cuando cumples los requisitos que menciono al principio de este párrafo…
Ves a esa otra mujer llorando, gimiendo entre sollozos, buscando salida a sus preocupaciones, pidiéndote consejo…y aprendes a callar para no perderla.
Quiero ser veraz. Quiero ser esa mujer realista que no pierde capacidad de imaginar. Quiero seguir yendo con la verdad por delante porque también así soy fuerte asumiendo consecuencias (creo que esta fortaleza les asusta). Pero no quiero ser más esa “esa amiga tan honesta que apesta”.
Cuando tú pides un consejo… ¿estás preparada para recibirlo?
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