25 Jun Nueve meses de espera y preparativos
Nueve meses esperando al pequeño G
Cuando una se queda embarazada inevitablemente empieza a sentir su cuerpo de otra forma. Te ves diferente y te ven diferente. Mi primer trimestre fue todo el verano. Por suerte no fue muy malo, quizá influyó que lo pasara enterito en la playa. Estaba desganada físicamente y me daban naúseas la mayor parte del tiempo, aunque nunca llegaron a más.
El consejo de Noe: pastillas de jengibre para las náuseas
Para mí fueron una maravilla. Se compran en farmacias y/o herbolarios, son jengibre 100% en pastilla. 2 al día y adiós náuseas.
Típicas fotos de “barriguita” veraniega que cuando las veía estando ya de 8 meses me daban la risa (juzguen ustedes mismos en las fotos) pero que nos hacían tantísima ilusión!
Hasta finales de agosto he de reconocer que estábamos en un ¡Ay! con el tema de no emocionarse en exceso por los riesgos que hay de que no vaya bien.
De aquí el origen de la gran cuestión ¿cuándo contarlo?. Como me enteré del embarazo dos semanas antes de ir a Sevilla quise esperar para contárselo en persona a mis padres. Decidimos contarlo solo a nuestros padres y ya a partir de las 12 semanas, una vez confirmado que todo estaba en orden, publicarlo por fin a los 4 vientos. Pero contárselo a mi madre acarreaba sus riesgos, ya que su concepto de secreto difiere bastante del mío. Así que a mediados de julio ya los sabían unas 863.459.173.541 millones de personas que, según mi madre, ella solo se lo había dicho a su círculo cercano, que a su vez lo comunicó al suyo y al final hasta un koala de Australia se había enterado.
En fin, nosotros sí que lo mantuvimos en secreto hasta que nos hicimos la famosa ecografía doppler de las 12 semanas
Y ahí estaba nuestro cacahuete (así lo llamamos desde el principio, no pregunten por qué, ya que ni nosotros lo sabemos).
1 de noviembre de 2017, llegamos a Madrid, invasión de cajas por todas partes y yo de 4 meses de embarazo.
Soy una especie de Marie Kondo de la vida (Os recomiendo el libro La Magia del orden) y no soporto ver cajas de mudanza, así que me dio el ataque unido al síndrome del nido y en un par de días estaba todo colocado (previo paso por Ikea para adquirir algunas opciones de almacenaje).
El siguiente paso tras la mudanza fue comprar un coche. Hasta la fecha habíamos vivido tanto en Madrid como en París en el centro de la ciudad, por lo que un coche era más un estorbo que un beneficio. Pero ahora la cosa cambiaba, vivíamos a las afueras con un bebé. Somos de decisiones rápidas así que en una semana teníamos coche: ¡un Hyundai Tucson!. Me compré un adaptador de cinturón para embarazadas, para que el cinturón quedara por debajo de la barriga sin presionarla. Puede parecer una chorrada, pero conforme la barriga crece eso se clava bastante.
El segundo trimestre del embarazo, a pesar de pasarlo entre París, Sevilla y Madrid, fue el mejor de todos. Aún no estás tan gorda como para sentirte incómoda, pero ya has pasado el primer trimestre y tienes una «barriguita» la mar de mona.
Durante el tercer trimestre todo empezó a hacerse más cuesta arriba
Más peso en la barriga, la acidez de estómago en todo su esplendor, haciéndome las noche complicadas. Almax se convirtió en mi mejor amigo, porque la ranitidina no me hacía nada. Me empezó a entrar un dolor intenso en las caderas al estar en la cama, dicen que por el ensanchamiento de la pelvis y por el peso sobre el lado del que estuviera. El caso es que las noches eran fastidiadas, dormía regular. Me compré esta maravillosa almohada de embarazo que recomiendo al 100%. La almohada hizo más llevaderas las noches, porque al principio me ponía cojines y almohadas por todas partes y se acababan cayendo y es un horror.
Empecé las clases de preparación al parto y además por partida doble. Con Mr F iba a las de hospital, los viernes por la tarde; y los martes iba a las del centro de salud del barrio, donde he conocido mamis que se han convertido en grandes amigas con las que compartir batallas.
Poco a poco empezamos a preparar la habitación de Pequeño G. Compramos la típica cómoda Hemnes de Ikea, pero de segunda mano, ¡que nos esperaban muchos gastos! Le cambié los tiradores por unos de Zara Home y quedó monísima con el cambiador de estrellas que compré en Sevilla en navidades.
Decidimos dar un toque nórdico con unos vinilos muy chulos de triángulos
Junto con el síndrome del nido llegó el síndrome de ¿seremos capaces de criar un hijo? Y nos entró la crisis y empezamos a comprar libros de bebés. Unos más en plan gracioso y otros más en serio. El que más me gusta y que sigo utilizando es el de Tracy Hoggs: Guía para criar bebés tranquilos y felices.
Como Mr F y yo veíamos que nuestros días de independencia se terminaban, decidimos hacer una Baby Moon en diciembre y nos fuimos unos días por Asturias, un viaje de relax total. Además allí visitamos a mi querida Mery, amiga de Erasmus que estaba embarazada de mes y medio más que yo! Lo peor de ir a Asturias embarazada es no poder probar ni un queso! Cómo sufrí con el cabrales…
Pasamos las navidades en Sevilla, entre mantecados, ver a los demás comer jamón y brindis con agua. Feliz de la vida con mi barrigota que cada vez se hacía más y más enorme.
Volvimos a Madrid con el coche cargado de Gadgets para Pequeño G heredados de mi sobri
La cómoda del enano se fue llenando poco a poco y comprar ropa minúscula se empezaba a convertir en una adicción.
Como la costura es uno de mis hobbies desde hace un tiempo y como vi que de pronto los nidos de bebé se estaban convirtiendo en un gadget importante, me hice con una tela monísima para crear un nido propio casero para mi baby. Tenéis el tutorial en mi blog.
Otra de las adquisiciones importantes era el carrito. Yo tenía claro que quería el tan famoso Bugaboo. Por dos motivos: 1. Soy una loca de las tendencias y 2. Es considerado el mejor carrito del mercado. Pero quería que fuera algo original, que fuese igual al resto. Y buscando y rebuscando en internet encontré una edición especial de 2017 que además estaba de oferta en una tienda de Santander. Sí, sí, por algo me llaman “rastreator”. Así que pantallazo a Mr F para su aprobación y ale, carrito comprado! En 24 horas lo teníamos en casa, a finales de enero, y no pudimos evitar montarlo y dejarlo listo.
Más gadgets importantes:
- La cuna: Unos amigos se ofrecieron a prestarnos su minicuna de Babybay que se puede poner de colecho. Sí, ese término tan de moda que consiste en compartir la cama con el bebé. Es una minicuna que se engancha a nuestra cama. La verdad que nos ha venido genial por tamaño y por estética. ¡Nos encanta a los 3!.
- La bañerita: Yo tenía claro que quería una bañera que se pudiera meter en la bañera grande más adelante pero que al principio se pudiera colocar en un soporte que me permitiera usarla en la habitación de Pequeño G, junto al cambiador. Así que bicheando encontré el set de LUMA y nos lo regalaron por Reyes.
- Para la cuna y el capazo: Al ser invierno, nos regalaron unos sacos de Jané ideales, bien abrigaditos. Prefiero los sacos a llenar al niño de mantas, ¡me dan yuyu!.
- La silla del coche: Hay quien opta por el famoso Maxi Cosi, pero como no lo íbamos a usar con el carro preferimos comprar directamente una silla que va de los 0 a los 4 años (grupos 0 y 1). Compramos un modelo nuevo de Be Cool que se gira 360 grados, lo cual facilita mucho la maniobra de colocar y sacar al bebé del coche, la verdad.
Para completar la decoración del cambiador fabriqué un móvil precioso con retales que tenía por casa.
A las 34 semanas empecé con la bolsa de hospital de Pequeño G. Metí bodies, pijama, toquilla, gorrito y manoplas, calcetines, polainas y cepillo.
Semana 36 y Pequeño G estaba de nalgas, así que investigando vimos que, además de andar a 4 patas, existía una técnica de acupuntura llamada Moxibustión. Consiste en aplicar calor sobre el dedo pequeño del pie con un puro de moxa.
Fuimos a la otra punta de Madrid a comprar los puros y allí que nos pusimos a probar. Pero lo único que conseguimos fue apestar la casa!!!
¿En qué acabó la historia? Más y mejor en el próximo post.
¡Feliz semana y feliz veraneo, Mujeres Valientes!
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