15 Jun Madre pobre rica, invierte en tus hijos sin gastar dinero
Invierte en tus hijos sin gastar dinero
Invierte TIEMPO y ESFUERZO
Inquietante consejo ¿verdad? Me acerco con una reflexión a la que he llegado desde la sencilla observación del entorno, desde mi experiencia personal como madre y educadora de niños, padres y maestros y, sobre todo, desde la necesidad de justificar la NO necesidad de “Tener todo para poder tener hijos”
Muchas veces oímos a amigos y familiares decir eso “Uff… estamos ahora como para meternos en otro bebé…” ¡como si de comprar un coche o una vivienda se tratara!
Según el ritmo social que estamos marcando, los jóvenes necesitan formarse (una carrera universitaria sería perfecto), mejorar su formación (másters…) y con ello intentar conseguir un puesto de trabajo estable y bien remunerado porque entonces llegarán los momentos “vehículo” y “vivienda propia” a los que deberían ir haciendo frente sin necesidad de ayuda familiar (al menos pasados los 2 o 3 primeros años).
“Veintimuchos” o treinta años tienen ya cuando su pareja les pide “estabilidad” emocional y algunos no saben lo que significa, porque quizá nunca se habían parado a pensar en que la necesitarían a un nivel distinto que el del nido del que salieron. De acuerdo, vivirán juntos, compartirán gastos fijos y no pensarán en tener niños para evitar gasto de dinero, gasto de tiempo propio (amarres) y gasto de lustrosidad física, entre otras razones.
Amarres los hijos traen. Inevitablemente un miembro más de la familia conlleva ajustar rutinas para cubrir también sus necesidades, lógico. Lustrosidad se pierde porque el cuerpo (de la mujer más, evidentemente) se desgasta un poco para dar vida a un nuevo ser y abrir camino a la naturaleza, esto es así. Gastos… sí, alguno sí. Los pañales los van a querer comprar para no usar los de tela (menudo panorama el lavar a mano), entonces un “dinerito” sí hará falta. Si el bebé nace sano no hay más gastos extras. ¿Cómo lo hicieron nuestros bisabuelos? (Parían en casa, amamantaban si podían y si no rebajaban la leche de vaca con un poco de agua, reutilizaban la ropa de los hermanos anteriores, hacían conexión en todos los momentos en que la familia se reunía hablando y comentando, resolviendo juntos, ayudaban a los vecinos y recibían su ayuda…) Aquí estamos porque aquello, mal que bien, sirvió para salir adelante. Era lo imprescindible.
De acuerdo, estoy exagerando y nadie querrá criarlos como antaño. Pero entre aquello y lo de hoy hay un término medio de cordura y responsabilidad.
Padres con abundancia económica están menos tiempo con sus hijos e invierten en tenerles más preparados para un futuro laboral de excelencia y competitividad. Padres pobres, ricos en valores, humanidad y agradecimiento, invierten su tiempo y esfuerzo en ayudar a sus hijos a desarrollar habilidades para un futuro en pro de la sociedad.
Padres sin abundancia económica, incluso con escasez, que invierten ESFUERZO diariamente en ACEPTAR, COMPRENDER, EMPATIZAR… e invierten TIEMPO propio para ESCUCHAR, SER, ESTAR, APRENDER… junto con sus hijos.
El tema de las modas y tendencias incita a los jóvenes a “cumplir como padres ideales en un mundo de ideales de padres”.
Pero la naturaleza manda y es sabia. En ella podemos confiar y en su proceso. Ella resuelve y lleva a término. Hay gastos prescindibles de los que a veces no se quiere prescindir: ecografía mensual, clases específicas durante el embarazo, productos cosméticos para evitar el rastro del mismo, preparativos en la casa, enseres, productos, ropas, celebraciones, extra-escolares…
El bebé sólo ESPERA piel en contacto y alimento, y esto lo tenemos gratuitamente en la mayor parte de los casos.
El bebé no juzga (ni le preocupa en absoluto) qué conjunto le has puesto o cómo tú vas peinada, si te has depilado o si habéis cambiado el sofá por uno con masaje relax incorporado, si le has apuntado a clases de alemán… tu hijo es agradecido de que tú te cuides ahora (comas sano y no fumes, evites el alcohol y las drogas, estés tranquila, contenta, tengas amigos con quien reír, que te relajes y disfrutes con él muchos momentos del día y de la vida, que se pasa volando, que pasees, que leas…) y le des ejemplos para tomar decisiones sanas en su vida. Eso es lo mejor que le puedes dar, fuera de los materialismos, eso y tu presencia con los cinco sentidos (escucha activa, conversaciones y consejos sin ira, sin remordimientos, sin juicio, buen ejemplo).
Para tener un hijo debes estar DISPUESTO A INVERTIR, pero tranquilo, NO NECESITAS INVERTIR DINERO, necesitas invertir TIEMPO Y ESFUERZO. Esos 2 valores serán los que le den a tu hijo unas raíces fuertes y, a la vez, unas alas poderosas. Que sepa de dónde viene y decida a dónde va. Que tú seas su faro y puerto en la tormenta y su maroma, cada vez más larga, en la calma.
No hace falta ser rico para ser UN BUEN PADRE. Sólo se necesita SER un mismo y ESTAR disponible mientras se acompaña a un hijo a crecer e independizarse. Me refiero a lo gratis, lo esencial.
En el momento en que buscamos la EXCELENCIA es justo el momento en el que rompemos con las necesidades de nuestro bebé: los que dicta su propia ESENCIA.
Si esperas a tener piso (o casa) la hipoteca te estará generando un gasto que condicionará la vida de tu hijoy un desgaste en forma de estrés irá minando tu mente, si esperas a tener trabajo fijo la relación y conexión con tu hijo se verá condicionada por ese empleo y la edad que tengas cuando os conozcáis, si esperas a tener estabilidad económica es posible que hayas llegado a los treinta y muchos y la adolescencia de tu hijo/a se junte con tu menopausia… ¡Boomm! Esta bomba ya está explotando en algunos hogares de nuestro país.
Si esperas y persigues la Excelencia entonces el hijo SÍ sale carísimo: formación, complemento de la formación, mejoras de los complementos de la formación, vehículo, viajes y vivienda. Recuerda por dónde fuiste pasando tú.
“Hijo, cuidado por dónde pisas”
“Tranquilo Papá, yo sólo sigo tus pasos”
Cuando crías a tus hijos como lo hicieron nuestros antepasados le estás brindando Más Valores, Más Educación Emocional, Más Humanidad y, sobre todo, estás respetando SU propia esencia y necesidad.
Te invito a relajarte en cuanto a las expectativas que marques para con tus hijos. Enfócate en lo esencial y desde ahí, estando eso cubierto, el resto será bienvenido. El problema surge cuando un hijo, bien formado y preparado en muchos campos de la vida, está carente de cubrir sus necesidades básicas de conexión, respeto, cariño y aliento, carente de habilidades como la responsabilidad, la auto-disciplina, la cooperación o la capacidad de resolver problemas, que sólo tú puedes darle si estás presente con él en esta aventura de SER PADRE.
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