El futuro del empleo tiene nombre de mujer

La igualdad en el empleo, una asignatura pendiente

 

Hace unos días el secretario de Estado de Servicios Sociales e igualdad, Mario Garcés Sanagustín afirmaba que “Si aumentara el número de mujeres que se incorporan al mundo laborar y se aprovechara en su totalidad el talento femenino, el Estado tendría suficiente capacidad económica para pagar las pensiones de los españoles

Así mismo, en el último informe del Instituto Nacional de Estadística, se asegura que “el aumento de mujeres en el mundo de la empresa tendría un impacto muy positivo en la economía nacional”

Estas dos conclusiones nos lleva a hacernos una pregunta:

¿por qué desde el Estado y la Empresa no se incorpora a la mujer al mercado laboral de calidad?

 

Muchos dirán que la incorporación de la mujer es ya un hecho en algunos sectores del mercado laboral (sobre todo los que corresponden a las ventas y los servicios), pero también es cierto que esto, traducido en cifras quiere decir que el 30% de las mujeres que tienen contrato de trabajo, ejercen de peluqueras, azafatas, policías, camareras y bomberas. Una situación que confirma que nos siguen relegando al espacio asistencial y doméstico.

Dando respuesta a por qué no se avanza para que las mujeres ocupen su espacio en el mercado laboral de calidad hay que resaltar tres razones:

En primer lugar siguen existiendo prejuicios y estereotipos sobre cómo la mujer puede llevar a cabo tareas de responsabilidad dentro de las empresas y su “falta de liderazgo“.

En segundo lugar hay muchos condicionantes en la sociedad actual que hacen que a la mujeres les resulte muy complicado poder acceder a puestos de liderazgo.

 

Se nos exige más y se nos valora menos

 

Y en tercer lugar, nos seguimos encontrando con barreras, emocionales, sociales y psicológicas de la sociedad que se han desarrollado en torno a los puestos de responsabilidad que puedan ocupar las mujeres.

Son incuestionable la cantidad de problemas que encuentra la mujer para promocionar… Se nos exige más y se nos valora menos, a lo que hay que sumar que el 18% sufre presiones, por parte de las empresas, para que retrasen, cada vez, el momento de quedarse embarazada.

 

Es la mujer la máxima responsable del cuidado de los hijos y de las tareas del hogar

 

Algunos estudios lanzan cifras en las que el 30% de las ejecutivas terminan renunciando a una carrera profesional prometedora porque les muy difícil conciliar vida laborar y personal y muchas, cuando son preguntadas por este tema, afirman que su renuncia es el resultado de tener y asumir “grandes” responsabilidades familiares. Y es que sigue siendo muy extendida la idea de que es la mujer la máxima responsable del cuidado de los hijos y de las tareas del hogar.

Todos estos datos hacen evidente que ante tal desigualdad, la mujer parte con una gran desventaja para incorporarse al mercado laboral, tanto en los horarios y en las jornadas, como en el acceso a la jerarquía dentro de las empresas. Unos resultados que se hacen aún más palpables cuando según la última encuesta el INE, se confirma que “las mujeres invierten cuatro horas diarias a las tareas del hogar, mientras que los hombres sólo dedican cuatro”

Una desigualdad que también se hace patente y tiene consecuencias en los salarios; y es que en pleno siglo XXI, la brecha salarial entre hombres y mujeres se sigue “abriendo” y somos nosotras las que cobramos en torno a un 30% menos que los hombres.

Un hecho que se puede explicar por la concentración de mujeres que ocupan puestos con salarios bajos, un sueldo menor por desempeñar trabajos idénticos, un mayor número de contratos a tiempo parcial (frente a los contratos a tiempo completo en el caso de los hombres) y pensiones más bajas cuando llega la hora de la jubilación, (al ingresar menos durante su vida laboral también cobraremos menos de pensión. Según la Oficina del Parlamento Europeo, las mujeres españoles perciben en torno a un 40% menos que los hombres)

Los ingresos económicos también significa tener menos poder a nivel institucional y familiar, una realidad que se materializa cuando se tiene constancia de que sólo un 10% de las mujeres ocupan asientos en los Consejos de Administración en las empresas privadas más importantes e influyentes de España.

Desde mi punto de vista, se debe facilitar, desde el Estado, la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres con políticas de conciliación y formativas que sean eficaces y adecuadas. Una iniciativa a la que deben sumarse los empresarios, concienciándose de que cuando el talento femenino se incorpore a sus compañías, la cuenta de resultados, a final de año, tendrá unos resultados más positivos e influirá directamente en la sociedad.

 

Autora: Carmen López Suarez

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1 Comment
  • Ana Lara
    Posted at 12:18h, 09 diciembre Responder

    Estoy totalmente de acuerdo con todo lo que expone el artículo y es cierto que debemos tener una base tanto del Estado como de la empresa para hacer realidad esta plena incorporación. Sin embargo, ante el enunciado que afirma que la mujer es responsable del cuidado de los hijos pienso que la responsabilidad para que eso cambie reside en nosotras. Y aquí propongo mucha más comunicación asertiva para derrumbar las creencias limitantes que están obstaculizando esta plena incorporación tan necesaria para la sociedad y para las mujeres.

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