25 Abr ¿Es bueno estar en “el lado oscuro”?
Porque bien sabemos todas que hasta que no se toca con los pies el fondo del pozo no se puede coger impulso para empezar a salir de él ¿verdad?, pero hay que aprovechar el rebote.
Es positivo ver cómo las personas sensibles que han pasado trances emocionales resurgen de sus cenizas para seguir aportando al resto de mortales sus bondades y aprendizajes.
A veces las llaman “mujeres coraje”, por supuesto que lo son porque lo tienen. ¿Lo tendremos todas y no somos conscientes? En el último artículo que tuve el placer de compartir con vosotras narré un mínimo ejemplo, a penas una hora, de un día cualquiera en la cabeza de una mujer-madre. Demostrando de lo que somos capaces cuando el día está bueno. Hoy me centro en lo que somos capaces cuando el día está “de tormenta”.
Tormenta y bien intensa les estaba cayendo a mis hijos día tras día sin darme cuenta, sin ser yo. Grandísimo el momento que nunca olvidaré, cuando PUDE ver en el gesto de sus caras la representación del miedo, del horror, de la insumisión y la duda mientras yo daba un manotazo en la mesa… Vi ojos temerosos y cabezas gachas, de pronto sentí que yo era ENORME, que estaba crecida, amenazante, autoritaria, gritando y humillando a mis ¿amores?
Sin duda, y sin querer, me había colado en el lado oscuro, MI lado oscuro. El intoxicado por emociones no gestionadas y que nos estaba atrapando y asfixiando a todos (en casa y fuera de ella).
¡Dios mío Virginia! ¿Qué estás haciendo, qué te está pasando? ¡Esta no eres tú!
Glorioso momento gracias al cual tomé las riendas de nuevo, me sentía rara haciéndolo pero me salía fácil, lo tenía bien aprendido.
Lo primero parar. Llorar, mucho. Analizarlo. Compartirlo con mi marido. Estar abierta a recibir el apoyo y valorarlo y, directamente, hablar con mis hijos: “Hijos, he llegado a una situación personal en la que me siento incómoda, transformada. Siento muchísimo los momentos y la tensión que os he hecho pasar esta temporada, no pretendía haceros mal, simplemente perdí el control de mí misma. Ahora que me he dado cuenta quiero que sepáis que haré todo lo necesario por volver a ser YO, contenta y disfrutando como antes. ¿Os acordáis? Creo que necesitaré ayuda de todos los que me queréis. Quizá no me vendrá mal un mimo, un abrazo o un simple recordatorio del tipo “Mamá, creo que te estás empezando a alterar”, yo os lo agradeceré. Sabéis el poder que tienen los abrazos y que los necesitamos más cuando menos parece que los merecemos ¿verdad? Pues ahora lo pondremos en práctica juntos. Sé que voy a poder y que vais a ESTAR CONMIGO. Os quiero tanto…”
Los días sucesivos fueron de renovación: las sonrisas, el escucharles, el no intervenir en cada pleito, el confiar, el amar sin condiciones como ellos demostraban amarme a mí. Un marido, en este caso, que demostró tener virtudes para mí aún desconocidas de tolerancia y paciencia en asuntos de enredos emocionales, un compañero, un amigo, un APOYO firme.
Y a partir de ahí, como si de un nuevo hijo se tratara, gesté y estoy criando a la nueva y GRAN Virginia. Cambio de paradigma, nuevos recursos educativos, mucho auto-cuidado y prioridad al NO PONER CONDICIONES. He aprendido a marcar una distancia prudencial con las personas que alimentaban mis inquietudes negativas. He aprendido a VER en las personas lo que no veía y a ser COMPASIVA con la maleta de vida que cada uno va cargando.
El resultado está siendo enriquecedor para todos, de crecimiento y plenitud: Un rincón en la red llamado “Contigo Desenredo” en el que divulgo Educación basada en el Respeto Mutuo, un hijo de 8 años capaz, seguro de sí mismo, vital y cariñoso, un hijo preadolescente empoderado, respetado, validado y bien conectado con nosotros, y un padre-marido relajado y de nuevo motivado en el que vemos reflejado el poder del respeto mutuo y el amor incondicional.
Si no has estado en el lado oscuro no puedes saber lo que es estar fuera de él.
Si ahora estás no desesperes, sea cual sea la situación TÚ TIENES EL PODER DE MANEJARLA EN POSITIVO. Necesitas poder verlo. Eres una Mujer Valiente.
Pero, seamos realistas… ¿existe la súper-woman que queremos ser? Quizá es que, ser la súper-woman, implica delegar y confiar en los que nos aman. ¿Tú vas a pedir ayuda? Te aseguro que los abrazos restablecen la armonía. ¡Déjate abrazar!
En mi caso tuve oportunidades, fortalezas y ¿suerte? Para salir. Ser consciente es el primer paso. El resto es aceptar y enfocarse en soluciones que, muchas veces, vienen de la mano de Ser Capaces de Pedir Ayuda y Aceptarla.
Un abrazo.
Quiéreme cuando menos creas que lo merezco porque será cuando más lo necesite
No Comments