03 Mar El gran imaginador, Juan Jacinto Muñez Rengel
El gran imaginador, un homenaje a la literatura y a la ficción
El malagueño Juan Jacinto Muñoz Rengel nos invita a adentramos en los orígenes de la ficción, con la peripecia de un extraordinario viajero con cien nombres, “El gran imaginador”, una historia tan fantástica como su protagonista, que nos lleva desde Atenas hasta Dalmacia pasando por los Cárpatos, Praga, Argel o la corte de Solimán el Magnífico en Estambul. El siglo XVI es el trasfondo para esta gran aventura, con todos los acontecimientos y personajes fascinantes presentes también en la vida real.
Nuestro fabulador, este “pequeño Nicolás”, despliega una imaginación prodigiosa desde su infancia, que le servirá para abstraerse de su dura realidad pero con la que irá construyéndose distintas identidades. Así, al principio lo conocemos como pirata uscoque, coincidiendo con otro autor tan inédito entonces como él… Miguel de Cervantes.
Ese encuentro que abre la novela será el hilo conductor de toda la trama, con los sucesivos encuentros entre estos dos ingenios, y con el protagonista, Nicolau, construyendo incluso una identidad distinta para el manco de Lepanto.
Así, en estas aventuras del Gran Imaginador irán apareciendo muchos detalles del Quijote, desde su estructura con novelas dentro de la novela, alternando los géneros, y hasta el punto de encontramos con que el protagonista adopta identidades como las de Hamete Berengeli y Agi Morato, e incluso responde al apellido Saavedra. La novela pone en relación al protagonista con Cervantes, pero también con Frankestein o Drácula, a partir de sus encuentros con el Golem de Praga o la Condesa Sangrienta, que alimentan escritos del protagonista, cuya autoría está condenada a perderse. Esa es precisamente la maldición de este gran imaginador: que no quede memoria de su obra. Y aquí el relato nos recuerda la relación del fuego con los escritos y todas las quemas de libros que se han hecho en la Historia.
Con humor e ironía, la novela plantea aventuras mientras el tema de la identidad sobrevuela sobre toda la acción, con personajes que, como el protagonista, van mudando de piel a lo largo de la narración.
“El gran imaginador” se disfruta de la primera a la última línea, con las peripecias de piratas uscoques, que recuerdan a los galos de la tribu de Axtérix, un hieromonie serbio muy siniestro en la línea de Rasputín, un maestro con un harén de ovejas y hasta un episodio de ciencia-ficción a lo H.G. Wells, con extraterrestres de por medio. Una aventura con tantas otras dentro como nombres tiene este Gran Imaginador y que mezcla géneros a través de un narrador omnisciente que nos guía, anticipa, recapitula o advierte, haciéndonos cómplices.
Un homenaje a la literatura y a la ficción, llenos de guiños, que supone un placer para todos los lectores.
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